Es noticia
“Hay muchísimos accidentes de tráfico que son suicidios encubiertos”
  1. Sociedad
CON 9 MUERTES VOLUNTARIAS AL DÍA EN ESPAÑA, LOS EXPERTOS TEMEN LOS EFECTOS DE LA CRISIS

“Hay muchísimos accidentes de tráfico que son suicidios encubiertos”

Cuando hace unas semanas el jubilado Dimitris Christoulas acabó con su vida, los medios se vieron obligados a hacer una excepción a la habitual discreción con

Foto: “Hay muchísimos accidentes de tráfico que son suicidios encubiertos”
“Hay muchísimos accidentes de tráfico que son suicidios encubiertos”

Cuando hace unas semanas el jubilado Dimitris Christoulas acabó con su vida, los medios se vieron obligados a hacer una excepción a la habitual discreción con la que se abordan estos sucesos: Christoulas se disparó frente al Parlamento griego porque no quería “tener que buscar comida en la basura”. No era el primero que hacía de su suicidio un acto público de denuncia. La prensa italiana se ha hecho eco en los últimos meses de casos como el de un matrimonio que acabó con su vida después de meses de intentar llamar la atención de diversos políticos por haber perdido su trabajo y su casa; mientras que el pasado noviembre, un vecino de Hospitalet de Llobregat se ahorcaba en plena calle porque estaba a punto de ser desahuciado.

Son casos puntuales que forman parte de un fenómeno a gran escala: en España se quitan la vida nueve personas al día (casi 3.500 al año) mientras sigue aumentando el consumo de antidepresivos y el escenario social que dibuja la crisis no permite albergar buenas expectativas. Numerosos especialistas llevan tiempo reclamando una mayor sensibilidad social hacia este problema, que ha superado a los accidentes de tráfico como la primera causa de muerte externa en nuestro país. 

Un cambio que se produjo por el descenso de las muertes en carretera gracias a los esfuerzos gubernamentales, aunque la primera campaña para la prevención de suicidios aún está por llegar. “La gente no está sensibilizada”, lamenta Lucas Giner, de la Sociedad Española de Psiquiatría, que señala que "en el norte de Europa ha habido campañas efectivas con médicos de atención primaria, policías, maestros... personas que pueden detectar alertas”.

El deterioro de la situación laboral, factor clave

“Una buena parte de los suicidios se deben a la situación económica, se están viviendo tensiones en todos los sectores profesionales y hay gente que no tiene la capacidad de soportarlo”. Quien así se expresa es Pilar Gómez-Acebo, socióloga, asesora de Alta Dirección y experta en procesos de reconversión y empleo, además de Vicepresidenta del Club de Consejeros de España y Presidenta de Honor de la Federación Española de Mujeres Directivas y Empresarias (FEDEPE). Cita ejemplos como el de un trabajador al que le habían pedido “con toda frialdad” que aumentara un 50% sus objetivos. “Al que no es capaz de asumirlo le entra el pánico”, señala.

“Ocurre a todos los niveles, desde los más bajos hasta los altos directivos que pierden un puesto que no van a recuperar en mucho tiempo, cuando las claves de su vida son el estatus y la vanidad”, explica Gómez-Acebo. “Las grandes empresas engordaron mucho durante la pasada década y ahora están desprendiéndose de gente, muchos de los cuales estaban muy acomodados y ahora todo se les viene abajo sin ninguna alternativa en el mercado. Si la persona tiene una situación laboral muy adversa y es cuestionado en su familia, existe peligro”.

Debido a su labor profesional, la socióloga asegura que “todas las semanas” escucha algún comentario en este sentido: “No se puede contar y a ninguna empresa le interesa que se sepa, pero ocurre constantemente, la semana pasada me hablaban de un caso en el aeropuerto”. Además, advierte de ciertas muertes que no engrosan las estadísticas oficiales, apuntando que “hay muchísimos accidentes de tráfico que son suicidios encubiertos, hay muchos accidentes de todo tipo que son fruto de la desesperación”.

“Estamos en niveles de desconfianza absoluta, de miedo”

La ola de suicidios que experimentó la compañía gala de telecomunicaciones France Télécom en los años 2008 y 2009 despertó el debate sobre el papel de las empresas en la salud mental de sus trabajadores, y la conexión entre las condiciones laborales y los suicidios llegó hasta el punto de que la compañía reconoció como accidente laboral el caso de un arquitecto que se quitó la vida dejando una carta en la que culpaba a la “gestión basada en el terror”.

Gómez-Acebo destaca que las empresas deben prestar atención al estado emocional de sus empleados “no solo porque es un deber moral, sino por inteligencia: está demostrado que la productividad y el rendimiento dependen en gran medida del grado de confianza. Estamos en niveles de desconfianza absoluta, y si el miedo es la moneda de cambio, deja de haber negocio”.

Pero no solo las condiciones laborales pueden llevar a una persona a plantearse el suicidio, sino también el hecho de no encontrar un puesto de trabajo. “El paro de larga duración se debe al aislamiento y la soledad más que a cuestiones profesionales: se hunden los que se quedan solos. Se le ha dicho a la gente que consiga un trabajo para toda la vida y de repente ese modelo se acaba y llega el sufrimiento, porque nadie está entrenado para buscar alternativas. La desesperación viene cuando mi currículum es igual que todos y no me llaman”. 

Para salir de una espiral descendente por motivos laborales, Gómez-Acebo aconseja “ser empresarios de sí mismos, pensar qué sabes hacer, para qué sirve y dónde es útil”. Actitudes para enfrentarse a los escenarios más adversos y evitar caer en la desesperación que lleve a pensar en arrojar la toalla, aumentando unas cifras que son el reflejo del fracaso de toda la sociedad. Y es que, como señala el psiquiatra Lucas Giner, además del drama humano, es destacable “el potencial que se está perdiendo para el país cuando tanta gente muere joven”.

Cuando hace unas semanas el jubilado Dimitris Christoulas acabó con su vida, los medios se vieron obligados a hacer una excepción a la habitual discreción con la que se abordan estos sucesos: Christoulas se disparó frente al Parlamento griego porque no quería “tener que buscar comida en la basura”. No era el primero que hacía de su suicidio un acto público de denuncia. La prensa italiana se ha hecho eco en los últimos meses de casos como el de un matrimonio que acabó con su vida después de meses de intentar llamar la atención de diversos políticos por haber perdido su trabajo y su casa; mientras que el pasado noviembre, un vecino de Hospitalet de Llobregat se ahorcaba en plena calle porque estaba a punto de ser desahuciado.