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“Soy crudívora, no como alimentos cocinados y sólo he tenido que ir una vez al médico”
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PROS Y CONTRAS DE LA ‘DIETA SIN FUEGO’

“Soy crudívora, no como alimentos cocinados y sólo he tenido que ir una vez al médico”

“No es fácil ir contracorriente. O te tachan de excéntrico, o estás enfermo, o perteneces a una secta.” Sin embargo, Mercè Passola no es de ninguna

Foto: “Soy crudívora, no como alimentos cocinados y sólo he tenido que ir una vez al médico”
“Soy crudívora, no como alimentos cocinados y sólo he tenido que ir una vez al médico”

“No es fácil ir contracorriente. O te tachan de excéntrico, o estás enfermo, o perteneces a una secta.” Sin embargo, Mercè Passola no es de ninguna secta y asegura que en los últimos 30 años sólo ha acudido al médico cuando entró en la menopausia. Y que sea una excéntrica o no, depende del juicio de cada uno. Tiene 67 años, disfruta de su familia, escribe cuentos para niños, pinta… Y, desde hace 16 años, sólo come alimentos crudos.

Mercè Passola es crudívora, es decir, no come ningún alimento que haya sido cocinado, y además es vegetariana, así que no come ni carne ni pescado. Entonces, ¿qué puede comer? “En estos momentos, mi alimentación es simple: frutas, verduras, algas, germinados y frutos secos. Como así desde hace muchos años y mi cuerpo no necesita muchas cosas.”

Aunque los crudívoros no cocinan los alimentos, sí que aplican ciertos procesos para hacerlos más agradables a la vista y el paladar, como macerar, deshidratar, triturar, rallar o fermentar. Mercé Passola asegura que lo “importante es no cambiar la estructura de los alimentos y mantener todos los nutrientes que se destruyen a más de 40ºC.”

Ella empezó con una dieta crudívora (aunque prefiere llamarla “sin fuego”) durante la menopausia “porque me sentía cansada, me costaba hacer las cosas, sentía que alguna cosa no iba bien. Necesitaba hacer un cambio.” Y su cambio fue eliminar completamente de su dieta los alimentos cocinados. “Al principio, necesitaba comer con mucha frecuencia, cada dos horas. Es lógico, porque tu estómago quiere sentirse lleno y esta alimentación es muy ligera, se digiere muy rápido. Pero te acostumbras.”

¿Pero realmente es saludable una dieta estrictamente crudívora? Uno de los principales argumentos que esgrimen los crudívoros es que la cocción provoca la pérdida de nutrientes de los alimentos. “Algo de razón sí que tienen" -señala Amparo Martínez, médico especialista en endocrinología y nutrición-, porque, sobre todo al freír, muchas proteínas pueden descomponerse y ciertos cocinados, como los preparados con aceite reutilizado, producen tóxicos. Pero la cocción aumenta la digestibilidad y facilita la destrucción de gérmenes. Una lechuga se puede comer cruda, pero tiene pocos minerales y vitaminas. En cambio, las acelgas tienen muchos nutrientes y veo difícil comerla cruda.”

¿Y si, aparte de dejar de comer alimentos cocinados, tampoco se come ni carne ni pescado? “Una dieta de este estilo puede causar un déficit proteico y de masa muscular. Las frutas y las verduras no tienen todos lo nutrientes. Faltan las proteínas de carne y pescado, vitamina B12, que se encuentra en el huevo, calcio, etc. Y no olvidemos el omega 3, presente en el pescado y fundamental para el cerebro.”

Una dieta que todavía no ‘cuaja’ en España

A falta de estadísticas, no parece que, por el momento, la dieta crudívora esté ganando muchos adeptos en España. Domingo Pérez es médico y especialista en medicina biológica, una disciplina que defiende la utilización de tratamientos naturales como la fitoterapia o la homeopatía y la necesidad de comer cada día dos raciones, como mínimo, de alimentos crudos. Y entiende como alimentos crudos también aquellos que se cocinan al vapor, una forma de cocción poco agresiva y que ayuda a que no se pierdan tantos nutrientes como al hervir o freír. Nunca ha tenido un paciente que sea crudívoro estricto, aunque sí que acuden a su consulta muchas personas que desean consumir más alimentos crudos.

“Aunque no soy partidario del crudivorismo estricto, entiendo que hay personas con un buen aparato digestivo que pueden ser crudívoros estrictos.” Para Domingo Pérez es importante que el 70% de nuestra dieta esté compuesta por alimentos crudos, “que son alcalinos y combaten la tendencia del organismo a acidificarse, lo que causa riesgo de osteoporosis, piel seca, catarros o problemas del ritmo cardiaco.” Insiste en que no hay que confundir el crudivorismo con el vegetarianismo estricto y que todos los nutrientes que necesita el organismo están en la dieta crudívora. “Los crudívoros no deben tener déficits de proteínas ya que pueden comer pescado crudo (tipo sushi, por ejemplo), aguacate o legumbres; la vitamina B12 está en la espirulina y otras algas; y el omega 3 se puede obtener de las nueces y las semillas de lino”.

El crudivorismo es una opción minoritaria y muy extraña para mucha gente. Así que dar el paso puede ser complicado. “Yo ya era la rara -dice Mercè Passola-, por lo que cuando decidí ser crudívora no hubo ningún problema en mi entorno. Pero sí que muchas veces te sientes fuera de lugar.” Hacer la compra y comer en casa quizás no supone más problemas que encontrar productos fiables, limpios de pesticidas y gérmenes, para comerlos crudos. Pero salir a comer o de viaje puede ser toda una aventura.

“Comer fuera es muy divertido. Te puedes encontrar cualquier cosa, pero siempre hay ensaladas y puedes prescindir de los ingredientes de un plato que no te interesan. Y si voy a una fiesta, como una boda, me llevo frutos secos por si me entra el hambre. Si me preguntan por qué como tan poco, ya tengo la frase solución: ‘Hoy no tengo el cuerpo muy fino.’” No le preocupa que muchos médicos aseguren que su dieta puede ser deficiente en nutrientes. Y tampoco le afectan los comentarios de algunas personas que le preguntan si no teme por su salud. “Es muy fácil decir que te faltan vitaminas o proteínas cuando no estás en el grupo ‘normal’, cuando eres un elemento de discordia. Y no dejo que ningún médico controle lo que como por la sencilla razón de que me encuentro bien, con energía, y no quiero que me metan el miedo en el cuerpo.”

Afirma que se siente mucho mejor desde que opta por una alimentación cruda. Pero ¿no echa de menos algún plato cocinado? “A veces, me viene a la mente un plato determinado y decido probarlo. Pero no se puede comparar con un alimento crudo. Cuando llevaba dos años con la alimentación cruda, sentía nostalgia por los cocinados porque no se puede borrar en dos días de la memoria de las células miles y miles de años de alimentación cocinada. Entonces, ¿quizás algún día le apetezca alguna sopa, unas verduras al horno o un plato de pasta? “Tal y como estoy ahora, me costaría volver a los alimentos cocinados. Pero como sé que todo puede cambiar, quizás en unos años...”

“No es fácil ir contracorriente. O te tachan de excéntrico, o estás enfermo, o perteneces a una secta.” Sin embargo, Mercè Passola no es de ninguna secta y asegura que en los últimos 30 años sólo ha acudido al médico cuando entró en la menopausia. Y que sea una excéntrica o no, depende del juicio de cada uno. Tiene 67 años, disfruta de su familia, escribe cuentos para niños, pinta… Y, desde hace 16 años, sólo come alimentos crudos.