Nuestro planeta cuenta con 701 tesoros. Se trata de las Reservas de la Biosfera recopiladas por la Unesco en su Programa sobre el Hombre y la Biosfera (MAB), un proyecto con el que pretende concienciar sobre el desarrollo sostenible en todo el mundo. Para ello, el organismo clasifica desde 1971 los emplazamientos especialmente ricos en recursos naturales y representativos de la diversidad de hábitats: bosques tropicales húmedos, tundras, desiertos árticos, bosques templados, bosques pluviales subtropicales o bosques boreales, entre otros.
Los objetivos en torno al MAB son variados, pero hay dos que destacan por encima del resto: por un lado, preservar la biodiversidad de los parajes elegidos; por otro, contribuir a que la economía local de la zona pueda crecer gracias al mantenimiento de este tipo de espacios naturales.
De las 52 localizaciones destacan zonas emblemáticas como Doñana, Picos de Europa, Monfragüe, Sierra Nevada o el Valle del Cabriel
Las 52 maravillas españolas
Entre las 701 reservas se encuentran paisajes tan emblemáticos a nivel mundial como la Amazonia Central (Brasil), el Cinturón Andino (Colombia), Galápagos (Ecuador), las Islas Vírgenes (Estados Unidos), el Monte Olimpo (Grecia) o el Delta del Orinoco (Venezuela). España, por cierto, tiene motivos más que de sobra para presumir: de los 124 países que incluyen paisajes en la lista del MAB, el nuestro es el líder con 52 localizaciones, entre las que destacan zonas emblemáticas de nuestra geografía como Doñana, los Picos de Europa, Monfragüe, La Mancha Húmeda, Sierra Nevada o el Valle del Cabriel.
Todas las reservas españolas tienen tres claros referentes, las primeras reservas de la biosfera que entraron oficialmente en el listado de la ONU: la Sierra de Grazalema (Cádiz), la Ordesa-Viñamala (Huesca) y el Montseny (Barcelona-Girona). Estos tres parajes, caracterizados por la biodiversidad que les rodea, abrieron la puerta en nuestro país y marcaron el camino a seguir para que seamos líderes en naturaleza sostenible.
Sierra de Grazalema (Cádiz)
Situado al noreste de la provincia de Cádiz y al noroeste de la de Málaga, el parque nacional de la Sierra de Grazalema cuenta con una altitud de entre 250 y 1.654 metros sobre el nivel del mar. Sus 53.411 hectáreas acogen una ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves) que, aparte del azor y el alimoche, tiene al buitre leonado real, al perdicera, al imperial, al calzada y al culebrera como principales especies, ya que las condiciones de su terreno son idóneos para la nidificación de dichos tipos de buitre. Entre los mamíferos, Grazalema cuenta con un variado abanico de jabalíes, ciervos, ginetas y corzos, entre otros.
Con el índice de lluvias más alto de la península Ibérica (más de 2.000 litros por metro cuadrado al año), el mayor tesoro de este paraje reside en su flora, ya que alberga el mejor pinsapar del país, una auténtica reliquia vegetal del periodo terciario que solo crece por encima de los 1.000 metros. Además, la zona cuenta con más de 1.300 especies de flores, siete de las cuales son exclusivas de este parque, como es el caso del relojillo de recoder (un tipo de geranio) o la amapola de Grazalema.
Con el índice de lluvias más alto de la península Ibérica (más de 2.000 litros por metro cuadrado al año), el mayor tesoro de Grazalema reside en su flora
A día de hoy, la sierra de Grazalema es un paraje natural de una actividad turística intensa pero respetuosa con el entorno: en ella abundan los miradores, las rutas de senderismo, las excursiones con bici de montaña, el vuelo libre en las estaciones de Algodonales y El Bosque, la espeleología o el descenso de barrancos en la Garganta Verde.
Ordesa - Viñamala (Huesca)
Uno de los parajes más alucinantes que se puede visitar en toda Aragón. Esta reserva cuenta con 117.364 hectáreas que se expanden por varios municipios de la zona, concretamente por Biescas, Hoz de Jaca, Panticosa, Sallent de Gallego y Yesero, en la Comarca del Alto Gallego; y por Bielsa, Broto, Fanlo, Puértolas-Escalona, Tella-Sin y Torla en la Comarca de Sobrarbe.
Cuenta, además, con el segundo parque nacional más antiguo de toda España, el de Ordesa y Monte Perdido, que alberga las montañas y valles de Ordesa, Escuaín, Añisclo y Pineta, además del pico del Monte Perdido, que con sus 3.348 metros de altura es la montaña calcárea más alta de toda Europa. La riqueza del parque radica, entre otras cosas, en su variedad biológica: las hayas, los abetos, los pinares y los bosques mixtos constituyen el hábitat perfecto para las comunidades de aves rapaces como el buitre leonado, el halcón peregrino, el treparriscos o el quebrantahuesos.
