Eléctrico, autónomo y más parecido a un autobús: así será el coche del futuro

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Coche eléctrico

L

os cambios tecnológicos que está sufriendo la industria de la automoción anticipan un futuro de cambios radicales por el sector, desde los propulsores hasta los conductores

Por Jaume Esteve

Aunque suene a ciencia ficción, ya existen coches por nuestras carreteras capaces, en mayor o menos medida, de tomar el control de la conducción en determinadas circunstancias. El coche tal y como lo conocemos parece condenado a desaparecer ante el empuje de las nuevas tecnologías de propulsión, lideradas por los motores eléctricos, o los avances en la conducción autónoma, que ponen ‘en peligro’ a largo plazo hasta la figura del conductor.

Y todavía existe otra pregunta cuya respuesta conoceremos a lo largo de las próximas décadas: ¿cómo será la movilidad del futuro? ¿Tendrá sentido comprarse un coche o nos montaremos en uno de la misma manera que lo hacemos en el metro o en el autobús? La automoción se enfrenta a la mayor revolución que ha sufrido prácticamente desde su invención. Y es una revolución de la que nadie sabe muy bien el resultado final.

Bombillas

Sí al eléctrico (o renovable), no a la combustión

Aunque algunos fabricantes estén a favor de los avances tecnológicos que posibilitan que motores de gasolina e incluso diésel logren unas emisiones que les permitirían tener la pegatina Eco en nuestro país, todo apunta hacia un futuro sin coches movidos por combustibles fósiles y donde los eléctricos jugarán un papel predominante.

Algunos países europeos ya han puesto fecha a esa medida o se encuentran en proceso de hacerlo. Francia, que pretende llegar a una huella de carbono cero, anunció que prohibiría la venta de vehículos diésel o de gasolina para 2040. España pretende seguir una línea similar aunque la Ley de Cambio Climático sigue en stand by a la espera del nuevo ejecutivo.

Francia, que pretende llegar a una huella de carbono cero, anunció que prohibiría la venta de vehículos diésel o de gasolina para 2040 y España pretende seguir una línea similar

En este contexto de lucha contra las emisiones de CO2, el coche eléctrico parece el escogido para convertirse en el futuro de la automoción a pesar de otras alternativas como los vehículos de gas licuado. Y aunque en la actualidad ya es común toparse con vehículos híbridos o híbridos enchufables en las grandes ciudades, se espera que en los próximos años la tendencia se revierta en favor del coche 100% eléctrico.

La bajada de precios, que llegará de la mano de un descenso en el precio de las baterías, debería ser la palanca que pusiera en movimiento esta transición porque, en la actualidad, en España todavía se matriculan más coches diésel y de gasolina. En concreto, el 93,3% de los vehículos comercializados en 2018 utilizaban esta tecnología por el 6,6% de vehículos ‘limpios’, según datos de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC).

¿Dónde lo vamos a cargar?

Uno de los aspectos en que la movilidad eléctrica va a cambiar nuestra relación con el coche pasa por el método por el que va a almacenar su fuente de energía. El hecho de contar con baterías que se nutren de la red eléctrica cambiará para siempre el paradigma actual: de las gasolineras situadas en puntos estratégicos a las que acuden los conductores cuando se vacían sus depósitos, pasaremos a una red descentralizada donde hogares y puestos de trabajo serán puntos claves donde se realizará esta maniobra. En este contexto, Endesa ha anunciado recientamente un ambicioso plan de capilaridad eléctrica que contempla la instalación de 8.500 puntos de recarga públicos y 100.000 privados en los próximos cinco años.

¿Significa esto que desaparecerán las gasolineras tal y como las conocemos? Ya existen planes para electrificar la red de carreteras españolas por lo que los viajes en carretera del futuro, en coche eléctrico, serán algo diferentes a los actuales. Con las autonomías actuales los vehículos en el mercado (alrededor de los 300 kilómetros), hablamos de viajes en los que habrá que hacer paradas puntuales más largas más que un repostaje en gasolinera. En un futuro, cuando los vehículos estén tecnologicamente adaptados para ello, existirán cargadores ultrarápidos con los que el coche tendrá el máximo de bateria en pocos minutos. Mientras tanto, tendremos tiempo de sobra para ‘estirar las piernas’ durante la parada.

