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El secreto del cazador de gangas más longevo de Wall Street
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EL BROKER IRVING KAHN HA CUMPLIDO 106 AÑOS

El secreto del cazador de gangas más longevo de Wall Street

Irving Kahn es uno de los broker más populares de Wall Street y desde el pasado 19 de diciembre el más longevo del parqué americano. Con

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El secreto del cazador de gangas más longevo de Wall Street

Irving Kahn es uno de los broker más populares de Wall Street y desde el pasado 19 de diciembre el más longevo del parqué americano. Con sus recién cumplidos 106 años supera en edad a todas las entidades americanas, excepto Goldman Sachs. Kahn, que comenzó su carrera en 1928, un año antes de la Gran Depresión, recuerda que entonces “la bolsa estaba diseñada para los ricos, los bancos, las aseguradoras, los dueños de los ferrocarriles y las empresas de servicios públicos”. Ahora, sin embargo, es un “negocio para todos”.

Pero el secreto de este analista financiero no está en sus dotes profesionales, sino en sus genes. Irving Kahn es uno de los casos más notables del proyecto LonGenity, un estudio que se inició en 1998 y que busca explicar cómo determinadas personas llegan a vivir tantos años. Así, Kahn forma parte de las 504 personas de entre 95 y más de 100 años que, sin haber sufrido nunca de enfermedades cardíacas, cáncer, diabetes o declives cognitivos, podrían actualmente esconder el secreto de la longevidad. Todos ellos tienen en común una cosa: son descendientes de la comunidad judía Ashkenazi, que se remonta al Medievo y que vivió a lo largo del Rin en Alemania.

La pureza genética de los judíos Ashkenazi

Todos los miembros de la investigación son judíos. Sin embargo, el asunto no tiene nada que ver con la religión ni la vida de cada uno y así lo apunta el endocrinólogo Nir Barzilai: “Los judíos Ashkenazi no tienen un don especial que los haga vivir más ni son productores, en sí mismos, de nuevas generaciones de súper-envejecedores", como los llama el investigador. Pero de todas formas, viven más. O, más específicamente, no sufren de las enfermedades mortales que el resto enfrenta a cierta edad, lo que, obviamente, extiende sus vidas. La razón, explica el médico, está en ciertas características genéticas que se han mantenido gracias a la bajísima variabilidad en los genes de este grupo. La mayoría de ellos, hasta hace muy poco, nunca se hubiera atrevido a casarse fuera del clan.

Esta es el motivo por el que el empresario, cuyos tres hermanos también forman parte del estudio (en 2001, cuando la menor, Helen, cumplió 100 años, pasaron a ser el cuarteto de hermanos más viejo del mundo), nunca ha faltado al trabajo excepto por alguna ocasional visita al médico por un resfriado. Si bien es cierto que ya no ve ni escucha como antes, esto no le impide desempeñar su labor como presidente honorario de Kanh Brothers Groups, una firma fundada hace más de tres décadas junto a sus hijos, especializada en asesorar a inversores en bolsa.

Este value investor, como él se autodenomina, fue uno de los primeros discípulos de Benjamin Graham, padre del llamado “value investing”, una corriente de inversores que busca comprar acciones por menos valor del real, también conocidos como cazadores de gangas. Hoy, cuando le hablan de jubilación responde que, por ahora, no tiene planes de retirarse. Pero las nuevas generaciones vienen pisando fuerte porque si él aparece en el libro Guinness como el broker más longevo, John Wang Clow ostenta el título del inversor más joven. Este adolescente superó con 17 años y 77 días el examen de Banca de Inversión administrado por la Autoridad Reguladora de la Industria Financiera (FINRA), consiguiendo la licencia el ocho de agosto de 2011.

Irving Kahn es uno de los broker más populares de Wall Street y desde el pasado 19 de diciembre el más longevo del parqué americano. Con sus recién cumplidos 106 años supera en edad a todas las entidades americanas, excepto Goldman Sachs. Kahn, que comenzó su carrera en 1928, un año antes de la Gran Depresión, recuerda que entonces “la bolsa estaba diseñada para los ricos, los bancos, las aseguradoras, los dueños de los ferrocarriles y las empresas de servicios públicos”. Ahora, sin embargo, es un “negocio para todos”.