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Los que no quieren trabajar y la mujer de 69 años con artrosis que se metió a albañil
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EL MAPA DEL DESEMPLEO

Los que no quieren trabajar y la mujer de 69 años con artrosis que se metió a albañil

Puede que hubiera un error en laasignación, y que en realidad no hubiera intención en el Servicio Andaluz de Empleo de mandar a una señora en

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Los que no quieren trabajar y la mujer de 69 años con artrosis que se metió a albañil

Esta historia tan absurda no es más queotro síntoma, afirma María Blanco, profesora de políticas públicas de la Universidad CEU San Pablo, del mal funcionamiento del estado del Bienestar y de su nefasta asignación de recursos, así como de una actitud muy extendida entre los españoles. “Aquí todo el mundo está esperando a que venga el Gobierno a darte un puesto de trabajo. Y cuando, como es el caso, colocan a alguien en uno que no es ni de lejos el adecuado, en lugar de marcharse abuscar otro que sí se ajuste a sus capacidades, la gente piensa que de allí no se va, que le han conseguido un puesto y que allí se queda”.

Este caso es buena prueba también de hasta qué punto los instrumentos que se están utilizando para combatir el desempleo son contraproducentes, afirma Albert Esplugas, miembro del Instituto Juan de Mariana, y autor de La comunicación en una sociedad libre, en tanto proporcionan muchos incentivos para no trabajar. “El objetivo último debería ser suprimir estas prestaciones. En lugar de endeudarse para consumir la gente debería ahorrar para contingencias como la pérdida de empleo. Pero, ¿por qué íbamos a hacerlo teniendo el subsidio de paro garantizado? ¿Acaso no pagamos religiosamente nuestra cuota a la seguridad social? Son los incentivos perversos del sistema. Al final, lo que encuentras es un montón de gente que realmente no se pone a buscar trabajo hasta que se le agota el paro. Si el paro durara seis meses más, tardaría seis meses más en buscarlo. Por tanto, no es que cobre el paro porque no encuentra trabajo, es que no lo busca porque cobra el paro”. Por eso, estima Esplugas que cualquier reforma en la dirección de vincular la prestación a la búsqueda activa de empleo de una forma más rigurosa y por un tiempo más limitado “sería un paso en la buena dirección”.

A esta falta de incentivos para trabajar, asegura Blanco, se suman otras dificultades, como es la deficiente utilización de los mecanismos con que contamos para combatir el desempleo. Así, “el INEM es un grano que nos ha salido a todos y no hay Gobierno que nos lo quite de encima”. Para Blanco, la mejor solución sería privatizarlo, “al igual que se ha hecho con los hospitales, que son de titularidad estatal pero que se gestionan privadamente”, pero se trata de una solución “políticamente incorrecta que ningún gobierno, socialista o popular, se ha atrevido a plantear”. Es cierto que se ha abierto la puerta a las empresas de trabajo temporal, “pero no se puede hablar de que estén compitiendo de verdadcon el INEM, que está soportado por papá Estado”. Según Blanco, habría sido de gran importancia que estas reformas se hubieran planteado en época de vacas gordas, ya que “resultaba un momento mucho más proclive a su aceptación. Ahora le dices a la gente que les vas aquitar el INEM, aunque sea en su propio provecho, y te montan una algarada tremenda”.

La“mentalidad parasitaria” de los españoles

Para Esplugas, el problema reside en que las enormes posibilidades de las que nos proveen las instituciones contemporáneas no permiten que los ciudadanos tomemos nuestras propiasdecisiones. “El estado del Bienestar controla de forma directa el 40% de laeconomía nacional y de forma más indirecta, a través de regulaciones, el resto.Y la gente se acomoda a esta situación. Pierde práctica en el ejercicio de su responsabilidad”. De este modo, y al no fomentar que cada cual tome las riendas de su vida, “la mentalidad emprendedora, trabajadora y meritocrática es sustituida por la mentalidad funcionarial, subvencionada y parasitaria. La redistribución horizontal a escala masiva que tiene lugar bajo el estado del Bienestar (yo pago tu seguridad social y túpagas la mía) implica que todos pagamos las facturas de todos y nadie tiene incentivos para salirse del sistema y pagarse las facturas por sí mismo”. Nopodemos extrañarnos después, asegura Esplugas, de que “la cultura del esfuerzo esté siendo reemplazada por la cultura de los derechos sociales”.

