¿Un antibiótico para reducir el riesgo de esquizofrenia? Las nuevas vías para prevenir patologías graves
Esta enfermedad mental suele comenzar al inicio de la vida adulta y hasta la mitad de los pacientes han recibido atención psiquiátrica durante la adolescencia
La esquizofrenia es una patología que, en ocasiones, puede ser devastadora. Esta enfermedad se caracteriza, según el Ministerio de Sanidad, por distorsiones inapropiadas y/o intrusivas del pensamiento de la percepción y del afecto sin afectación de la consciencia ni de las capacidades intelectuales. Los expertos coinciden en que suele desarrollarse en el inicio de la edad adulta y en que hasta la mitad de estos pacientes habían recibido atención psiquiátrica durante la adolescencia por diversos motivos, desde depresión y ansiedad hasta por el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Pese a estos datos, no hay tratamientos para reducir el riesgo de sufrirla. En este contexto, un grupo de científicos se planteó una pregunta: ¿Es posible identificar intervenciones que sí que logren disminuir este riesgo?
Y todo apunta a que la respuesta es que sí. Investigadores de la Universidad de Edimburgo, en colaboración con Universidad de Oulu y la Universidad College Dublin, han observado que las personas que acudieron a los servicios de psiquiatría para adolescentes y recibieron tratamiento con el antibiótico doxiciclina presentaron un riesgo “significativamente menor” de desarrollar esquizofrenia que los pacientes tratados con otros antibióticos. Concretamente, la cifra oscila entre un 30 y un 35%.
“Dado que este estudio no fue un ensayo controlado aleatorizado, no podemos concluir de forma definitiva que la doxiciclina fuera la causante de la reducción de riesgo, pero sí podemos afirmar que aplicamos evaluaciones muy rigurosas para tener en cuenta muchos de los sesgos que se presentan fuera de los estudios aleatorizados. Por lo tanto, nuestros hallazgos señalan nuevas vías potenciales para la prevención de enfermedades mentales graves”, defiende en declaraciones a El Confidencial Ian Kelleher, director del estudio publicado este miércoles en American Journal of Psychiatry y catedrático de psiquiatría infantil y adolescente del centro universitario escocés.
La doxiciclina, el antibiótico protagonista, tiene un amplio espectro y se usa normalmente para tratar tanto infecciones, como del tracto urinario o respiratorio, como el acné. El experto reconoce que se trata de un medicamento que cuenta con el interés de numerosos equipos de investigación que buscan “proteger el cerebro frente a una amplia gama de enfermedades”, entre las que incluye el párkinson y la esclerosis múltiple.
“Actualmente, no existen medicamentos que hayan demostrado reducir el riesgo de que los pacientes adolescentes de psiquiatría desarrollen enfermedades mentales graves, como la esquizofrenia. Por ello, esta área de investigación es importante y estos resultados son prometedores”, considera el psiquiatra.
En este caso, la doxiciclina la considera también “interesante” porque, a diferencia de muchos otros medicamentos, este sí que atraviesa la barrera hematoencefálica. “Una vez en el cerebro, parece tener efectos antiinflamatorios. Creemos que la inflamación puede desempeñar un papel clave en la esquizofrenia, posiblemente al alterar el desarrollo de las conexiones entre las células cerebrales. Pensamos que podría atenuar esta inflamación excesiva en el cerebro en desarrollo”, detalla.
Para llegar a estas conclusiones, el equipo de científicos se apoyó en un “método riguroso” llamado ensayo con objetivo emulado con datos de registros nacionales de salud para determinar si el antibiótico doxiciclina podría reducir el riesgo de esquizofrenia en jóvenes que recibieron atención psiquiátrica durante la adolescencia.
Análisis de más de 56.000 pacientes
“Ese enfoque busca aplicar parte del rigor de un ensayo clínico a datos reales para ayudarnos a establecer con mayor certeza la relación causa-efecto”, matiza. En total, se analizaron datos de más de 56.000 pacientes que cumplían con estos requisitos: acudir a los servicios de salud mental y haber tenido recetado antibióticos.
Sobre qué implicaciones tendrá, Kelleher insiste en que estos hallazgos señalan “nuevas vías potenciales de intervención” en los servicios de psiquiatría para adolescentes: “Destacan la inflamación como un área crucial de investigación para comprender por qué algunos jóvenes que acuden a estos servicios pueden desarrollar enfermedades mentales graves. Además, demuestran cómo los tratamientos inmunomoduladores, como la doxiciclina, podrían desempeñar un papel importante en el futuro en el tratamiento de jóvenes con problemas de salud mental”.
La esquizofrenia es una patología que, en ocasiones, puede ser devastadora. Esta enfermedad se caracteriza, según el Ministerio de Sanidad, por distorsiones inapropiadas y/o intrusivas del pensamiento de la percepción y del afecto sin afectación de la consciencia ni de las capacidades intelectuales. Los expertos coinciden en que suele desarrollarse en el inicio de la edad adulta y en que hasta la mitad de estos pacientes habían recibido atención psiquiátrica durante la adolescencia por diversos motivos, desde depresión y ansiedad hasta por el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Pese a estos datos, no hay tratamientos para reducir el riesgo de sufrirla. En este contexto, un grupo de científicos se planteó una pregunta: ¿Es posible identificar intervenciones que sí que logren disminuir este riesgo?