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¿Son las madres chinas las mejores del mundo?
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UN ESTUDIO DE YALE CRITICA LA PERMISIVIDAD OCCIDENTAL

¿Son las madres chinas las mejores del mundo?

Nadie niega que ser madre es una tarea ardua y que resulta complicado destacar en esta labor. Sin embargo, para las madres chinas ellas son las

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¿Son las madres chinas las mejores del mundo?

Nadie niega que ser madre es una tarea ardua y que resulta complicado destacar en esta labor. Sin embargo, para las madres chinas ellas son las número uno. O eso es lo que piensa Amy Chua, profesora de Derecho de la Universidad de Yale y autora del controvertido libro Battle Hymn Of the Tiger Mother. Nacida en EEUU e hija de inmigrantes chinos, Chua defiende la superioridad de las progenitoras chinas, apodadas las madres tigre, respecto a las estadounidenses en una tribuna sobre su libro publicada recientemente en The Wall Street Journal.

 

Sus palabras han generado una gran polémica entre los lectores de todo el mundo. La razón: sus fuertes críticas a los métodos de enseñanza de los padres occidentales, a los que califica de “permisivos”, frente a la mano dura de los progenitores asiáticos. Una muestra de los valores tradicionales de la auténtica familia china.

A través de la tribuna, la profesora alaba las técnicas educativas a la china, basadas en una estricta disciplina que aboga por el castigo, la humillación y el insulto. Además, afirma que esta conducta impuesta por estas señoritas Rottemeyer tiene el único fin de que sus hijos obtengan más oportunidades en el futuro y pueden labrarse un porvenir más fructífero. Una conducta que incluso ha sido defendida en la prensa por su hija mayor, Sophia, ante el aluvión de ataques hacia su madre.

Para el presidente de la CEAPA (Confederación Española de Asociaciones de Padres de Alumnos), Pedro Rascón, los estrictos métodos chinos son un ejemplo de lo que “no hacemos ni debemos hacer. Es absurdo, es una vuelta al pasado. Dejémonos de tonterías. Tenemos que modernizarnos”, afirmó. En declaraciones a El Confidencial, Rascón confiesa que actualmente “sería ilegal” aplicar estas técnicas en España, pues debería cambiarse la legislación para ello. “No creo que ésta sea la verdadera cultura oriental”, declara.

“Estudiar no es divertido”

En el artículo, Chua apela a varios estudios que demuestran las grandes diferencias entre la forma de actuar de las madres chinas y las occidentales en su rol como educadoras. Mientras estas últimas confiesan que, como progenitoras, deben promover la idea de que estudiar es divertido, las otras consideran un fracaso personal el que sus hijos no sobresalgan en clase.

En su experiencia como madre, Chua expone algunos ejemplos que aplicó en la vida cotidiana con sus dos hijas, Sophia y Lulu, criadas también en el país del Tío Sam. La autora confiesa que nunca permitió que sus hijas durmiesen fuera de casa o que participasen en juegos colectivos. Tampoco era partidaria de que viesen la televisión ni jugasen con el ordenador. Por supuesto, era obligatorio que llegasen a casa con sobresalientes en todas las asignaturas, salvo en Educación, Física y Teatro, y que no tocasen un instrumento que no fuese el piano o el violín. Asimismo, ella misma eligió las actividades extraescolares, dado que, en palabras de la profesora, los pequeños no tienen la capacidad para elegir aquello que les conviene para el día de mañana. Pero, ¿hasta qué punto es positivo dirigir la educación de nuestros pequeños? ¿Resulta beneficioso privarles de la libertad de decidir por ellos mismos? ¿Deben sacrificar su infancia por una vida adulta exitosa?

Rascón tiene muy claro que “no existe una fórmula mágica” para educar a los hijos, ya que cada uno es diferente, y el que un niño fracase en los estudios no significa directamente una decepción personal de los padres, pues detrás de él hay varios factores que han podido condicionar ese resultado. “Nosotros no abandonamos la educación de nuestros hijos”, insiste.

El suicidio, consecuencia de la presión paternal

 

Desde pequeños, los chinos viven bajo la presión de superarse y destacar entre los más de 1.300 millones de compatriotas. Su objetivo: lograr una plaza en la universidad. El curso pasado se presentaron casi 10 millones de estudiantes al gaokao (la selectividad china). Este examen es un acontecimiento nacional, incluso se ha llegado a considerar un fenómeno sociocultural, que marca el futuro motor del gigante asiático.

Sin embargo, este camino de espigas resulta un tormento para algunos jóvenes orientales que ven como salida el suicidio. El pasado junio se suicidaron tres estudiantes chinos, a causa de la gran presión que sufren con motivo del gaokao, según informó Global Times. Y, año tras año, la situación es similar. A esto hay que sumar que los jóvenes chinos se sienten en deuda con sus progenitores, tal y como afirma Chua, dado que la sociedad considera que los hijos se lo deben todo a sus padres por el sacrificio que han hecho a lo largo de su vida para labrarles un provenir.

El fracaso español

En las aulas españolas, el porcentaje del fracaso escolar es catastrófico, sólo hay que ver el último informe PISA. Un 30% de alumnos se queda en la estacada en los colegios y sitúa a España a una distancia de entre 12 y 13 puntos por debajo de la media de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Desde la CEAPA se denuncia que esta situación está motivada por varios factores, entre ellos, la rigidez del sistema educativo español, el exceso de información que se enseña y el que se están dando clases “como en el siglo XIX a alumnos del siglo XXI”.

Por ello, se aboga por una “escuela democrática”, un sistema que “motive, ilusione, respete las diferencias y sea capaz de sacar el máximo rendimiento del alumno”. Y esto no sólo hay que hacerlo en el colegio, sino también desde casa. “Como diría el filósofo José Antonio Marina, educar es una tarea compartida, es cuestión de la tribu entera”, cita Rascón y, añade, “todos formamos parte de la educación de nuestros hijos”.

Nadie niega que ser madre es una tarea ardua y que resulta complicado destacar en esta labor. Sin embargo, para las madres chinas ellas son las número uno. O eso es lo que piensa Amy Chua, profesora de Derecho de la Universidad de Yale y autora del controvertido libro Battle Hymn Of the Tiger Mother. Nacida en EEUU e hija de inmigrantes chinos, Chua defiende la superioridad de las progenitoras chinas, apodadas las madres tigre, respecto a las estadounidenses en una tribuna sobre su libro publicada recientemente en The Wall Street Journal.