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Insultos y agresiones, la asignatura pendiente de las universidades catalanas
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TRAS EL INTENTO DE BOICOT A ROSA DÍEZ EN LA UAB

Insultos y agresiones, la asignatura pendiente de las universidades catalanas

Los políticos son uno de los blancos preferidos de las protestas de los estudiantes. De un signo o de otro, los líderes y lideresas que acuden

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Insultos y agresiones, la asignatura pendiente de las universidades catalanas

Los políticos son uno de los blancos preferidos de las protestas de los estudiantes. De un signo o de otro, los líderes y lideresas que acuden a dar charlas a las aulas magnas se pueden encontrar con la sorpresa de un nutrido grupo de alborotadores que pueden dar al traste con sus intenciones. La presidenta de Unión, Progreso y Democracia (UPyD), Rosa Díez, fue la última en saborear la hiel de las conferencias en estos foros: cuando acudió a la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), un pelotón de estudiantes intentó boicotear su actuación.

Un centenar de jóvenes independentistas, saltándose a la fuerza el escaso cinturón de seguridad, invadió la sala donde se iba a celebrar la charla y comenzó a insultarla. El decano de la Facultad de Ciencias Políticas y de Sociología, Salvador Cardús, conocido soberanista, desconvocó el acto y trasladó a su invitada a otra aula, donde pudo pronunciar el discurso ante una reducida audiencia. Gestos obscenos, butifarras, peinetas o simulaciones de una pistola disparándole con los dedos fueron algunos de los gestos con que los radicales la recibieron. Eso y bolsas de pintura, alguna de las cuales impactó en el propio Cardús.

No ha sido el único incidente ocurrido en esta Universidad. A mediados de febrero, la víctima fue el ex lehendakari vasco Juan José Ibarretxe. La historia era la misma, pero de signo contrario. Varios alborotadores le insultaron con gritos de “¡Ibarretxe, torturador!” e intentaron impedir la charla. Al final, con media hora de retraso, la conferencia pudo realizarse.

No dejar hablar a ciertos personajes políticos no es algo exclusivo de la UAB. Alberto Fernández Díaz, presidente del grupo municipal del Partido Popular en el Ayuntamiento de Barcelona, recibió en 2003 su ración de huevos e insultos en la Universidad de Barcelona (UB). Y la dirigente del PP Dolors Nadal también fue insultada en febrero de 2008 en la Universidad Pompeu Fabra (UPF).

Dídac Ramirez, rector de la Universidad de Barcelona (UB), señala a El Confidencial que es consciente de que algunos actos conllevan “ciertos riesgos”. Aún así, remarca que no cree “que se haya de restringir o elevar el grado de seguridad a niveles que dificulten el acceso a la universidad y que puedan llegar a cuestionar la inocencia de nuestra comunidad universitaria en virtud de perfiles estadísticos, historiales pasados o incontinencias verbales. Eso, no obstante, no evita el alboroto y sucesos desagradables, porque la responsabilidad nos debería inhibir a dejarnos llevar”.

Ramírez subraya también que “en caso de actitudes irrespetuosas con las personas, la medida que siempre tomamos es la llamada a la responsabilidad de los valores y el espíritu universitario de tolerancia y el derecho a discrepar”.

Emma Rodero, vicerrectora de estudiantes de la UPF, por su parte, señala a este diario: “Desde la UPF, estamos trabajando muy estrechamente con los estudiantes para que no se produzcan situaciones desagradables”, aunque reconoce que “ciertas situaciones no se pueden prever”.

Rodero explica, además, que los responsables de esta institución han elaborado “una normativa de actuación con los estudiantes hecha a partir del diálogo” y que apuesta por “esta línea de trabajo”. Aunque destaca el tiempo transcurrido desde la última vez que unos estudiantes intentaron boicotear un acto y confía en que “no vuelva a pasar”.

Silencio en la UAB

En la UAB, el silencio es absoluto y la información opaca. Los últimos incidentes la han puesto en el disparadero y los diversos intentos de este diario por obtener una versión oficial de los hechos no tuvieron éxito. Ganó el oscurantismo a la transparencia.

Rosa Díez, por su parte, no quiere que los ataques que sufrió en su sede queden en una simple anécdota. De momento, ya ha enviado cartas al presidente del la Generalitat, José Montilla, al consejero de Interior, Joan Saura, y a la rectora de la Universidad Autónoma, Ana Ripoll, pidiendo que se tomen las acciones legales pertinentes en relación a los ataques que tuvo que soportar en la Universidad. La carta adjunta documentación que acreditan los hechos y que facilitan la identificación de los autores.

La presidenta de UPyD tampoco es novata en esto de ser el blanco de las iras de los estudiantes. En plena campaña de las elecciones generales de 2008, las primeras en las que se presentó su formación, ya fue víctima de la intolerancia de algunos universitarios. En febrero de ese mismo año, fue insultada y abucheada durante una conferencia en la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid. En pocos días, esta institución registró tres intentos de boicot a políticos: además de Díez, también tuvieron que aguantar improperios Dolors Nadal, que concurría como cabeza de lista del PP por Barcelona, y María San Gil, presidenta del PP vasco. Días después de los incidentes con la líder de UPyD, le tocó el turno al ex ministro de Asuntos Exteriores Josep Piqué, a quien unos 200 estudiantes increparon e intentaron echar. Al final, Piqué pudo realizar su conferencia con una hora de retraso.

El boicot, pues, no es una práctica exclusiva de las universidades catalanas. Sólo hay que recodar el explícito gesto de la peineta del ex presidente José María Aznar, hace dos semanas, a los estudiantes que le increpaban en la Facultad de Económicas de Oviedo.

Los políticos son uno de los blancos preferidos de las protestas de los estudiantes. De un signo o de otro, los líderes y lideresas que acuden a dar charlas a las aulas magnas se pueden encontrar con la sorpresa de un nutrido grupo de alborotadores que pueden dar al traste con sus intenciones. La presidenta de Unión, Progreso y Democracia (UPyD), Rosa Díez, fue la última en saborear la hiel de las conferencias en estos foros: cuando acudió a la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), un pelotón de estudiantes intentó boicotear su actuación.

Rosa Díez