El profesor de matemáticas que incluye la diversidad sexual en el enunciado de sus problemas

"En nuestra clase, una quinta parte del alumnado se identifica como homosexuales, una sexta parte como bisexuales, y una tercera parte como heterosexuales. El resto se identifica como pansexual. ¿Qué fracción del alumnado se identifica como pansexual? Además, ¿cuál es la cantidad mínima del alumnado que debe tener la clase para que se cumplan estas proporciones?".

Este es uno de los problemas que David Armenteros plantea a sus alumnos de segundo de la ESO. El profesor de matemáticas lleva muchos cursos ejerciendo y ha dado clases en varios institutos de Castilla y León, pero desde hace unos años, los enunciados de sus ejercicios son algo diferentes.

Todo comenzó alrededor de 2019, un día entró en su clase y una de sus alumnas estaba llorando. “Salí con ella para tranquilizarla y me contó que sus compañeros le habían insultado en el recreo diciéndole que no era natural y no merecía tener hijos por ser lesbiana. Yo me quedé horrorizado, me dolió muchísimo”, explica a este periódico.

David trató de ayudar como pudo, pero no le parecía suficiente, entonces, se visibilizó como persona del colectivo LGBTIQ+ con toda la clase: “A mí me veían como una persona heterosexual y no cumplía con los estereotipos que tenían”. Aparte de avisar a la tutora de ese grupo y tomar las medidas disciplinarias pertinentes, el profesor de secundaria estaba seguro de que lo más importante era educar en materia de diversidad sexual.

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Fue en ese momento cuando comenzó a analizar su asignatura. “Nos piden relacionar los problemas con la vida diaria. Yo tenía algunos que hablaban sobre alimentación saludable y otros de deporte, pero me di cuenta de que siendo una persona del colectivo, no tenía ninguno que narrara esa diversidad”, añade.

Por ese motivo, buscó material extra para poder trabajar ese aspecto en sus clases, pero como no encontró nada, decidió crearlo. “Los alumnos pasan mucho tiempo con nosotros y una charla al año hablando del tema, no es suficiente”, insiste. Así nació lo que llama Aula LGTB en sus clases: “En cada tema hay una colección de problemas con este contenido. Estamos muy equivocados porque las matemáticas no son solo enseñar a calcular raíces cuadradas”.

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Cuenta también que su objetivo principal es "visibilizarlo de manera natural" para que vean que en el aula “no todos son heterosexuales”. Recalca también que si esa información no les llega, es que “no les educamos correctamente”. “Te sorprendería saber que algunos alumnos de primero de la ESO preguntan qué significa heterosexual. Y después viene la respuesta ‘entonces es lo normal’ y eso es lo que debemos trabajar con ellos, el romper mitos”, expresa.

Igualmente, remarca la importancia de que todos los alumnos del aula se sientan identificados: “Para los adolescentes, que están en etapa de autoconocimiento, es muy importante encontrarse con referentes”. Respecto otros temas relacionados con la salud, como datos de infecciones de transmisión sexual (ITS), comenta que, de momento, no los trabaja, pero que no descarta hacerlo en un futuro. “Es algo que quiero ir trabajando porque me parece fundamental, pero voy poco a poco. Si no les contamos esta información, la buscarán en otro lado, ya nos encontramos en el aula algunos casos”, manifiesta.

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Al contestar si ha tenido problemas con alguna familia por introducir estos contenidos, confiesa que no. “Cuando empecé, iba con mucho miedo, pero lo hago desde el respeto y las respuestas son positivas y de agradecimiento por compartir esos valores con ellos. Nadie está intentando imponer sus ideas, yo no le digo a un alumno ‘tienes que ser gay ahora mismo porque te lo acabo de contar’. Lo que pido es que si tú no lo eres, respetes al que lo sea”, asegura.

Sin embargo, también comparte sus contenidos a través de las redes y su plataforma Matemáticas Sin Más, donde la acogida no es tan respetuosa: “Te marcan, te señalan y te llaman de todo, es salvaje. A veces me he planteado dejar de publicar”.

"Hay un retroceso salvaje, nos encontramos en las aulas discursos muy radicales y rancios y conflictos que parecían ya superados"

Además, habla sobre la formación que recibe el profesorado en materia de salud sexual y diversidad. “Bajo mi experiencia personal, que al final es la de muchos, me encontré que, pese a ser del colectivo, no tenía formación. Me di cuenta de que ni siquiera conocía todas las siglas, me fui a una asociación para conocer cómo funcionaba mi entorno. Pero eso, la formación es voluntaria y nadie te la exige. Es bastante escasa”, expone.

Por último, describe los retos que quedan por delante: “Hay un retroceso bastante salvaje, nos encontramos en las aulas discursos muy radicales y rancios y conflictos que parecían ya superados. El origen muchas veces está en las redes sociales, cuando se lo cuentas a las familias, también se sorprenden de lo que han dicho sus hijos”. “Existen movimientos dentro del profesorado que intentan revertir esos alegatos de odio que nos están llegando”, concluye.