El método de la Iglesia católica para "demostrar" los 70 milagros de Lourdes

Ciencia y fe caminan por rutas separadas salvo cuando las personas encuentran en una las respuestas que la otra no les ofrece. La Iglesia francesa reconoció este lunes el milagro número 70 de la Virgen de Lourdes. Su protagonista ha sido la religiosa Bernadette Moriau, que llegó el 11 de julio de 2008 al santuario situado al sur de Francia. Realizó el peregrinaje a pesar de padecer una ciática y utilizar aparatos ortopédicos. Fue una dura travesía, pero lo hizo para pedir su curación. La religiosa rezó a la Virgen y poco después ocurrió el supuesto milagro. Moriau se fue a su habitación, escuchó "quítate los aparatos" y comenzó a caminar sin ayuda.

Desde aquel día han pasado nueve años hasta que la diócesis de Beauvais ha reconocido el prodigio supuestamente obrado por la Virgen. El proceso, explicado en el comunicado que enviaron la diócesis y el santuario de Lourdes, consta de un largo proceso en el que la Iglesia católica, ayudada de médicos, debe constatar que el supuesto milagro ha sido real.

La persona que ha sido curada, en este caso la religiosa Moriau, debe acudir a la comisión médica de Lourdes. Allí se encuentra Alessandro de Franciscis, presidente de esta estructura. Este médico se encarga de tomar declaración al paciente sobre la curación que ha experimentado tras rezar a la Virgen de Lourdes.

Una vez se ha podido reunir suficiente información, la persona debe volver a Lourdes para que este médico pueda reunir a los miembros de la comisión, que está constituida por el personal médico que se encuentra ese día en la ciudad, "sean cuales sean sus convicciones religiosas", precisa el santuario en su página web.

De "8.000 curaciones extraordinarias", esta comisión solo ha reconocido 70 como milagros desde que tuvo lugar el primero hace más de 130 años. Si la comisión constata la curación y la considera un milagro (tras una votación a mano alzada), se transmite un dosier del caso al comité médico internacional de Lourdes. Este organismo se reúne solo una vez al año y está compuesto por una treintena de miembros, cada uno experto en un área de la medicina.

Uno de estos doctores es elegido para estudiar el caso a fondo y revisar el historial médico. Una vez ha finalizado de estudiar el caso, remite un informe al comité, que se apoya en los siete criterios de Lambertini para tomar su decisión. El doctor Franciscis explicaba en una entrevista con el medio francés 'La Croix' cuáles eran estos criterios: "La enfermedad debe ser conocida pero incurable, no debe haber alcanzado su etapa final, ni debe haber sido tratada; la curación debe ser repentina, natural y duradera".

Por voto secreto y mayoría de dos tercios, el comité declara si la curación puede explicarse o no "teniendo en cuenta el estado actual del conocimiento científico". Si se ratifica el milagro, se informa al obispo de Tarbes, del que depende la ciudad de Lourdes, y que informa a la diócesis también. Queda entonces en la mano del obispo de la diócesis a la que pertenece la persona que ha sido curada considerar el prodigio, sin consultar al Vaticano, un milagro o no.

Al final, queda en manos de una persona tomar la decisión de si el prodigio es un milagro o solo otro asunto inexplicable tanto para la ciencia como para la religión.