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José Tomás triunfa en la última corrida de Málaga con su arte del silencio valiente
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LENTO, ELEGANTE Y BRAVO

José Tomás triunfa en la última corrida de Málaga con su arte del silencio valiente

Llega una legión de josetomasistas que apenas saben de toros. Ni falta que hace. Vienen a disfrutar de ese quejío parsimonioso que ofrece José Tomás

Foto: José Tomás frente al primer toro (Efe).
José Tomás frente al primer toro (Efe).

Una liturgia laica, de sabor añejo, recorre La Malagueta. Viene el torero malherido de Aguascalientes. Llega una legión dejosetomasistasque apenas entienden de toros. Ni falta que hace. Vienen a disfrutar de esequejíoparsimonioso que ofrece en cada pase, con el capote y la espada,José Tomás. Siempre lento, elegante y bravo.

La corrida es la última de la Feria de Málaga. Y la tercera de José Tomásde la temporada, tras León y Granada.Hace cinco años que no torea en esta plaza, a escasos 100 metros del Mediterráneo, retratada porPablo Ruiz Picassocuando aún era niño y quizá ya soñaba con triunfar en París. Tomás tenía ganas de agradar y de triunfar. Lo logró cuando a las 21.30 salió a hombros por la Puerta Grande de La Malagueta. Atrás quedaban dos horas y media de arte discontinuo compartido con el rejoneadorPablo Hermoso de Mendoza, entusiasta, que brindó un soberbio espectáculo de destreza y baile con los caballos.

Silencio. Aquí se torea. José Tomás interpreta la pasión de la lidia mientras un par de trémulas gaviotas revoletean con rumbo indefinido el cielo de La Malagueta. “¡Vamos, Maestro!”. El toro, de nombreFigurón, está listo, pero le apetece sestear. Le falta bravura y embestida. Los pitidos anuncian el fracaso del primer lote en suerte.Este animal no transmite, no comunica, y el torero lo sabe. Una avioneta inoportuna anuncia el Festival Tres Culturas de Frigiliana e interrumpe el rotundo silencio que José Tomás impone.

Algunos ¿aficionados? olvidan que el diestro se está jugando la vida y piden, sin ningún rubor, sin ninguna educación,gin-tonicsal vendedor ambulante. “Son 14 euros”, dice el chico. Una falta de respeto absoluta en una fiesta en franca decadencia y que sólo figuras como José Tomáso acasoMorante de la Pueblapuedenresucitarlade un aletargamiento que atenaza elfuturo de este espectáculo tan visual y estético; también lleno de polémica.

placeholder Corrida de la Feria de Málaga (Efe).

El toroBarbazulpromete más, mucho más. Entre chicuelinas, Tomás se hace la estatua. Pies juntos y el toro se sitúa a centímetros de su traje de luces. Los cuernos afilados rozan su esqueleto fibroso. Da un paso adelante y se queda en el sitio. Inmóvil. Quieto, soy yo: José Tomás. “Ni se inmuta, el hijo de…”, suelta un devoto que ve los toros de pie en el tendido 7. Muy cerca se sitúan las periodistasPilar CernudayCurri Valenzuela, atentas a la faena. Música para el Maestro. No es un pasodoble, sinouna ranchera mexicana tituladaDespacito, guiño a la afición de aquel paísque le brindó una segunda vida. Aunque falla cuando entra a matar, José Tomás firma otra página de su antología de naturales.

Ese arte, esa quietud. Temple y sabiduría.Jesús Quinteroaprovecha los minutos entre toro y toro para saludar a unos amigos. “Es un artista total”, remarca el antiguoLoco de la Colina. José Tomás observa con detalle la mirada del toro, siente la presión en acertar en cada pase, en estudiar cada gesto, y no errar con la espada. Y sólo tiene tres oportunidades, tres toros, para ofrecer todo su arte en una plaza abarrotada,lejos esta vez delpostureo.

Pasodoble ‘Manolete'

Gamberrose llama el último toro de la tarde. 596 kilos. El más gordo de la feria. A pesar de su peso pesado, es veloz y conserva unos ojos vivarachos que anuncian una muerte con sabor a gloria.Jorge Guerrero, de la agenciaFrance-Presse, fotografía la escena con el teleobjetivo de su potente Nikon.Santana de Yepes,el fotógrafo del cartel de la Feria taurina, también inmortaliza la esenciatomasista. Un espontáneo canta al torero una especie de saeta al natural. Otro interpreta un desgañitado cumpleaños feliz con retraso. Ahora sí suena el pasodobleManolete, su ídolo absoluto.

El presidente de la plaza,Ildefonso Dell’ Olmo, es generoso tras la faena de Tomás conGamberro. Al final obtiene tres orejas. Y Tomás, sin haber cuajado un triunfo colosal, sale por la Puerta Grande. Da la vuelta al ruedo, esta vez sin el gallo negro que revoleteaba el albero al final del segundo toro. “He disfrutado mucho, ha merecido la pena venir”,sentenciaManuel Alcántara. El columnista, poeta y cronista de boxeo ha visto los toros desde el burladero, acompañado de su inseparable cigarrillo BN. Y culmina la liturgia JT, el torero de los silencios y la valentía eterna.

Una liturgia laica, de sabor añejo, recorre La Malagueta. Viene el torero malherido de Aguascalientes. Llega una legión dejosetomasistasque apenas entienden de toros. Ni falta que hace. Vienen a disfrutar de esequejíoparsimonioso que ofrece en cada pase, con el capote y la espada,José Tomás. Siempre lento, elegante y bravo.

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