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Miembros de Greenpeace se encadenan en la central nuclear de Garoña y bloquean su acceso
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Miembros de Greenpeace se encadenan en la central nuclear de Garoña y bloquean su acceso

Miembros de Greenpeace han colocado en la entrada principal de la central nuclear de Garoña (Burgos) un contenedor, en cuyo interior hay diez ecologistas, mientras que

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Miembros de Greenpeace se encadenan en la central nuclear de Garoña y bloquean su acceso

Miembros de Greenpeace han colocado en la entrada principal de la central nuclear de Garoña (Burgos) un contenedor, en cuyo interior hay diez ecologistas, mientras que otro grupo se ha encadenado a la puerta de las instalaciones para pedir su cierre, ha informado hoy la asociación en un comunicado.

Según Greenpeace, a las 06:00 horas de esta mañana, 60 de sus miembros han instalado un "contenedor de resistencia" en cuyo interior se encuentran una decena de activistas de la campaña "Yo soy antinuclear", acción con la que quieren exigir al Gobierno "el cumplimiento de su compromiso de cierre de las centrales nucleares y la clausura inmediata de esa central". Mientras, otro grupo se ha encadenado a la puerta de la central nuclear con pancartas con el lema: "Garoña, cierre ya".

El responsable de la campaña de energía nuclear de Greenpeace, Carlos Bravo, ha señalado que  el contenedor colocado junto a la entrada, no pretende bloquear los accesos a la planta atómica sino llamar la atención sobre el problema. Bravo ha señalado que se puede entrar y salir de la central y que su objetivo con esta iniciativa es recordar al Gobierno que ha de cumplir su compromiso electoral de cerrar esta planta atómica.

El portavoz de Greenpeace ha añadido que además del contenedor, con ecologistas en su interior, que ha sido colocado junto a la entrada de la planta a primera hora de la mañana, se han encadenado otros activistas en la puerta con pancartas con el lema "Garoña, cierre ya". "Estamos preparados para resistir", ha insistido el dirigente ecologista, a la vez que ha subrayado que su aspiración es hacer llegar a la sociedad el mensaje de que "estamos ante una central antigua, peligrosa y amortizada que el Gobierno se comprometió a cerrar". "Lo que no pude ser es que ahora el Gobierno empiece a plantear dudas sobre el cierre o no de la planta y por ello vamos a insistir en que han de cumplir con sus compromisos, porque además se trata de una central prescindible", ha añadido.

Ha recordado que se trata de "una acción de protesta pacífica" dentro de la campaña "yo soy antinuclear". "No hay ningún motivo económico, ni energético, ni medioambiental ni social al que el Gobierno pueda agarrarse para incumplir su compromiso de cerrar Garoña y las demás nucleares". "Garoña está más que amortizada, su escasa producción eléctrica está sobradamente compensada por el incremento anual de la electricidad renovable, tiene serios problemas de agrietamiento por corrosión, y el rechazo social que genera es manifiesto", agregó el portavoz.

Por su parte, el director ejecutivo de la organización eologista, Juan López de Uralde, afirmó que "es hora de que el Gobierno socialista cumpla su compromiso de cerrar Garoña y las demás centrales nucleares". "El presidente Zapatero cometería un grave error si decide darle la espalda a la mayoría antinuclear de la ciudadanía", agregó, según un comunicado de la organización.

Según Greenpeace, la central nuclear de Garoña, inaugurada en 1971, está "totalmente amortizada desde hace años" y es "una central nuclear obsoleta, aquejada de graves problemas de seguridad". Su permiso de explotación termina en julio de 2009, pero la compañía propietaria Nuclenor ha pedido una prórroga de otros 10 años para la central.

Miembros de Greenpeace han colocado en la entrada principal de la central nuclear de Garoña (Burgos) un contenedor, en cuyo interior hay diez ecologistas, mientras que otro grupo se ha encadenado a la puerta de las instalaciones para pedir su cierre, ha informado hoy la asociación en un comunicado.

Según Greenpeace, a las 06:00 horas de esta mañana, 60 de sus miembros han instalado un "contenedor de resistencia" en cuyo interior se encuentran una decena de activistas de la campaña "Yo soy antinuclear", acción con la que quieren exigir al Gobierno "el cumplimiento de su compromiso de cierre de las centrales nucleares y la clausura inmediata de esa central". Mientras, otro grupo se ha encadenado a la puerta de la central nuclear con pancartas con el lema: "Garoña, cierre ya".

El responsable de la campaña de energía nuclear de Greenpeace, Carlos Bravo, ha señalado que  el contenedor colocado junto a la entrada, no pretende bloquear los accesos a la planta atómica sino llamar la atención sobre el problema. Bravo ha señalado que se puede entrar y salir de la central y que su objetivo con esta iniciativa es recordar al Gobierno que ha de cumplir su compromiso electoral de cerrar esta planta atómica.

El portavoz de Greenpeace ha añadido que además del contenedor, con ecologistas en su interior, que ha sido colocado junto a la entrada de la planta a primera hora de la mañana, se han encadenado otros activistas en la puerta con pancartas con el lema "Garoña, cierre ya". "Estamos preparados para resistir", ha insistido el dirigente ecologista, a la vez que ha subrayado que su aspiración es hacer llegar a la sociedad el mensaje de que "estamos ante una central antigua, peligrosa y amortizada que el Gobierno se comprometió a cerrar". "Lo que no pude ser es que ahora el Gobierno empiece a plantear dudas sobre el cierre o no de la planta y por ello vamos a insistir en que han de cumplir con sus compromisos, porque además se trata de una central prescindible", ha añadido.

Ha recordado que se trata de "una acción de protesta pacífica" dentro de la campaña "yo soy antinuclear". "No hay ningún motivo económico, ni energético, ni medioambiental ni social al que el Gobierno pueda agarrarse para incumplir su compromiso de cerrar Garoña y las demás nucleares". "Garoña está más que amortizada, su escasa producción eléctrica está sobradamente compensada por el incremento anual de la electricidad renovable, tiene serios problemas de agrietamiento por corrosión, y el rechazo social que genera es manifiesto", agregó el portavoz.

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