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Láseres y placas solares para reducir el consumo de pesticidas

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n sensor láser detecta la presencia de insectos en una plantación y un algoritmo es capaz de saber si el insecto es peligroso o inocuo para la agricultura

Por Jaume Esteve

Uno de los retos de las nuevas tecnologías es su implantación en entornos rurales donde la ausencia de infraestructuras o incluso la orografía suponen barreras que dificultan la llegada de soluciones pensadas para este ámbito. Un problema que es incluso más palpable en países vías de desarrollo y que Louis Gerardo Holder, fundador y líder de AgroPestAlert, ha vivido de cerca en América Latina, tanto en Venezuela como en Chile. Por eso él y su equipo se han empleado a fondo para que la brecha tecnológica deje de existir poniendo en marcha un método para detectar plagas a través del internet de las cosas que permita un ahorro de pesticidas.

“El trabajo de monitorización para la detección temprana de infestaciones de plagas en agricultura es prácticamente manual”, asegura Holder, que señala el caso chileno como ejemplo de lo poco eficiente que es esta tarea hoy en día: “Tienen un ‘ejército’ de mil técnicos para revisar 30.000 trampas” repartidas por todas las áreas de cultivo para tratar de detectar la presencia de insectos que puedan dar al traste con cosechas enteras. El quid de la cuestión radica en las trampas que menciona Holder y en el uso de nuevas tecnologías para hacerlas más eficientes que eviten la necesidad de contar con millares de técnicos para revisarlas.

placas solares

“Usamos una especie de sensor láser. Cuando el insecto lo atraviesa se interrumpe el haz de luz y los sensores miden esas variaciones”

La tecnología y la ciencia se han dado la mano, una vez más, para ofrecer soluciones a un problema mayúsculo para determinadas comunidades. En el caso en el que Holder y AgroPestAlert comenzaron a trabajar se trataba del arañuelo de la vid, una especie mediterránea que en nuestro entorno no es un problema pero que puede serlo fuera de nuestro ecosistema. “Nos enteramos de una convocatoria de tecnologías agrícolas cuyo reto era diseñar una trampa electrónica inteligente y que se comunicara por redes inalámbricas de internet para alertar a los agricultores de la presencia de una polilla invasora”, explica Holder.

La teoría para esa detección temprana ya se conocía “desde hacía décadas” en laboratorio pero nadie había sido capaz de dar con la tecla para llevarla al campo. Hasta la fecha, la detección manual se hacía con unas trampas para polillas —“con feromonas, luz o alimentos”— que atraían a los insectos que quedaban atrapados a una especie de pegatina en la trampa. Es ahí donde entraba en funcionamiento la labor de los técnicos que debían revisar dichas trampas a mano.

La solución sofisticada pasaba por el uso de tecnología, pero las pruebas realizadas hasta la fecha habían sido en vano. “La detección se hacía por sonido, grabando el zumbido del insecto al entrar en la trampa”, ilustra Holder. ¿El problema? La sensibilidad de los micrófonos al aire libre hacía imposible detectar ese zumbido. Con el paso de los años y el abaratamiento de los materiales, al equipo de Holder se le presentó una nueva oportunidad: “Usamos una especie de sensor láser. Cuando el insecto lo atraviesa se interrumpe el haz de luz y los sensores a un lado y otro de la caja miden esas variaciones. Es económico, fiable y además crea unos archivos que pesan poco y que se pueden transmitir de manera sencilla por la red”. Una batería y una placa solar son suficientes para que el invento se mantenga en marcha y envie información constante al agricultor.

Su trabajo es importante para cumplir con una directiva de la Unión Europea que pretende "reducir el uso de insecticidas químicos de manera paulatina"

Con esa idea, el equipo de AgroPestAlert se ganó un puesto en una aceleradora chilena que le abrió las puertas de inversión para las ‘startups’. Fue allí donde entraron en contacto con Orizont, una aceleradora agroalimentaria situada en Navarra que les invitó a formar parte de su programa de aceleración durante seis meses en 2016. Desde entonces, AgroPestAlert se ha afincado en España con la misión de trabajar para que la detección temprana de plagas permita un sustancial ahorro de pesticidas.

Datos + algoritmos = menos pesticidas

En estos años de trabajo, el equipo liderado por Holder ha trabajado para afinar su tecnología ya que son necesarias grandes cantidades de datos para que el algoritmo encargado de medir las variaciones en los haces de luz de las trampas detecte si lo que se ha colado es un insecto peligroso o uno que es inocuo para una plantación.

Del éxito de iniciativas como la de AgroPestAlert depende que se puedan detener plagas capaces de poner en peligro cosechas enteras. “En según qué partes del mundo pueden suponer pérdidas del 40% anual. En el primer mundo está alrededor del 14% aunque puede darse el caso de que se pierda el trabajo de todo un año”, recuerda Holder. Su trabajo no solo es importante para prevenir pérdidas de miles de millones de euros sino también para cumplir con una directiva de la Unión Europea que pretende “reducir el uso de insecticidas químicos de manera paulatina” para evitar las consecuencias ambientales derivadas de su utilización.

cosechadora

“En las ciudades hay más restricciones de insecticidas. Eso obliga a buscar soluciones de corte ecológico y la detección temprana es muy importante”

En España, AgroPestAlert trabaja en la actualidad en diversos proyectos entre Murcia y Navarra. En la primera tienen una trampa instalada en una explotación agrícola en Cartagena que en breve recibirá una decena de aparatos adicionales “para cubrir unas 200 hectáreas”. En Navarra también trabajan en campos de cultivo de tomate en la localidad de Cadreita junto a INTIA, una sociedad pública especializada en la innovación en el sector agroalimentario, donde en breve van a instalar “unas cuatro o cinco trampas”.

Por último, el ayuntamiento de Pamplona también es uno de los socios de AgroPestAlert. “En las ciudades hay más restricciones de insecticidas. Eso obliga a buscar soluciones de corte ecológico y la detección temprana es muy importante”, asegura Holder.

Una detección temprana que permitirá monitorizar de manera más eficiente grandes cantidades de trampas detectoras de plagas. “En España hay 26 millones de hectáreas cultivadas. Si pusiéramos una trampa cada veinte hectáreas, necesitaríamos un millón. Es una monstruosidad”, explica Holder. Es ahí donde la labor de AgroPestAlert cobra sentido, ofreciendo una solución no solo para optimizar recursos sino también para ser más respetuoso con el medio ambiente.