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“En la caza hay muchos niños menores de 14 años que disparan, Froilán no es una excepción”
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EN ESPAÑA HAY 15.175 AUTORIZACIONES PARA EL USO DE ARMAS POR MENORES

“En la caza hay muchos niños menores de 14 años que disparan, Froilán no es una excepción”

“La primera vez que yo disparé tenía diez años. Mi abuelo y mi padre cazaban y desde pequeño les acompañaba a las cacerías. Siempre me gustó.

Foto: “En la caza hay muchos niños menores de 14 años que disparan, Froilán no es una excepción”
“En la caza hay muchos niños menores de 14 años que disparan, Froilán no es una excepción”

“La primera vez que yo disparé tenía diez años. Mi abuelo y mi padre cazaban y desde pequeño les acompañaba a las cacerías. Siempre me gustó. Un día pregunté a mi padre si podía disparar y me dejó. Sin más”. Así cuenta Antonio Martín la primera vez que utilizó un arma. Este cazador madrileño de 48 años habla con total naturalidad del uso de armas por menores. Un tema alrededor del cual ha crecido la polémica desde que Felipe Juan Froilán, de 13 años, nieto mayor del Rey, se disparara en un pie.

“¿Qué hay de malo en que un niño dispare? Si antes se le ha enseñado a respetar el arma, el riesgo es el mismo para él que para un adulto. Mi hijo no había cumplido los 14 años cuando disparó”, reconoce a El Confidencial este “enamorado de la caza” que la ha practicado por toda la geografía española. “Dentro de este mundo vas a encontrar muchos casos de niños menores de 14 años que ya disparan, Froilán no es una excepción, se ha hecho y se seguirá haciendo”, explica Arturo, otro de los muchos aficionados a la caza que hay en España.

La caza tiene un fuerte arraigo en nuestro país, donde hay concedidas alrededor de 800.000 licencias para poder desarrollar esta práctica. “Somos muchos cazadores y normalmente ésta, es una afición que se transmite de padres a hijos. Yo educo a los míos para que relacionen la caza con el conocimiento de la naturaleza, el disfrute de lo salvaje, el deporte al aire libre, la gastronomía o la cultura”, explica Emilio González. Este cazador sevillano habla de las armas de fuego como herramientas que se deben respetar y conocer, “a los cazadores no nos gusta hablar de si son buenas o malas”.

“La caza no es meter un tiro a un bicho. Hay animales que se pueden cazar y otros no, periodos de caza y de veda, formas permitidas y prohibidas de caza cuyo objetivo es conservar esta práctica y su entorno. Cazar no es aniquilar animales a toda costa. Esto es lo que hay que enseñarles a los niños y a la sociedad”, zanja Emilio.

La caza es el tercer deporte con más licencias en España

Con 390.856 licencias la caza ocupa el tercer puesto en el ranking de licencias deportivas del año pasado, sólo por detrás del todopoderoso fútbol y del baloncesto. Así se desprende de la Memoria de licencias 2011 elaborada por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, donde también se recoge el primer puesto de la caza en las clasificaciones de deporte con animales, por delante de la hípica; y deporte con armas, superando al tiro olímpico.

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Sin embargo, Santiago Ballesteros, secretario general de la Real Federación Española de Caza (RFEC), reconoce a este periódico que, pese al destacado número de cazadores que practican la caza dentro del ámbito de la competición, “las categorías junior de España están en inferioridad de condiciones respecto a otros países, como Reino Unido, donde los niños pueden empezar a competir antes de los 14 años. En el ámbito de la competición, si queremos tener campeones olímpicos se debe permitir que los niños disparen lo más pronto posible”.

Así, desde la RFEC se promueve que los niños se familiaricen con las armas desde una edad temprana, concretamente “desde que pueden valerse por sí mismos y, siempre y cuando, se den unas condiciones de seguridad apropiadas”.

¿Disparar antes de los 14 años? La ley es clara

“La ley se debe cumplir”, destaca Ballesteros. Y en este sentido, lo que marca el Reglamento de Armas es que “los mayores de catorce años y menores de dieciocho podrán utilizar las armas para la caza y para competiciones deportivas en cuyos Reglamentos se halle reconocida la categoría junior, obteniendo una autorización especial de uso de armas para menores”.

El incumplimiento de la ley podría terminar en una "infracción administrativa de carácter grave", han explicado fuentes de la Guardia Civil, que supondría una multa de entre 300 a 3.000 euros. Esta sanción acarrea también la retirada del arma y munición objeto de la infracción, así como de la licencia y guía de pertenencia correspondiente a la misma, durante un periodo máximo de dos años.

Así, las 15.175 autorizaciones para el uso de armas por menores que se emitieron hasta el 31 de diciembre de 2011 en España, según datos de la Guardia Civil, estuvieron precedidas de la superación por parte de los solicitantes de un examen teórico-práctico y de un test psicotécnico.

Unas pruebas buscan garantizar la seguridad del niño y su entorno porque, como explica Marta Gómez, gerente de la Asociación Armera Española, “cualquier arma puede acabar con la vida de una persona, independientemente de que sea un calibre de mayor o menor tamaño. Existe el mismo riesgo con un calibre 12, el de mayor uso en la caza, que con un 36 como el que utilizaba Froilán”.

El papel social y económico de la caza

Pero más allá de ser un deporte, “la caza es una necesidad, es un sector que permite diversificar la economía rural”, apunta Ballesteros. En muchas zonas deprimidas de la geografía española, "la caza es fundamental para su desarrollo y constituye uno de los aprovechamientos sostenibles más importantes del medio", ha subrayado.

En su opinión, sin la caza habría "un éxodo rural masivo, se alteraría el sector agrario y el daño medioambiental sería irreparable". Además, “si dejásemos de cazar surgirían problemas de superpoblación de algunas especies que provocarían daños irremediables en el medio ambiente”.

Estas son algunas de las razones que cazadores e instituciones relacionadas con el mundo de la caza argumentan para resaltar la importancia de “mantener viva esta práctica” que, además, en plena crisis económica, sigue siendo un sector fuerte que “factura una media de 3.000 millones de euros anuales”, apunta Santiago Ballesteros.

“La primera vez que yo disparé tenía diez años. Mi abuelo y mi padre cazaban y desde pequeño les acompañaba a las cacerías. Siempre me gustó. Un día pregunté a mi padre si podía disparar y me dejó. Sin más”. Así cuenta Antonio Martín la primera vez que utilizó un arma. Este cazador madrileño de 48 años habla con total naturalidad del uso de armas por menores. Un tema alrededor del cual ha crecido la polémica desde que Felipe Juan Froilán, de 13 años, nieto mayor del Rey, se disparara en un pie.

Felipe Juan Froilán