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Los 'superricos' también emigran
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SUS DESTINOS SON LONDRES, NUEVA YORK Y LAS GRANDES URBES ASIÁTICAS

Los 'superricos' también emigran

Los multimillonarios se mueven. La recesión económica global ha disparado el número de superricos que deciden coger sus muchas –y caras– maletas y trasladarse a latitudes fiscales

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Los 'superricos' también emigran

Los multimillonarios se mueven. La recesión económica global ha disparado el número de superricos que deciden coger sus muchas –y caras– maletas y trasladarse a latitudes fiscales más soleadas. Otros, que buscan más seguridad jurídica que rentabilidad, dejan de recurrir a la vieja fórmula del paraíso fiscal y deciden mudarse físicamente a Londres, Singapur o algún otro de los destinos de moda entre los muy ricos. Franceses, asiáticos, norteamericanos y rusos componen el perfil tipo de este emigrante tan particular que crece en número y poder adquisitivo con cada día que pasa. 

Huyendo del american dream

En 2010 ya fueron 1.700 los ricos estadounidenses que renunciaron a su nacionalidad –más del doble que el año anterior–, y la tendencia es al alza. A los estadounidenses no les vale con conseguir una segunda nacionalidad, ya que el suyo es el único país industrializado que somete a sus ciudadanos expatriados un doble control fiscal –tanto en el país de residencia como en el de ciudadanía–. La única opción de librarse del fisco estadounidense es renunciar a la condición de ciudadano.

El caso más célebre es quizás el de Eduardo Saverin, el archimillonario cofundador de Facebook que a finales del año pasado renunció a su pasaporte estadounidense para mudarse a Singapur y disfrutar de su política tax-friendly. En la pequeña república asiática, Saverin sólo tendrá que pagar en impuestos el 20% de sus beneficios y sus inversiones están exentas. En Estados Unidos, este brasileño de nacimiento estaría pagando más del doble.

Los millonarios chinos, a Estados Unidos

Y mientras los ricos estadounidenses huyen a Asia, los asiáticos acaudalados sueñan con hacer las Américas. Tanto así que, desde el inicio de la recesión, la tierra de las oportunidades tiene superávit de ricos: entran más de los que salen. En 2010 llegaron a sus costas más de 2.000 ciudadanos de la República Popular a través de la Visa E2, más conocida como "el visado de los inversores". Este permiso concede una especie de ciudadanía estadounidense variable –en vigencia, duración y extensión familiar– dependiendo de la inversión que se haga –partiendo de un mínimo de 500.000 dólares– y el número de puestos de trabajo que se creen.

Un desembarco de capital privado que coincide con el crecimiento de los intereses de las potencias asiáticas en Estados Unidos. La inversión nipona en activos estadounidenses ha crecido un 21% sólo en el último año y a día de hoy, China y Japón –con 1.116 y 1.079 billones de dólares invertidos respectivamente– son, con mucha diferencia, los dos grandes acreedores de Estados Unidos. Muchos analistas norteamericanos avisan, y no siempre para congratularse, de que la entrada torrencial de capital asiático tanto por la puerta pública como por la privada podría no ser una buena noticia para Estados Unidos a largo plazo. 

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Según Rupert Hoogewerf en el Hurun Report –la conocida como lista Forbes de China–, hay más de 950.000 millonarios chinos –en yuanes–, de los que casi un 15% habría emigrado ya –o estaría en trámites– y un 46% estaría dispuesto a hacerlo. En total, casi tres de cada cuatro familias chinas cuyo patrimonio supera los 100 millones de yuanes ­–unos 15,3 millones de dólares– desea emigrar para disfrutar de mejores condiciones fiscales.

Rusos en Londongrado

Londongrado es la nueva denominación que muchos le dan a la capital del Támesis después de que se haya convertido en el destino de cientos de millonarios rusos. El más famoso de todos es sin duda Roman Abramovich, el joven y carismático dueño del Chelsea, aunque el magnate del petróleo es sólo uno de los diez billonarios rusos que viven en Londres. Una población pequeña en demografía pero enorme en capital que atrae, a su vez, a una potente oligarquía de pequeños millonarios rasos, que según CNBC ascendería –sólo rusos, sólo en Londres – a más de 1.000 individuos.

