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¿Cuánta agua necesita una vid para producir uvas de forma eficiente?

Tomás Muñoz M.

AGM Global utiliza las nuevas tecnologías para obtener datos de la planta que permitan generar la máxima producción con la mínima cantidad de agua

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el proyecto de fin de carrera de una joven vallisoletana nació una ‘startup’ que está llamada a cambiar la forma en que los agricultores españoles aprovechan sus escasos recursos hídricos. AGM Global utiliza tecnologías el Internet de las Cosas, el ‘big data’ o la inteligencia artificial para ‘preguntarle’ a las plantas cuánta agua necesitan para dar sus frutos de forma eficiente y sostenible. Silvia Tomillo es ingeniera técnica industrial y tiene clara la importancia del agua porque “es un bien escaso que se debe cuidar”. Si, además, por el camino el agrónomo obtiene un importante ahorro económico, el plan es perfecto.

La compañía trabaja especialmente en riegos de precisión para el sector vitivinícola, “aunque también hemos desarrollado programas para cultivos de maíz o trigo haciéndolos más eficientes energéticamente y maximizando su producción”, explica su fundadora. El proceso se inicia con un estudio para comprobar el grado de tecnificación previo que tiene la plantación. La ingeniera técnica destaca que “siempre que sea posible se aprovecha la tecnología existente para ahorrarle costes al agricultor”. Después entran en acción los sensores de hoja, el quid de la cuestión y eje central en torno al que gira toda la nueva fórmula.

“Nuestro sensorizado es el mismo que utiliza la NASA y es sumamente preciso —aclara Silvia—, mide con capacidad micrométrica los mililitros de agua de la planta”. De forma simultánea, también se monitorizan 42 variables relacionadas, tales como la radiación solar recibida, temperatura, nivel de evaporación, escorrentías que tiene la tierra, velocidad de penetración del agua o profundidad de las raíces. Todos estos parámetros son digitalizados por los sensores y enviados a un sistema informático para su registro y procesamiento. La CEO de AGM Global puntualiza que “esa enorme cantidad de cifras se agrupa y clasifica para generar un historial y una base de datos con la que poder trabajar”.

“Lo que no se mide no se conoce”, sentencia Silvia y añade que su objetivo es “medir con precisión para calcular el agua que teóricamente necesitan las vides”. Todo esto sirve de base para desarrollar un RDI, siglas en inglés de Riego Deficitario Regulado. Esta estrategia consiste en generar un estrés máximo a las plantas para que con una mínima cantidad de agua se genere la máxima producción posible. “Esto repercute en una maximización del rendimiento y la calidad del producto”, matiza.

Miden con capacidad micrométrica los mililitros de agua de la planta y otras 42 variables como la radiación solar o el nivel de evaporación

Para recoger todos los datos necesarios, la joven reconoce que siempre emplean “el mínimo número de sensores necesario para generar un resultado coherente”. Se trata, de nuevo, de ahorrar costes superfluos. Una vez compilada toda la información, el agricultor puede consultar todo el proceso desde una plataforma informática y una ‘app’ de móvil. “Nosotros les enviamos un mensaje con la cantidad de agua con la que necesitan regar o el tiempo requerido”. Silvia precisa que esta fase “puede realizarse de forma automatizada, programando la irrigación por control remoto, siempre que el cliente contrate este servicio o tenga esta tecnología instalada previamente”.

El sistema concebido por AGM Global está teniendo una excelente acogida. Sin embargo, confiesa que para constatar los resultados necesitan comparar: “Como los viticultores carecen de datos previos para cotejar el rendimiento, siempre dejamos una zona sin monitorizar para poder establecer una comparativa”. Al final la evidencia científica se impone y sus clientes obtienen ahorros de entre un 20% y un 30% solo en recursos hídricos. “A esto hay que sumar el ahorro energético, ya que el tiempo de activación de las bombas es mucho menor, por ejemplo. Nosotros les damos las herramientas, parametrizamos sus cultivos y les damos los conocimientos, pero la última decisión siempre es del viticultor”, detalla.

Los agricultores obtienen ahorros de entre un 20% y un 30% solo en recursos hídricos

La joven admite el bajo nivel de tecnificación de la agronomía en España, “a pesar de su enorme peso económico”. Afirma que se encuentra “muy lejano al de países como Chile y, sobre todo, Canadá”. Una de las labores adicionales que realiza la ‘startup’ es, precisamente, ayudar a los agricultores a gestionar las subvenciones económicas que ofrece la Unión Europea para tecnificar el sector. “Les guiamos si se encuentran con alguna barrera burocrática o idiomática a la hora de entender el proceso”, señala.

El siguiente paso en el que trabaja AGM Global es trasladar su método a jardines privados y comunitarios. “Todos hemos visto muchas veces en nuestro municipio o urbanización como se riega el césped mientras llueve a raudales”, denuncia Silvia. “El desperdicio de agua es un problema real en España y nos gustaría que los ayuntamientos nos apoyaran y además trabajaran en la concienciación social”. En este sentido, precisa que ya han realizado pruebas reales y el ahorro hídrico y económico sería considerable para los consistorios y particulares.

El Confidencial, en colaboración con Banco Santander, tiene como principal objetivo dar a conocer los proyectos de personas que transforman la sociedad e impulsan el progreso.

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