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Los últimos días del atún rojo
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LAS MEDIDAS RESTRICTIVAS DIVIDEN A INDUSTRIA Y ECOLOGISTAS

Los últimos días del atún rojo

El atún rojo se encuentra en una situación crítica. Es una de las especies más expuestas a la sobrepesca, las capturas irregulares y la falta de

Foto: Los últimos días del atún rojo
Los últimos días del atún rojo

El atún rojo se encuentra en una situación crítica. Es una de las especies más expuestas a la sobrepesca, las capturas irregulares y la falta de control de cumplimiento de la legalidad. Y un día, pronto, si nadie lo remedia, desaparecerá del mapa. Por eso, el pasado mes de noviembre, los miembros de la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT) se dieron cita en Marrakech para negociar el devenir de la pesca de esta preciada especie pelágica. Los diferentes países con intereses en las pesquerías atlánticas debatieron la forma de redirigir el caladero oriental y mediterráneo del atún rojo, actualmente al borde del colapso debido a la sobreexplotación, inducido, a su vez, por el auge del mercado japonés.

 

El encuentro concluyó con el establecimiento de una Captura Total Admisible (TAC) de 22.000 toneladas para 2009, una cifra muy superior a la propuesta inicial de 15.000 toneladas, alentada por parte de la delegación y respaldada por la comunidad científica. Un TAC que, según las organizaciones medioambientales, responde únicamente a los intereses a corto plazo de la industria pesquera. Sin embargo, los países implicados -a excepción de Libia- acataron las medidas adoptadas como un mal menor. En resumen: más restricciones pero no tantas como se esperaban. Quizá la más relevante sea el cese de la actividad entre el 15 de junio y el 15 de abril, lo que desabastecerá a las pescaderías en esas fechas.

Tanto en España como en otros países, las capturas de atún rojo suelen superar los límites impuestos. Sin ir más lejos, el plan de recuperación aprobado a nivel europeo en 2006 cayó en saco roto por la pesca ilegal, que llegó a triplicar las capturas permitidas. La ICCAT estableció una cuota de pesca de atún rojo de 29.500 toneladas en el Atlántico Este y el Mediterráneo a pesar de que sus propias recomendaciones eran de 15 toneladas. Los científicos estimaron que los niveles de captura se sobrepasaron hasta llegar a las 61.000 toneladas de atún rojo.

Intereses enfrentados

Mientras los grupos ecologistas exigen mayores reducciones en las cuotas de captura en línea con las recomendaciones científicas, las empresas manufactureras se mantienen expectantes ante las previsiones de pérdidas económicas. Oceana, la organización internacional de conservación marina, reclama el cierre de la pesquería hasta que los estudios científicos demuestren que el stock de atún rojo se ha recuperado. Xavier Pastor, director ejecutivo de Oceana en Europa, se muestra disconforme con la resolución del encuentro: “Los países que han participado en la negociación y se han opuesto a una gestión responsable de la pesquería del atún rojo han destruido la credibilidad de ICCAT. En lugar de evitar el colapso de la pesquería, han claudicado ante los intereses a corto plazo de la industria pesquera. Con esta decisión sólo podemos esperar la desaparición del atún rojo”, sentencia.

Por su parte, Greenpeace continúa denunciando la mala gestión de la pesca de esta especie, por lo que pide a todas las Partes Contratantes de la ICCAT el cierre inmediato de la pesquería de atún rojo, hasta que se establezcan reservas marinas para proteger todas las zonas de desove de la especie, la capacidad de la flota se haya reducido a niveles sostenibles y se haya adoptado un nuevo plan de gestión acorde con la recomendación científica y que sea totalmente respetado. A su juicio, el acuerdo de la Comisión Internacional es un “fracaso absoluto”.

De otro lado se encuentra el sector hostelero, que no puede evitar su preocupación por la reducción de la captura. Aunque menores de lo que se preveían, las limitaciones de pesca conllevarán un inevitable incremento del precio de la pieza. Las familias cuya subsistencia depende de la pesca en general y del atún rojo en particular deberán intensificar sus esfuerzos para capturar la cantidad de atunes fijada en los plazos establecidos. Lejos queda aquella época en la que los fenicios consumían atunes, cuando se pescaban por miles con las primeras almadrabas y su abundancia era tal que era necesario devolverlos al mar.

El atún rojo se encuentra en una situación crítica. Es una de las especies más expuestas a la sobrepesca, las capturas irregulares y la falta de control de cumplimiento de la legalidad. Y un día, pronto, si nadie lo remedia, desaparecerá del mapa. Por eso, el pasado mes de noviembre, los miembros de la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT) se dieron cita en Marrakech para negociar el devenir de la pesca de esta preciada especie pelágica. Los diferentes países con intereses en las pesquerías atlánticas debatieron la forma de redirigir el caladero oriental y mediterráneo del atún rojo, actualmente al borde del colapso debido a la sobreexplotación, inducido, a su vez, por el auge del mercado japonés.