Con la llegada del invierno comienzan sus actividades estrella: el esquí, los deportes de nieve y los parques multiaventura
Las posibilidades de ocio natural en Ordesa-Viñamala son casi infinitas. Cuando hace buen tiempo destacan las rutas de senderismo o la caza y pesca deportivas, pero con la llegada del invierno comienzan sus actividades estrella: el esquí, los deportes de nieve y los parques multiaventura, que consiguen atraer cada año a más turistas llegados de todas las partes del mundo.
Montseny (Barcelona-Girona)
Si viajas a Cataluña puedes maravillarte con la guía casi infinita de parajes turísticos que hay, pero muy pocos van a ser tan impresionantes como Montseny. Esta reserva cuenta con 50.166 hectáreas y se reparte por las comarcas del Vallès Oriental, Osona y la Selva. Consta de tres conjuntos montañosos principales: el Pla de la Calma (1.344 metros de altura); el Turó de l’Home (1.706 metros) y las Agudes (1.706 metros).
Dentro de la reserva observamos dos tipos de paisajes, el mediterráneo y el centroeuropeo, ambos con una gran biodiversidad. Para empezar, Montseny alberga bosques de alcornocales, encinas, hayos, castaños, pinos y abetos. Además, como su principal recurso es el agua, también ha acabado dando lugar en sus cauces a bosques de chopos, sauces, avellaneros y fresnos. Por sus condiciones particulares, su fauna es especialmente llamativa, contando en su terreno con especies como el lagarto verde europeo, la serpiente de esculapio, el lirón gris, el tritón del Montseny y la rana roja, así como varios tipos de mariposas.
El parque nacional cuenta con el programa Montseny en la Escuela que busca sensibilizar a los niños y adolescentes sobre la riqueza natural del paraje
Si visitas Montseny, además de las esperadas rutas en bici o de senderismo, también puedes hacer recorridos a caballo o formar parte de los espectáculos de circo y los mercados de la zona. Además, su parque nacional cuenta con el el programa Montseny a l’Escola (Montseny en la Escuela) que busca sensibilizar a los niños y adolescentes sobre la riqueza natural del paraje y la importancia de su conversación y sostenibilidad.
Un castillo del siglo I para proteger la biodiversidad
Además de las reservas de la biosfera, también hay enclaves históricos diseñados para fomentar el cuidado y preservación de la biosfera y su biodiversidad. Es el caso del castillo de Castellet (Castellet i la Gornal, Barcelona), sede de la Fundación Abertis, que fue declarado Centro Internacional Unesco de Reservas de la Biosfera Mediterráneas el 14 de noviembre de 2013. Situado en el espacio natural del parque del Foix y con un evidente interés histórico (la primera referencia documental data del año 977), se trata de un enclave con una biodiversidad rica y singular en la región, convirtiéndolo así en punto estratégico para el estudio de la región mediterránea.
El castillo cuenta con diversas actividades enfocadas a fomentar y promover la adhesión de nuevas reservas, transferir e intercambiar conocimientos en materia de gestión de recursos naturales y de desarrollo sostenible, realizar estudios de cooperación internacional sobre los efectos del cambio climático y organizar seminarios y actividades de formación entre los gestores de las Reservas de la Biosfera, entre otras cosas.
"Tenemos que lograr un mundo más sostenible, donde las personas vivan en convivencia con el planeta", asegura el Director de la Fundación Abertis
Precisamente desde este enclave, el pasado mes de septiembre la Fundación Abertis lanzó la Declaración de Castellet para la Protección de la Biodiversidad, un manifiesto para alertar de las graves consecuencias que el ritmo actual de pérdida de biodiversidad puede tener sobre el planeta y el alcance de las metas de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas, incluidas las relacionadas con la pobreza, el hambre y la salud.
El compromiso de este centro con la cooperación medioambiental ha hecho también que la Unión Europea le adjudique el proyecto Erasmus+, una iniciativa que le permitirá fortalecer y mejorar la actividad académica entre países de la cuenca mediterránea (España, Francia e Italia) y las instituciones marroquíes y libanesas en el contexto de las Reservas de Biosfera del Mediterráneo (RRBB). El programa está dotado con cerca de un millón de euros y se iniciará oficialmente este mismo mes de noviembre.
Se trata en definitiva, de que entre todos "tenemos que lograr un mundo más sostenible, donde las personas vivan en convivencia con el planeta", asegura el director de la Fundación Abertis, Sergi Loughney, quien anima al resto de empresas a "a seguir este ejemplo y trabajar para proteger el medioambiente y combatir la emergencia climática".