No termina aquí la electrificación de las carreteras ya que también existen otros proyectos que pretenden terminar con la llamada ‘ansiedad de la autonomía’. Por ejemplo, se estudias forman de convertir todas las calzadas en enormes cargadores por inducción que, de la misma manera que ya sucede con un móvil, podrían cargar las baterías del vehículo mientras este circulara sobre la calzada. Y una última opción, ya utilizada en grandes ciudades, es la de establecer un sistema de catenarias que permita a ciertos vehículos hacer uso de la infraestructura para cargarse.

Coche autónomo sí, pero… ¿cuándo?

Ya contamos con vehículos que han llegado al nivel 2 de autonomía a la hora de desplazarse —esa que toma el control del volante y de los pedales pero que necesita de supervisión constante del usuario— pero los expertos parecen estar de acuerdo en una misma idea: todavía quedan años para que los coches se conduzcan solos.

Eso no quiere decir que no se puedan ya disfrutar de avances que, unos años atrás, le parecerían ciencia ficción a cualquier conductor del planeta. Coches que se aparcan solos, que son capaces de mantener la distancia de seguridad, que se mantienen dentro del carril, que pueden poner en marcha una frenada de emergencia si detectan riesgo de colisión, etc. A estas hay que sumar otras que se van a popularizar en los próximos años: sensores capaces de medir el nivel de agotamiento del conductor, vehículos capaces de avisar a los servicios de emergencia si creen que el conductor ha sufrido un percance, etc.

Con las autonomías actuales los vehículos en el mercado (alrededor de los 300 kilómetros), hablamos de viajes en los que habrá que hacer paradas puntuales que se demorarán más que un repostaje en gasolinera

Para el coche autónomo de nivel 5, ese que ya no tendrá ni volante ni pedales y donde solo habrá pasajeros y ninguno será el conductor, todavía parecen quedar unos años. Algunos de los problemas que los fabricantes ya han expresado en voz alta están relacionados con los problemas que surgen al conducir en zonas urbanas a velocidades relativamente bajas pero donde la cantidad de imprevistos de multiplica de manera exponencial en comparación con lo que puede suceder por una autovía.

Hasta que llegue el día en el que los coches se conduzcan solos iremos viendo transformaciones paulatinas del entorno. Algunos expertos vaticinan que habrá carriles reservados para estos vehículos en el futuro para hacer la transición con los conductores humanos de la manera más segura posible.

¿Es un coche o es un autobús?

Entre 2008 y 2018 el número de conductores de entre 18 y 25 años en España se redujo un 40%. Una tendencia que no es local, sino global. Los ‘millennials’ han dado la espalda al concepto de comprarse un vehículo. ¿Los motivos? Liberarse de las ataduras que supone un coche es una razón de peso. Una que, además, se ha visto complementada por un cambio en la movilidad en los últimos años que ha dado a los conductores, sin importar sexo y edad, motivos de peso para renunciar a comprarse un coche. Sí, hablamos del ‘carsharing’.

Car2Go o Emov son habituales en el paisaje madrileño. Cada día y a cada hora. Y a medida que avanzan los meses, su flota cada vez alcanza una mayor parte del territorio. Estos vehículos que se alquilan por minutos no contaminan, se pueden aparcar en cualquier lugar y permiten llegar a esos puntos que están mal conectados por el transporte público.

Musk recordaba en 2016 que un coche solo está en movimiento “un 5% o un 10% del día” para plasmar su visión de la movilidad: un coche autónomo que ‘trabaja’ desplazando pasajeros como fuente de ingresos para su dueño

Estudios sobre movilidad urbana han cifrado en 10 millones a los usuarios que se movían en este tipo de vehículos en 2017 y vaticinan que la cifra aumentará hasta los 36 millones de usuarios en 2025. Pero la gran revolución del coche compartido llegará de la mano del coche autónomo. Y la frase es del propio Elon Musk, cuando presentó la segunda parte de su ‘plan maestro’ al frente de Tesla en 2016: “Cuando los gobiernos aprueben los coches autónomos podrán pedir a su Tesla que te venga a recoger a cualquier sitio. Y también podrás unirlo a la flota de coches compartidos de Tesla”. Musk recordaba que un coche solo está en movimiento “un 5% o un 10% del día” para poner en valor su idea: un coche autónomo que ‘trabaja’ desplazando pasajeros será una fuente de ingresos para su dueño.

Tecnología para cambiar los coches por dentro y para cambiar nuestra relación con ellos para siempre. En treinta años los gobiernos quieren terminar con los vehículos de gasolina y quién sabe si, para entonces, los conductores también habrán desaparecido de los asientos delanteros y todo lo que nos quedará será escoger una buena película o un buen libro para disfrutar del trayecto.