Una situación que incluso inquieta a muchos británicos, en particular desde que la lista Forbes de este año revelase que las seis primeras fortunas del país ya son extranjeras. El empresario indio Lakshmi Mittal –con una fortuna que ronda los 12.700 millones de libras–, el uzbeco Alisher Usmanov –con 12.300 millones de libras– y el propio Roman Abramovich –con 9.500 millones de libras– son los primeros representantes de este desembarco asiático en Reino Unido que desplaza al primer británico de la lista, el Duque de Westminster, de la cuarta a la séptima posición.

Los ricos franceses huyen de Hollande

Los franceses pudientes temen a François Hollande. Durante la campaña electoral, el socialista aseguró que su intención es aplicar una tasa del 75% a las rentas superiores al millón de euros, una medida sin precedentes que convertiría Francia en un infierno fiscal para los más ricos. El anuncio se producía después de que un grupo de dieciséis multimillonarios franceses –entre otros Liliane Bettencourt, heredera de L'Oreal, y altos ejecutivos de PSA Peugeot-Citröen, Orange y Danone– decidieran pedir públicamente un impuesto especial para los más ricos.

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Pero no todos los multimillonarios galos son tan abnegados. Varias firmas inmobiliarias británicas de alta gama informaban hace unas semanas del repentino interés francés por las mansiones londinenses. Coincidiendo con el declive político de Sarkozy y el ascenso de Hollande, a lo largo de 2011, los galos han pasado a constituir el 3,8% de los clientes de la casa Savils –frente al 2,8% del año anterior–, mientras que las consultas online procedentes de Francia se disparaban en la web de Kinght Frank hasta el 19%. Según estas compañía, los franceses buscan inmuebles familiares en torno a los 2,9 millones de libras –3,5 millones de euros– en barrios residenciales como Battersea Park, Kensington y Wandsworth Common.

Mientras tanto, en España...

El éxodo no es tan pronunciado en España, entre otras razones porque el país no es el peor lugar del mundo para ser multimillonario. En 2012, la revista Forbes confirmó que su célebre lista mundial de superricos ya contaba con 16 fortunas españolas –el año anterior eran 14–, cuya riqueza conjunta había ascendido en 2.150 millones de euros en plena crisis, un 6% más que en 2011.

La regla nacional es el inmovilismo. Ni los ricos españoles suelen emigrar ni los extranjeros suelen venir a nuestro país. Mientras las seis personas más acaudaladas de Reino Unido son extranjeras, en España apenas hay un puñado de foráneos entre las 100 primeras fortunas. Los más conocidos son sin duda el turco Isak Andic –el segundo hombre más rico de España, dueño de Mango– o Ram Bhavnani –inversor indio afincado en Canarias–, aunque también podemos encontrar a Marcos Fernández Fermoselle –expresidente de Parquesol y de origen cubano, aunque padre leonés– o Ernesto Colman, el uruguayo que preside Clínicas Vitaldent.

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Una de las claves de este inmovilismo está en las SICAV, uno de los instrumentos de inversión preferidos por los multimillonarios españoles por sus ventajosas condiciones fiscales. Incluso cuando pierden rentabilidad –en 2011 el conjunto de las SICAV perdió un 3% del patrimonio, según publica la CNMV– y después de su endurecimiento legal, los más ricos prefieren incubar su fortuna en este instrumento de inversión. Algunos de los españoles de la lista Forbes, –como Amancio Ortega, Isak Andic, Alicia Koplowitz o Rosalía de Mera–, han sido y son dueños de algunos de las mayores SICAVs de España. 

Los multimillonarios se mueven. La recesión económica global ha disparado el número de superricos que deciden coger sus muchas –y caras– maletas y trasladarse a latitudes fiscales más soleadas. Otros, que buscan más seguridad jurídica que rentabilidad, dejan de recurrir a la vieja fórmula del paraíso fiscal y deciden mudarse físicamente a Londres, Singapur o algún otro de los destinos de moda entre los muy ricos. Franceses, asiáticos, norteamericanos y rusos componen el perfil tipo de este emigrante tan particular que crece en número y poder adquisitivo con cada día que pasa.