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Que la fuerza te acompañe
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FERIA DE SAN ISIDRO

Que la fuerza te acompañe

Presenció Don Juan Carlos la corrida desde la meseta de toriles y remataba la escena sonriente, perfectamente ubicado y enmarcado en cada toro

Foto: El diestro Miguel Abellán recibe a porta gayola durante la Corrida de la Prensa. (EFE)
El diestro Miguel Abellán recibe a porta gayola durante la Corrida de la Prensa. (EFE)

Plaza de toros de Las Ventas. Corrida de la Prensa.

Presenció la Corrida desdeel tendido Don Juan Carlos de Borbón, como ha sido tradicional durante todo su reinado.

Más de tres cuartos de plaza. Toros deJandillayVegahermosa de 509 a 550 kilos.

Bien presentados, preciosos de lámina pero con poca de fuerza.

Embistieron con más brío quinto y sexto.

Miguel Abellán de berenjena y plata:silencio y ovación tras petición de oreja.

El Fandi de blanco y plata:silencio y silencio.

Manuel Escribano de fucsia y oro:silencio y ovación.

Una tras otra salían estampas por la puerta de chiqueros, como fotos de antaño, como cromos, como litografías antiguas que, para más ambientadas y fieles a tiempos pasados, recogían la presencia de un antiguo monarca de fondo. Presenció Don Juan Carlos la corrida desde la meseta de toriles y remataba la escena sonriente, perfectamente ubicado y enmarcado en cada toro.

Salían dibujos por esas puertas, conjuntos anatómicos armónicos y conjuntados, que representaban de forma perfecta lo que cuentan las historias del encaste original de Parladé y de Veragua: toros de variadas pintas, con el peso justo, las manos cortitas, culatas compactas,pitones adelantadosy astifinos hasta decir basta. Salpicados, listones, meanos, casi albardados, castaños y jaboneros. Faltó un sobrero barroso que se quedó en los chiqueros y que habría completado el abanico de pelajes y combinaciones de museo.

Salía semejante estampa, sinpar variedad y envidiable conjunto, ysólo me abordaba una frase que repetir a cada toro por si la providencia escuchaba: "Que la fuerza te acompañe". Verbalizaba bajito mi rogativa y mi deseo dirigiendo la petición en favor de dos antagónicos destinatarios: los de Borja Domecq y mi paciencia atribulada y un día más al borde del pasmo.

"Que la fuerza te acompañe" era lo que podía desear para que, con los ingredientes perfectos de toros en tipo y toreros sobrados de sueños, se viera una tarde de toros que compensara el frío y neutralizara el viento, remontara la semana y enfocara la feria hacia algún éxito. "Que la fuerza te acompañe", le repetía a mi sufrida paciencia cuando me dicuenta de que los aficionados más beligerantes del universo expandido no iban a olvidar que semejantes bellezas tenían sangre y gestión Domecq, a la que tienen jurada la guerra en cualquiera de las galaxias en las que lidien, aparezcan u osaran simplemente reproducir o perpetuarse. Es cierto que estaban flojos, pero también es cierto que las protestas fueron demasiado fuertes para tan escasa escasez de fuerza... forzada protesta sin duda, valga la rebuznancia.

Yahí volvieron a enfrentarse, como en casi todas las películas de éxito y en la vida de nuestro solar sistema, en el campo de batalla de los tendidos de una plaza de toros los de la República Galáctica contra los dela Confederación de Sistemas Independientes, que noscontaban en pantalla y de la guerra de esas galaxias las mismas víctimas colaterales de siempre: los voluntariosos toreros y los aficionados impenitentes. Como por conexión informática protestaban los droides uniformados, en este caso uniformados de "verde devuelva usted al toro" y sombrero luminiscente, con gritos extemporáneos y expresiones de moribundos idiomas, de lenguas muertas pero hoy muy vivas.

Entendí mejor a Chewbaccaque a algunos de los del siete. Tendido que me pareció este miércoles,por cierto, el bar de la Guerra de las Galaxias, con gente de rasgos humanosque para expresarse maullaba (supongo que para menospreciar los tamaños de los toros);con wookies, geonosianos y gusanoides que balbuceaban reproches improcedentes casi con acento humano. Hay que ser un outsider de tamaño galáctico para vociferar a la contra el tercio de banderillas de El Fandial quinto de la tarde, o para llamar lechón a un toro castaño y bien dibujado como el que lidiaron cuarto.

El caso es que guionizado, improvisado o inevitable, el ambiente que crearon impidió el disfrute de los toros, el análisis de los toreros y la discusión serena, enriquecedora y respetuosa, que han permitido al parlamento universal que representan los tendidos de una plaza de toros convertir este espectáculo en algo único y disfrutable cada día, salgan como salgan sus protagonistas o secundarios.

Me creí Yoda un momento y reclamé el uso de la fuerza para mi propio deseo, pero ni la clarividencia de los jedis ni sus dotes telequinésicas me asistieron en mi intento de teletransportar a algún marciano. Así que durante toda la tarde convivieron las porta gayolas de Abellán, su arrojo, su aplomo y su riesgo;las banderillas del El Fandi, sus facultades, su infravalorado y fino capote, su conocimiento de los terrenos; el estilismo de Escribano, su voluntad en el sexto, su clase, su temple y sus pares al quiebro desde el estribo... con pañuelos verdes tamaño banderolas que reclamaban sobreros, palmas de tongo perpetuas y desgarrados y cuasi-humanos improperios.

Ycon tan complejo argumento sólo faltó la frase que rematara el momento. El momento de que a alguno de los que protestaba se le acercara ceremonioso y emocionado alguien diciéndole:"Hijo mío... yo soy tu padre". Hubiera agradecido presenciarla confesión para saber exactamente de quién poder acordarme...

Plaza de toros de Las Ventas. Corrida de la Prensa.

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