Estas son las razones del aumento de los casos de cáncer de tiroides
La mejora de las pruebas diagnósticas y la existencia de factores ambientales, hormonales y genéticos son los motivos de que esté aumentando la incidencia en España
La mayoría de los cánceres de tiroides no manifiestan ningún síntoma y el 95% de ellos suele ser benigno. De ello se deduce que tiene una elevada tasa de supervivencia: aproximadamente un 90%. Pero eso no significa que no haya que darle importancia o no sea necesario su diagnóstico y tratamiento.
De hecho, los expertos aseguran que es importante abordar la enfermedad con una visión que vaya más allá de la supervivencia. Con el interés puesto en la calidad de vida y no solo de la curación, teniendo en cuenta que se trata de una enfermedad que deja secuelas duraderas tales como el hipotiroidismo o el hipoparatiroidismo.
De hecho, Arantxa Sáez, presidenta de la Asociación Española del Cáncer de Tiroides (AECAT), apunta que “no existen dos cánceres de tiroides iguales, porque no existen dos pacientes iguales. La verdadera personalización de la medicina empieza con la escucha activa del paciente y el reconocimiento de sus necesidades individuales”.
Y enfatiza en que es necesario avanzar en los aspectos asistenciales, clínicos y sociales. De ahí la importancia de la detección temprana y el abordaje en manos expertas como claves “para asegurar un buen pronóstico, preservar la calidad de vida del paciente y reducir la tasa de recidivas”, según afirma Eduardo Ferrandis, portavoz de la Sociedad de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC).
Más casos de cáncer de tiroides
Otra de las razones por las que es una enfermedad a tener en cuenta es la tendencia al aumento de su prevalencia, según los expertos. Se estima que en 2025 se diagnosticarán 6.495 nuevos casos, según el informe Las cifras del cáncer en España 2025, elaborado por la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).
Aunque Sáez apunta a que una de las razones tiene que ver con “la mejora en las técnicas de diagnóstico, sobre todo la ecografía y las punciones con aguja fina, que permiten detectar nódulos muy pequeños que antes pasaban desapercibidos, también hay factores ambientales, hormonales y genéticos que pueden influir en que haya más casos”.
Mujer de entre 30 y 50 años
Ese es precisamente el perfil más habitual de pacientes de cáncer de tiroides, pero la experta afirma que “puede afectar a cualquier persona y a cualquier edad”. De hecho, señala que también hay casos en hombres, personas más mayores, e incluso aunque menos frecuente, en menores de edad.
Aunque es conveniente tener en cuenta que la proporción es de tres a cuatro veces más habitual en mujeres que en hombres. “No hay una explicación única, pero los especialistas apuntan a que las hormonas femeninas, y los cambios que sufrimos durante toda nuestra vida (menstruación, embarazos, menopausia), podrían jugar un papel importante en el desarrollo de la enfermedad. También hay factores autoinmunes, como la tiroiditis de Hashimoto, que es mucho más frecuente en mujeres”, asegura Sáez.
Síntomas que saltan las alarmas
Por todo ello, Ferrandis aconseja “acudir a un especialista ante la aparición de un bulto en el cuello, cambios persistentes en la voz, dificultad al tragar o sensación de presión cervical, ya que estos síntomas pueden ser señales de alarma de una lesión tiroidea”.
Una vez se tenga el diagnóstico, hay que eliminar la glándula. A continuación “necesitamos tratamiento hormonal sustitutivo de por vida. Hoy en día, gracias a los avances médicos, la mayoría de los cánceres de tiroides tienen un pronóstico muy favorable, con una supervivencia superior al 90% según las cifras de REDECAN, pero el proceso es largo y puede afectar de forma importante a la calidad de vida, de ahí la importancia del acompañamiento y el apoyo de otros pacientes”, concluye Sáez.
La mayoría de los cánceres de tiroides no manifiestan ningún síntoma y el 95% de ellos suele ser benigno. De ello se deduce que tiene una elevada tasa de supervivencia: aproximadamente un 90%. Pero eso no significa que no haya que darle importancia o no sea necesario su diagnóstico y tratamiento.