Con estos mimbres, afirma Blanco, resulta comprensible que la mentalidad de los españoles, no sea otra que la esperar que el estado venga a solucionar nuestros problemas. Ya seamos parados, empresarios o empleados, siempre buscamos que otro nos arregle las cosas”. Por eso no pedimos al gobierno que ponga en marcha medidas que fomenten el emprendimiento, “sino que le exigimos que nos dé subvenciones”. Tampoco queremos que fomente un mercado abierto, sino “que nos asegure un puesto de trabajo para toda la vida y que nos protejan por unos sindicatos ineficientes que se han convertido en cogobernantes de hecho”. De ahí que en otros países sea más fácil emprender y trabajar, ya que no se mueven en un margen tan rígido como nosotros. “Para mover a una familia española lo tienes que hacer con palanca: si un familiar tiene trabajo en Galicia pero vive en Cantabria, prefiere no moverse, porque,como el Gobierno le paga el subsidio”. Este conjunto de factores vela, asegura Blanco, para que busquemos en el estado un protector: “queremos que nos dé un empleo, una vivienda, que organice la educación de nuestros hijos mientras nosotros no hacemos nada. Y así estamos, con cinco millones de personas queestán paradas artificialmente por el Gobierno”.

Para Víctor Conde, coordinador del Club de Emprendedores de la Universidad Antonio de Nebrija, los problemas de mentalidad se dejan sentir notablemente en el ámbitoemprendedor, donde se aprecia que no es tanto un problema de estructuras o de percepción de subsidios sino de forma de visión del mundo. “Si no se tiene la actitud, da igual los instrumentos que se proporcionen. El parado tiene la opción de capitalizar toda la prestación si desea montar algún negocio, de modo que si no se hace es porque no se tiene la voluntad”. En este contexto, opina Conde, sería un error prescindir del subsidio de desempleo, ya que no se ganaría nada.“Si se acortan o se suprimen las prestaciones y antes no se ha fomentado el espíritu emprendedor, tendremos los mismos resultados, pero vividos de forma más dramática. Es un asunto de formación. Tenemos que empezar a ver la iniciativa empresarial de otra manera y para eso tenemos que cambiar la sociedad desde dentro”.

La misma situación de desempleo nos ofrece, señala Conde, multitud de casos que demuestran esa falta de mentalidad emprendedora. “Mucha gente que está en el paro y que se le pasa por la cabeza montar algo, cuenta con un escaso apoyo de su círculo familiar y de amigos, que le dicen que no se mueva porque va a empeorar la situación. No sólo no es apoyado sino que suscita una reacción en su contra para desalentarle por completo”. Y es aún menos comprensible que aparezcan tales reticencias se manifiesten, cuanto que hablamos “de las circunstancias idóneas para emprender, ya que hay personas que han llegado a  un momento de madurez personal y profesional que podrían rentabilizar a través de sus iniciativas”. Pero nos topamos siempre con el mismo problema, asegura Conde, como es “la escasa capacidad de entender que el mundo profesional está evolucionando y evolucionará más todavía. Si alguien que ha tenido un puesto estable aspira a encontrar otro similar lo va a tener muy difícil”.

Esta historia tan absurda no es más queotro síntoma, afirma María Blanco, profesora de políticas públicas de la Universidad CEU San Pablo, del mal funcionamiento del estado del Bienestar y de su nefasta asignación de recursos, así como de una actitud muy extendida entre los españoles. “Aquí todo el mundo está esperando a que venga el Gobierno a darte un puesto de trabajo. Y cuando, como es el caso, colocan a alguien en uno que no es ni de lejos el adecuado, en lugar de marcharse abuscar otro que sí se ajuste a sus capacidades, la gente piensa que de allí no se va, que le han conseguido un puesto y que allí se queda”.

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