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Camaradería, olor a leña y más espacio en el nuevo "iglú" de "Pingüinos"
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Camaradería, olor a leña y más espacio en el nuevo "iglú" de "Pingüinos"

Antonio Aragón Blanco. Valladolid, 9 ene (EFE).- La presente edición de la concentración motorista "Pingüinos", que comenzó ayer y se desarrollará hasta el domingo,

Antonio Aragón Blanco.

Valladolid, 9 ene (EFE).- La presente edición de la concentración motorista "Pingüinos", que comenzó ayer y se desarrollará hasta el domingo, tiene la misma camaradería de siempre, cuyo perfume es el de la leña quemada en la multitud de hogueras que vertebran la nueva zona de acampada preparada por vez primera en el entorno de Puente Duero (Valladolid), más amplia que la de otras ediciones.

Y es que son más de treinta las hectáreas de frondosos pinos las que acogen a aficionados de las dos ruedas motorizadas de todas las partes de España y de Europa que, como cada año desde 1982, visitan Valladolid y la concentración invernal más importante del mundo que organiza el Club Turismoto.

El frío no es el impedimento, más bien el reclamo para acercarse hasta Pingüinos, si la carretera lo permite, algo que no ha hecho con más de cien motoristas que se han quedado atrapados en San Esteban de Gormaz (Soria).

La gélida singularidad gusta. Así lo reconoce Mahe Gilbert, un francés de 52 años que, desde hace cinco, recorre solo los 1.350 kilómetros que separan Valladolid de la Bretaña gala en su moto con sidecar y mini caravana a remolque.

"Lo que más me gusta es el ambiente de amistad, camaradería y el frío y, además, el sitio de este año es mucho mejor", añade Gilbert, quien junto a unos amigos franceses que ha conocido en Pingüinos comparte hoguera, comida, bebida y sonoras risotadas.

Las cazadoras de cuero, los sombreros de vaquero y los chalecos con insignias de otros clubes y concentraciones son lucidos sobre motocicletas Honda Goldwing, BMW, Kawasaki y, como no, Harley Davidson de todo tipo, cuyos motores rugen entre cerveza y tazas de "caldo pingüinero".

Es el momento ideal para departir sobre cilindros y centímetros cúbicos, así como para degustar bocadillos de chorizo o panceta, mientras viejos rockeros como los Metallica, con su mítico "Nothing else matters", y Miguel Ríos resuenan por la megafonía.

Un combinado capaz de producir "la química especial" que para Ángel García tiene Pingüinos. Este madrileño de 59 años es un enamorado desde hace más treinta de las motos. Ahora tiene tres, pero calcula que ha llegado a poseer unas veinte. "Son como las mujeres, me gustan todas", compara mientras exhibe su Harley Davidson Electra Glide de color marfil.

"Para mí son unos días de relax y en los que conozco gente y disfruto de la buena comida y el buen vino que hay en Valladolid", indica el veterano motorista, quien también deja claro que el emplazamiento de Puente Duero supera al de otras ediciones.

A la zona de acampada, en la que se ven tiendas de campaña de todo tipo y carpas más preparadas como la del Mega Scooter Club de Madrid, con "setas de calor" incluida, le siguen barras de bar, hamburgueserías, restaurantes de comida turca, discotecas y tiendas especializadas "a precios de orgasmo", según reflejaba el cartel de una de ellas.

Todo ello dispuesto para hacer "el agosto", aunque a temperatura polar y con una incipiente nieve desde las 15,00 horas de hoy que, al principio, podía confundirse con las briznas de ceniza desprendidas de las hogueras.

El frío agrietaba la piel, a pesar de que los "Pingüinos" están más que preparados para combatirlo con su indumentaria. No en vano, algunos lo llevan peor que otros.

Es el caso de los miembros del Motoclub Los Ángeles de Gran Canaria, quienes estaban acostumbrados a los veinte grados centígrados de su tierra natal antes de embarcarse el pasado sábado camino a Puente Duero.

Dos días en barco hasta Cádiz, para después atravesar Portugal y llegar a Galicia con el fin de recoger al hermano de uno de los miembros y bajar hasta la sede de Pingüinos.

"Ya estuvimos el año pasado y esto es increíble. La organización es espléndida y este año hay mucho más espacio", sentencia José Santiago Díaz, presidente del club canario, antes de observar atónito cómo los vecinos de tienda cocinaban un cochinillo en la hoguera. EFE aab/jam/jmi

Antonio Aragón Blanco.