Valencia y Santander buscan empresarios que apadrinen a familias españolas

“Mujer maltratada con tres hijos. Expediente número 124. Atendido”. Así empieza la ficha de Amparo (nombre ficticio), víctima de la violencia de género, sin empleo y madre de tres hijos de 9, 8 y 6 años. El 22 de octubre de 2011 dejó de recibir los 426 euros correspondientes al subsidio por desempleo. Desde entonces, solo el estar entre los beneficiados por el proyecto Apadrina una familia de la ONG Gran Asociación la ha salvado de “ahogarse en las deudas”, explica Andrés Tatay, encargado de la iniciativa.

Desde que el proyecto se pusiera en marcha en julio de 2011 se han tramitado un centenar de expedientes y ha sido posible apadrinar una veintena de familias valencianas. Entre los beneficiados encontramos un caso especialmente paradigmático. “Una de las familias que solicitó nuestra ayuda llegó con una orden de desahucio pendiente, cuya ejecución  detuvo el juez al considerar que su apadrinamiento hacía las veces de aval”, cuenta Tatay.

Clase media, paro e hipoteca

No sólo en Valencia hay familias necesitadas. La crisis deja ‘víctimas’ por toda la geografía española. Por ello, desde principios de 2012 el Ayuntamiento de Santander también impulsa un programa de apadrinamiento de familias del que ya se benefician once familias. “Nuestros servicios sociales detectaron que había un perfil nuevo de gente necesitada: jóvenes, autónomos, con hijos, hipotecas que pagar y en paro. Familias que no están en riesgo de exclusión social, pero que actualmente atraviesan serias dificultades económicas a causa de la crisis”, alerta Antonio Gómez, concejal de Familia, Servicios Sociales y Protección Ciudadana de Santander.

Una situación que también constatan desde la ONG Gran Asociación, donde “se ha pasado de ayudar a inmigrantes a tener que colaborar con familias que hace tres años vivían sin dificultades, asentados como clase media y ahora lo están pasando realmente mal”.

Ambos proyectos nacen para dar respuesta a las consecuencias de la fuerte crisis que atraviesa España, al margen de las ayudas puntuales que ya ofrecía la ONG, como puede ser la distribución de alimentos o las ayudas a inmigrantes; o las partidas presupuestarias que Santander destina a la atención y prevención de familias y jóvenes en riesgo de exclusión social. 

Financiación solidaria

Si hay un pilar fundamental en el apadrinamiento de las familias es la colaboración ciudadana. Tanto el Ayuntamiento de Santander como la ONG valenciana han podido poner en marcha los apadrinamientos gracias a las aportaciones de pequeños empresarios, familias o grupos de amigos. Desde Gran Asociación se pide a los padrinos una donación de 300 euros al mes durante un periodo mínimo de un año. Es decir, la ayuda final ascenderá a 3.600 euros anuales. Mientras, el Ayuntamiento de Santander ofrece 150 euros mensuales durante seis meses. 

“Apadrina una familia  busca dar una ayuda más constante. No es un proyecto con fecha de caducidad. Este es un producto de largo recorrido, que queremos ampliar”, advierte el responsable de la iniciativa. Actualmente Gran Asociación está desarrollando una campaña de marketing directo con el objetivo de llegar a un mayor número de potenciales padrinos, "a ser posible empresas de mayor tamaño". 

Por su parte, el concejal santanderino de Servicios Sociales destaca la colaboración de la Obra Social de la Caja de Ahorro de Santander, que ha aportado al proyecto 18.000 euros, una cifra a la que hay que sumarle los 3.400 euros recaudados por el Club Rotario de Santander-Sardinero.

Apadrinados y padrinos

“Si quieren apadrinados y padrinos se pueden conocer, aunque normalmente se impone el anonimato”, explica Tatay sobre el proceso. Lo que sí conocen los padrinos son las circunstancias de la familia a la que ayudarán económicamente, ya que “no hay intermediarios y desde la ONG intentamos dar las máximas garantías a los padrinos”. 

En el caso de los apadrinamientos de familias santanderinas el anonimato es absoluto. Las ayudas se gestionan a través de la Fundación de Servicios Sociales del Ayuntamiento y la comisión encargada de estudiar los expedientes de cada caso no tiene acceso a los nombres de los posibles apadrinados. "No queremos estar influidos de ninguna manera, estudiamos su circunstancias sin mirar quiénes son", apunta Antonio Gómez.