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Bótox a los ocho años y quirófano para el día de la comunión
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AUMENTA EL RECURSO A LA CIRUGÍA EN NIÑOS

Bótox a los ocho años y quirófano para el día de la comunión

En Polonia se ha puesto de moda llevar al niño al quirófano para que esté guapo el día de su Primera  Comunión –eliminar manchas, quitar el

Foto: Bótox a los ocho años y quirófano para el día de la comunión
Bótox a los ocho años y quirófano para el día de la comunión

En Polonia se ha puesto de moda llevar al niño al quirófano para que esté guapo el día de su Primera  Comunión –eliminar manchas, quitar el pelo a los cejijuntos o suprimir imperfecciones en el rostro-. En Reino Unido, una mujer inyecta bótox a su hija desde los 8 años, cada tres meses, y en España se dispara el número de intervenciones estéticas en niños, algunos con edades de poco más de 7 años. ¿Dónde está el límite?¿Ponemos a nuestros hijos en buenas manos?¿Su complejo acaba en una mesa de operaciones?¿Y el dolor del postoperatorio?

La profesora de Psicología Social en el CEU y miembro de la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria, Carmen Valle, es implacable a la hora de señalar a los únicos culpables de que el niño empiece a preocuparse de su aspecto físico y la estética: “Reconozco que con esto soy radical –dice-, pero es que los únicos culpables aquí son los adultos y, la mayoría de veces, los padres”. Según explica, “los niños son esponjas y se dan cuenta perfectamente de todo y los padres son peores que ellos, porque ¿qué pasaba antes cuando no existía la cirugía plástica? Pues que se asumía y ya está, no quedaba otra. Hay que tener en cuenta que el niño se acompleja si el entorno le acompleja, porque a ellos no les importa si están delgados, gordos, feos o guapos hasta que no se lo transmitimos desde su entorno”.

La operación de estética más demandada en España es, en la actualidad, la ortoplastia, la corrección de la forma o disposición de los pabellones auditivos. En el caso de las niñas, acuden cada vez más temprano a las consultas para solicitar un aumento de pechos. “A partir de siete años ya nos están llegando casos de niños que se someten a este tipo de operaciones,  pero por motivos de orden psicológico, no tanto estético”, explica Javier Moreno, presidente de la Unión Profesional de Médicos y Cirujanos de Estética en España.

“Otros casos también muy habituales son los de cirugía reparadora, por ejemplo, un labio leporino, una nariz excesiva, ya sea porque es muy grande o larga o muy corta y chata, y en las adolescentes sí que estamos notando un notable incremento de quienes piden aumento de pecho. Es increíble –sonríe Javier–, pero es que hay quienes están preocupadas por los pechos antes de la segunda dentición. Hay que esperar a desarrollar por completo, para hacer este tipo de intervenciones”.

Poner bótox a una niña, “una barbaridad”

Para el Presidente de la Unión Profesional, casos como el de la pequeña Campbell, a quien su madre le pone bótox desde los 8 años cada tres meses porque quiere convertirla en actriz, “¡es una barbaridad! Y como Presidente de la Unión Profesional sí les digo que en España no se atienden este tipo de consultas. Es muy raro que un profesional cualificado ponga bótox a una persona que no sea mayor de edad. Si no es patológico, se dejará o se consultará. No somos intervencionistas y respetamos mucho la edad, someterles a una mesa de operaciones requiere desarrollo físico y mental”.

Si algún cirujano en nuestro país le diera el visto bueno para algún tipo de estas intervenciones, sospeche. “Con  la crisis que hay –se sincera Moreno - no dudo en que haya algún profesional con poca estima por el ejercicio profesional que haga cosas indebidas, pero esto sería excepcional. Ojo porque si esto sucede, está poniendo a su hijo en manos de un profesional que prioriza su economía por encima de la salud de su hijo”. Para evitar este tipo de situaciones o ante cualquier duda, lo más recomendable es consultar con la Unión  Profesional y la Sociedad Española de Cirugía Estética.

La solución no está siempre en manos de un cirujano o del bisturí. Hay veces que los padres buscan acabar con los complejos por pequeños defectos físicos en la mesa de operaciones, pero en algunas ocasiones el resultado que se obtiene es el contrario, Carolina H. G. operó a su hijo de las orejas y tuvo que llevarle meses después a un psicólogo. “Los dolores del postoperatorio –explica esta madre- los llevó fatal pero es que luego también tuvo problemas. No se reconocía casi, evitaba mirarse al espejo. Es complicado. Primero sufrió porque le insultaban en el cole, y luego porque le llamaban ‘operao’. Tuvimos que cambiarle de colegio. Ahora ya todo ha pasado y está genial, pero si a mí se me presentara la misma situación, creo de verdad que esperaría a que fuese mayor. Le operamos con sólo nueve años y me doy cuenta de que era demasiado pequeño, esperaría  por los menos hasta los doce o los trece”.

Si en el colegio o en el instituto alguien comenzara a meterse con sus hijos o a insultarles, la solución no es, según Carmen Valle, el quirófano, sino todo lo contrario; trabajar con ellos la personalidad y el interior porque cuando lleguen otro tipo de problemas que vayan más allá del físico no habrá bisturí en el mundo capaz de evitarles problemas. “Hay que instruirles –apunta la profesora– y terminarán asumiéndolo. Hay un ejercicio muy simple que nosotros solemos hacer con los niños, sobre todo con los más pequeños.  Les decimos que cierren los ojos y que piensen en la persona que más quiere en este mundo. La respuesta suele ser su madre y les hacemos ver que no la quieren porque sea más o menos guapa, gorda, fea o delgada, sino porque es la mejor persona del mundo”.

El 80% cree que el éxito en la vida depende del físico

La Unidad de trastornos alimentarios acaba de realizar un profundo estudio analizando a 500 niños que sufren bulimia o anorexia. Cuando se les pidió que calificasen del 1 al 10 qué les lleva a la felicidad, el 80%, casi la totalidad, señalaron que el éxito de la vida depende del  atractivo físico. La profesora Carmen Valle cree que estamos ante un serio problema y un reto que debería empezar a afrontarse desde que somos pequeños, en las aulas del colegio con planes de prevención. Según Valle, “cada vez llegan más casos a nuestra unidad y en vez de mejorar, todo lo contrario, siguen viniendo más y más con una complicación añadida, Internet y la tele”.

Este año, según nos cuentan en las Clínicas de Estética, los Reyes Magos se han llevado una desagradable sorpresa al ver cómo algunas adolescentes les pedían en su “carta” un aumento de pechos. El poder mediático hace estragos y la cirugía estética no es ningún juego de niños. La realidad es la mejor de las pruebas para corroborar que corren malos tiempos para la palabra “aceptarse a sí mismo”.

En Polonia se ha puesto de moda llevar al niño al quirófano para que esté guapo el día de su Primera  Comunión –eliminar manchas, quitar el pelo a los cejijuntos o suprimir imperfecciones en el rostro-. En Reino Unido, una mujer inyecta bótox a su hija desde los 8 años, cada tres meses, y en España se dispara el número de intervenciones estéticas en niños, algunos con edades de poco más de 7 años. ¿Dónde está el límite?¿Ponemos a nuestros hijos en buenas manos?¿Su complejo acaba en una mesa de operaciones?¿Y el dolor del postoperatorio?

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