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LA INFANTA ELENA ASISTIÓ A UNA BARRERA

Con un par...

...de banderillas que nació del desafío que se impuso El Fandi cuando tras un ortodoxo quiebro no pudo disimular que oía unas protestas que no entendía

Foto: El Fandi pone las banderillas a su segundo en la corrida de la Prensa. (EFE)
El Fandi pone las banderillas a su segundo en la corrida de la Prensa. (EFE)

Plaza de toros de Las Ventas

21 de mayo de 2014

Corrida de la Asociación de la Prensa

Tres cuartos de entrada en tarde lluviosa a ratos, fría y con fuerte viento al final

6 toros de Juan Pedro Domecqmuy bien presentados, enormemente astifinos y de bonitos y variados pelajespero flojos en general,con algunas dificultades para la muleta por esa falta de fuerza,mirones e incómodos y con sentido en la muleta posiblemente debido a su condición de cinqueños, los seis lo eran. El más serio el sexto.

El Cid(tabaco y oro) Silencio y silencio

El Fandi (berenjena y oro) Silencio tras aviso y silencio

Juan del Álamo, (rosa palo y oro) Oreja y silencio

Calentó la tarde el Fandi en el quinto torocon un par... de banderillas. Un par de banderillas que hacía el cuarto de los tres pares habituales. Un par de banderillas que nació del arrojo primero y del desafío después. Del desafío que se impuso el Fandi cuando tras un ortodoxo quiebro para cuadrar al toro no pudo disimular que escuchaba unas protestas que no entendía. Pidió calma mientras se colocaba para citar de nuevo al toro y aquello se convirtió, como si en un bar estuviéramos, en un "¡¡no me mires... no me mires... que te meto!!".

Miró el torero al tendido, con prudencia pero miró, y saltaron los chusqueros, perdón, los chubasqueros de un buen número de aficionados con tanta violencia y sincronización a protestar que salpicaron a espectadores dos tendidos más allá. Volvió el Fandi a sus labores y al acabar el tercio se fue a las tablas y en un "si tienes narices me lo dices otra vez..." pidió un cuarto par verdirrojo con los que honra los colores de su Granada natal y se volvió hacia el toro...

Como en la típica pelea de un bar, el aforo alterado y dividido... a favor del que ofendía y a favor del ofendido, y con el ruido y la pelea imposible decidirse por ninguno. Unos aplaudiendo al torero para protestar al que gritaba, otros protestando para aplaudir a la ofendida banda de los chubasqueros (la banda de los chubasqueros verdes, que así visten por si hubiera que protestar algún toro bajo la lluvia).El Fandi,en un gesto de menor convicción de la que requieren estos retos, pidió un permiso al presidente que, no siendo preceptivo, a punto estuvo de negarle, lo que habría afeado hasta el ridículo el arranque torero del granadino. El final del amago de pelea fue un gran embroque en los medios y una petición irónica de un quinto par, que "¡ya se sabe que no hay quinto malo!", decía el más gracioso de los de la protesta.

Juan de Álamo brinda a la infanta Elena el primero de los toros de su lote. (EFE)
Hizo fresco esta tarde. Ese fresco típico de mayo en Madrid que cuando se acompaña de lluvia se vuelve severo frío a partir del tercer astado. Menos mal que ese toro, bajito, serio de verdad y muy armado por delante, anunciaba desde el primer puyazo un tranco de los que evidencian voluntad y bravura para la embestida. Galopó el toro en banderillas y con un poquito más de fuerza hubiera sido un toro importante en esta feria. Se plantó Juan del Álamo ante él y desarrolló su tauromaquia basada en quietud, pases largos y ligados, buena composición de la figura y arrojo en los remates. Buen gusto de Juan con la muleta y buen gusto de la afición de Madrid, que ha acogido a este joven salmantino de Ciudad Rodrigo como un futurible y ansiado referente charro para esta plaza.

Una estocada un pelín trasera impidió que el toro cayera fulminado tras entregarse en la suerte contraria. Aun así, rodó junto al burladero y la petición de oreja se fue tornando mayoritaria mientras el público se deshacía de los paraguas que de forma intermitente aparecían y desaparecían coordinadamente durante toda la tarde por los tendidos. El presidente atendió la petición mayoritaria de una oreja que fue, como casi siempre que la faena no es de dos orejas, injustamente protestada. En el sexto, el más serio de la corrida, no tuvoopciones.

El Cid, con menos garra que otras tardes, no remontó un lote incómodo y sólo pudo lucir poniendo al caballo por delantales a su cuarto toro, que se apagó en seguida en la muleta.

El Fandi puso voluntad y oficio toda la tarde, pero los mirones toros de Juan Pedro mostraron a un matador que no atornilló sus zapatillas a la arena como nos suele tener acostumbrados. Los toros, el frío, el viento... quizá el ambiente de bar en el que se sumerge la plaza algunas tardes hicieron que sólo pudiera calentar el ambiente durante el quinto toro con un par... de banderillas.

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