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Aceites y vinos que dan trabajo a colectivos desfavorecidos

Romina Vallés

Robin Good ayuda a que los productos socialmente responsables lleguen al estante del supermercado

E

l debate sobre la existencia del alma se ha dado a lo largo de los siglos pero hoy día hay quien no duda de que esa alma no es solo exclusiva de los humanos, sino también de los alimentos. Un queso, un vino o un aceite pueden tenerla. Los productos con alma son aquellos cuya elaboración salva a colectivos en riesgo de exclusión social y tienen en cuenta criterios de sostenibilidad.

Robin Good nació hace año y medio con el objetivo de hacer llegar al consumidor este tipo de productos: “Lo que hacemos es comercializar productos de empresas socialmente responsables que, sin este empujón, lo tendrían más difícil para llegar al estante de la tienda de barrio o al supermercado”, explica Luis Font, cofundador. Tiendas, supermercados, restaurantes, hoteles o bares son los que tienen que entender lo que hay detrás de estos productos con alma.

“Aún les cuesta y creen que el consumidor no está dispuesto a pagar un poco más por ellos. Pero se equivocan”. Por eso, cuando Luis visita a estos posibles clientes, les muestra los datos: el 73% de los consumidores españoles estaría dispuesto a pagar un poco más por adquirir productos de empresas socialmente responsables, según un estudio de Accenture. “La diferencia entre cualquier distribuidor y nosotros es que para formar parte de nuestro catálogo los productos han de ser de empresas con un 51% de trabajadores en riesgo de exclusión social o bien donde el 100% de los beneficios tienen que estar destinados a obras sociales”, añade Belén Roura, cofundadora de Robin Good.

Y si los datos aún no han convencido al hostelero o encargado de tienda, luego está el valor añadido que poseen estos productos en cuanto a su calidad. "Tenemos vinos y aceites de proximidad, galletas, pastas cremas de verduras, sésamo caramelizado...", dice Belén mostrándonos un paquetito recién hecho a mano de este producto por los chicos de Ordi, una de las 18 empresas que aglutinan, donde estamos grabando esta entrevista. "Comenzamos con productos catalanes porque estamos en Cataluña, pero ya estamos colaborando o a punto de hacerlo con empresas de Madrid, Teruel, País Vasco...".

Se trata de generar más empleo para colectivos desfavorecidos, como discapacitados, expresidiarios...

Otros de los productos alimentarios que comercializan son una mermelada de pimiento rojo, yogures artesanales, agua, cerveza, salsas, semillas, un aceite de oliva virgen extra que recupera olivos centenarios o abandonados, fruta, verdura y frutos secos ecológicos, té, sal y especias, aceitunas y potitos para bebé. "El vendedor u hostelero también quiere ofrecer un plus respecto al resto de establecimientos y estos productos artesanales y ecológicos no hacen sino aportar valor a su negocio", explica Luis.

Belén había trabajado desde siempre como gerente de proyectos internacionales en ONGs; Luis venía de la empresa familiar en el sector del gran consumo, muy vinculada a proyectos sociales. Así fue como descubrieron las necesidades que tienen estas fábricas. "Lo bueno que tienen las empresas socialmente responsables es que se conocen unas a otras, están muy conectadas. Eso nos dio la idea de unir fuerzas entre todas y pudimos contactar con ellas en cadena", cuenta Belén.

Gracias a la mano de Robin Good (nombre que, efectivamente, hace honor al justiciero que libraba batallas a diestro y siniestro en pro de los más desfavorecidos), estas empresas pueden dar empleo a colectivos como personas discapacitadas, con problemas de salud mental o drogodependencias, expresidiarios... Entre todas las empresas hay 600 trabajadores; 600 personas en riesgo de exclusión social.

En España hay 12,3 millones de personas (26,1 % de la población) en riesgo de pobreza o exclusión (Informe Arope 2019). Hay cierta mejoría en la tasa general, pero la pobreza ha aumentado porque hay colectivos que no han visto esa mejoría. "Cada vez que visitas las fábricas, vuelves a casa con una energía brutal; los chicos te recargan las pilas; ves la vida de una forma diferente". El próximo objetivo de estos emprendedores es poner en marcha su propia tienda online.

El Confidencial, en colaboración con Banco Santander, tiene como principal objetivo dar a conocer los proyectos de personas que transforman la sociedad e impulsan el progreso.

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