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El Bulli echa el telón con sus empleados como últimos comensales
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EL BULLI FUNDATION SE PRESENTARÁ EN 2014

El Bulli echa el telón con sus empleados como últimos comensales

Estaba anunciado. El Bulli cerró anoche sus puertas. Pero no fue un punto y final, sino un punto y aparte. Echó el cierre para reinventarse. Detrás de tanto

Foto: El Bulli echa el telón con sus empleados como últimos comensales
El Bulli echa el telón con sus empleados como últimos comensales

Estaba anunciado. El Bulli cerró anoche sus puertas. Pero no fue un punto y final, sino un punto y aparte. Echó el cierre para reinventarse. Detrás de tanto éxito y agasajo hay un nombre: Ferran Adrià, quien gracias a este restaurante ha colocado Cala Montjui, en Roses (Girona), en el mapa gastronómico.

¿Cómo se despiden 27 años de trabajo? "Con una fiesta" es la respuesta. Y al tratarse de un restaurante no podía faltar una buena cena. En los fogones, para el último servicio, estuvo un quinteto selecto: René Redzepi (número uno del mundo según la revista Restaurant), Joan Roca (número dos), Andoni Luis Aduriz (número tres), Massimo Bottura (número cuatro), José Andrés (recientemente reconocido como el chef más sobresaliente de EEUU) y Grant Achatz (sexto del mundo).

Todos ellos también disfrutaron de la comida junto a la plantilla fija del restaurante: los jefes de cocina Oriol Castro, Eduard Xatruch y Mateu Casañas, los jefes de partida y los más de cuarenta 'stagiaires' que con su esfuerzo han sido parte fundamental del éxito de un negocio.

En las mesas se sirvieron algunos de los mejores platos de los últimos años, entre ellos aceitunas ‘sféricas’,  flor en néctar, espuma de humo, shabu shabu de piñones, porra líquida de avellana o percebe con caviar. Sólo el postre fue creado ex profeso por Escribà para el menú.

La cita empezó a media tarde y reunió a más de 50 comensales. Amigos y familiares de Adrià y Juli Soler fueron los verdaderos protagonistas, como ya había sido anunciado, de una fiesta privada que sirvió para homenajear a todo el personal que ha pasado por el establecimiento y han formado parte de la revolución gastronómica mundial.

Fue la "primera fiesta que organiza El Bulli para El Bulli", donde Adrià orquestó un brindis en el que agradeció a todos su participación. Pero más que una despedida, la noche se convirtió en una bienvenida, donde a medianoche se tocaron las campanadas para recibir, no a un año nuevo, sino a El Bulli Foundation, el nuevo centro de creatividad culinaria con la firma Adrià.

Con las manos en los fogones

Quien hoy encabeza  a una generación irrepetible de chefs españoles tiene un currículo encabezado por tres estrellas Michelín.  Pero hasta llegar ahí hay mucho trabajo. En 1980 aceptó un empleo de fregaplatos en el Hotel Playafels de Castelldefels (Barcelona). No fue por vocación, sino porque quería costearse un viaje a la isla de Ibiza. Pero la casualidad querría que cayera en sus manos ‘El Práctico’, un libro de cocina que llegó a aprender de memoria alentado por su jefe.

Su entrada en El Bulli llegó con un contrato en prácticas, pero el talento del genio pronto se impuso y en apenas un año acabó siendo jefe de cocina. Desde entonces ha capitaneado una revolución en gastronomía, que si bien comenzó con un acercamiento a lo autóctono y al Mediterráneo de los platos heredados de la Alta Cocina francesa, ha acabado haciendo los primeros coqueteos entre ciencia y cocina. Entre sus señas de identidad se destaca su reconocida deconstrucción y la ‘sferificación’.

Avalan su trayectoria el Premio Nacional de Gastronomía al Mejor Jefe de Cocina, el Grand Prix de l`Art de la Cuisine de la Academia Internacional  de Gastronomía, la Cruz de Sant Jordi de la Generalitat de Cataluña, el exclusivo Lucky Strike Award y el Mejor Chef de la década, entre otros. Tantas distinciones han ido acompañadas de ríos de tinta. La prensa española le ha calificado como “el mejor cocinero de la historia”, ha sido portada de la revista New York Times, de la de Le Monde y en 2007 fue el primer cocinero invitado a exponer sus creaciones en la feria internacional de arte Dokumenta de Kassel. A todo ello se suma el reconocimiento, hasta en cinco ocasiones, como el mejor restaurante del mundo de la revista Restaurant. 

A partir de ahora a El Bulli le espera el futuro: una metamorfosis.  El restaurante dará paso a una fundación –El Bulli Fundation-  cien por cien sostenible y repleta de creatividad desde la que el espíritu de El Bulli seguirá marcando tendencia en gastronomía y se presentará en 2014.

Desde hoy a Adrià le esperan viajes a Alemania, Suiza, Perú, China y EEUU. “Tengo el resto el año así de ocupado, pero porque lo he decidido yo; después de 15 años trabajando 330 días y una media de 15 horas diarias no podía pasar a no hacer nada”, ha explicado en rueda de prensa.

Estaba anunciado. El Bulli cerró anoche sus puertas. Pero no fue un punto y final, sino un punto y aparte. Echó el cierre para reinventarse. Detrás de tanto éxito y agasajo hay un nombre: Ferran Adrià, quien gracias a este restaurante ha colocado Cala Montjui, en Roses (Girona), en el mapa gastronómico.