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La crisis convierte a los ‘hijos del lujo’ en maltratadores de sus padres
  1. Sociedad
NO SE RESISTEN A PERDER LOS CAPRICHOS

La crisis convierte a los ‘hijos del lujo’ en maltratadores de sus padres

La crisis mezclada con el impulso irrefrenable del consumo ha creado un nuevo elemento en las familias: el menor maltratador de sus padres, que no se

Foto: La crisis convierte a los ‘hijos del lujo’ en maltratadores de sus padres
La crisis convierte a los ‘hijos del lujo’ en maltratadores de sus padres

La crisis mezclada con el impulso irrefrenable del consumo ha creado un nuevo elemento en las familias: el menor maltratador de sus padres, que no se resiste a perder el paraíso de los sueños, el lujo y los caprichos a los que se acostumbró en los tiempos de abundancia. Lo ha detectado el Defensor del Menor en Andalucía, José Chamizo. Atentos, pues, porque la cruda realidad ha creado una generación de ‘principitos’ poco dispuestos a aceptar unas circunstancias adversas. Y lo peor de este fenómeno es que se produce al tiempo que otros muchos niños sólo hacen una comida normal al día, la que les dan en los comedores escolares.

El perfil del nuevo maltratador infantil es el de un niño al que nunca se le negó nada. Hijo de las clases altas y medias, el menor maltratador nació y creció acunado con todo tipo de lujos y caprichos, se amarró al consumo en competencia con sus amigos del colegio, se hizo fetichista de las marcas y creció envuelto en la ola de la abundancia.

El principito, ante el espejo

La crisis ha colocado al principito ante el espejo de su incapacidad para adaptarse a una realidad radicalmente distinta. Los padres de clases medias, muchos de ellos en el paro y otros sometidos a una economía de supervivencia, ven cómo sus hijos les exigen los mismos lujos y caprichos que hace años. No saben vivir de otra manera. Y al no poder darles lo que quieren, son maltratados por sus vástagos, humillados y heridos en su dignidad Aquellos que criaron entre la luminotecnia de la fantasía se han convertido en maltratadores de sus padres cuando ven que no consiguen mantener el nivel en el que se movían.

El entorno, el colegio, los amigos, la competencia, juegan mucho en esta nueva especie de maltratadores que, según Chamizo, viene a sumarse a las tres que hasta ahora existían: la de los que carecen de voluntad o conciencia, los que han tenido una educación demasiado permisiva o los que simplemente padecen trastornos de conducta.

Chamizo le ha entregado la Memoria del Departamento de Menor correspondiente al pasado ejercicio al presidente del Parlamento andaluz, Manuel Gracia, y se ha quejado de que la Administración firma acuerdos que después o no cumple o demora, como es el caso del Pacto por la Infancia que se puso en marcha en 2010 con el apoyo de Unicef.

Sin embargo, peor aún es el contraste. El Defensor del Menor advierte de que hay niños que sólo hacen una comida normal al día, la que se les da en los comedores escolares. Ni desayunan ni meriendan ni cenan con normalidad. Es otra de las caras de la pobreza, aunque en esta ocasión reflejada una vez más en el rostro de la infancia.

Para atajar este mal en lo posible, Chamizo ha pedido que los comedores escolares permanezcan abiertos en verano. Ésta sería la única forma de que muchos niños de zonas deprimidas no penetraran aún más en el territorio del hambre. Esta llamada, por otra parte, se une a la que recientemente se hacía desde Cáritas. Esta ONG ha comprobado que muchas de las personas que le piden auxilio no ingieren proteínas en toda la semana, no tienen el más mínimo índice nutricional de un país desarrollado, es decir, pasan hambre.

El hambre se ha convertido esa sombra a la que sólo hace falta marcarle un nivel oficial que coincida con la realidad vital de las personas. Y a pocos metros de ella hoy crece como un nuevo fantasma de la crisis el maltrato de los hijos del lujo y el capricho contra unos padres que ahora buscan apoyo en las instituciones.

La crisis mezclada con el impulso irrefrenable del consumo ha creado un nuevo elemento en las familias: el menor maltratador de sus padres, que no se resiste a perder el paraíso de los sueños, el lujo y los caprichos a los que se acostumbró en los tiempos de abundancia. Lo ha detectado el Defensor del Menor en Andalucía, José Chamizo. Atentos, pues, porque la cruda realidad ha creado una generación de ‘principitos’ poco dispuestos a aceptar unas circunstancias adversas. Y lo peor de este fenómeno es que se produce al tiempo que otros muchos niños sólo hacen una comida normal al día, la que les dan en los comedores escolares.