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¿Cuándo dejó de ser el apretón de manos garantía de fiabilidad?
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LA CRISIS MERMA LA CONFIANZA EN EL RESTO DE LA GENTE

¿Cuándo dejó de ser el apretón de manos garantía de fiabilidad?

La gran mayoría de los españoles, el 87,6%, ya no se fía del tradicional apretón de manos para cerrar un trato y prefiere ponerlo por escrito.

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¿Cuándo dejó de ser el apretón de manos garantía de fiabilidad?

La gran mayoría de los españoles, el 87,6%, ya no se fía del tradicional apretón de manos para cerrar un trato y prefiere ponerlo por escrito. Además, y seguramente a causa de la crisis económica, más de la mitad de la gente (un 57,6%) cree que el resto de las personas no son de fiar.

Eso sí, 9 de cada 10 ciudadanos se consideran a sí mismos dignos de confianza. Los datos se desprenden del IV Estudio ARAG sobre ‘El nivel de confianza de los españoles’, una encuesta realizada a 4.429 ciudadanos que deja claro que la crisis económica y el aumento del desempleo han mermado la confianza de la ciudadanía en general.

Según el estudio, la mitad de los españoles se ha sentido engañado en el último año, lo que explica el aumento general de la desconfianza. Quienes ‘engañan’ o traicionan son, por este orden, el entorno personal indirecto (vecinos, compañeros de trabajo…), en un 28,50% de los casos; las empresas (en un 23,3%); el entorno personal (21,3%) y, en último lugar, las instituciones (en un 18,3% de los casos de engaño).

La coordinadora del estudio, Virginia Tusell, aseguraba en la presentación del estudio que los resultados han "sorprendido", pero que es lógico que "cuando alguien tiene una mala experiencia es normal que pierda la confianza en los demás y se vuelva una persona recelosa".

El perfil del ‘engañado’ es el de un hombre con estudios superiores y con una edad comprendida entre los 24 y los 50 años, aunque un sector creciente y preocupante es el de los desempleados. Tusell señala en este punto que "la desconfianza es uno de los impactos psicológicos de cualquier crisis económica y que afecta, en mayor o menor medida, a varios niveles de nuestra sociedad, desde el individual al familiar y social".  

En este sentido, destaca que uno de los principales datos que corrobora que existe una relación entre la crisis y la pérdida de confianza es que las personas más afectadas por la crisis, aquellas que pasan por mayores dificultades, se muestran más desconfiadas que el resto y creen que los demás también lo son. Concretamente, el 64,7% de los españoles en paro afirma que la gente no es de fiar y el 69,9% cree que las personas ya no confían en los demás.

"Este dato es muy significativo si tenemos en cuenta que actualmente hay más de 4 millones de parados en nuestro país y que todos ellos parten de un nivel de confianza muy bajo para afrontar el futuro", concluye Tusell.

Más cautos e informados

El nivel creciente de desconfianza de los españoles les ha llevado a desarrollar un mayor instinto de protección para evitar posibles disgustos: ahora la gente es cada vez más precavida. El 60% de los ciudadanos se preocupa por sus derechos antes de que se le presente un problema, sólo para estar preparado si éste llega, y el 80% cree que la mejor opción para defenderse es recurrir a un abogado que vele por sus derechos.

Eso sí, aún existes círculos de confianza en los que protegerse. El estudio estipula tres áreas dentro de las que se mueve la confianza de cada uno en una escala del cero al diez. El primer círculo, el más pequeño, se limita a la pareja, que recibe la nota más alta de confianza, un 9; la familia, con un 8,8, y los amigos más cercanos que merecen un 8. En el segundo círculo se encuentran los compañeros de trabajo, con una nota del 6,5, los vecinos, con un 6,3 y la gente del barrio con un 5,9. En el círculo más amplio se encuentran los desconocidos, que no llegan al aprobado en confianza y se quedan en un raquítico 3,9.

Esta es la media general nacional, pero varía levemente en función de varios factores como la procedencia, el sexo o la edad. Por lo general los más desconfiados son los jóvenes, y, al contrario de lo que se suele creer, quienes viven en un entorno urbano confían más en la gente en general que quienes proceden del ámbito rural.

Sin embargo, ocurre exactamente al revés en el caso de los vecinos, con quienes el nivel de confianza es muy superior en pueblos de menos de 5.000 habitantes. Por lo tanto, los habitantes de núcleos pequeños confían mucho en sus vecinos pero poco en el resto de personas.

Eso sí, a pesar de que cada vez somos más cautos en las relaciones con los demás, también es cierto que una amplia mayoría de los españoles, el 86%, sigue creyendo en causas solidarias y está convencido de que sus aportaciones a ONGs llegarán a buen puerto.  

La gran mayoría de los españoles, el 87,6%, ya no se fía del tradicional apretón de manos para cerrar un trato y prefiere ponerlo por escrito. Además, y seguramente a causa de la crisis económica, más de la mitad de la gente (un 57,6%) cree que el resto de las personas no son de fiar.