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Así funciona una clínica alemana que trata con ketamina la depresión: los pioneros de la UE en terapia psicodélica
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Alemania, a la cabeza en estas terapias

Así funciona una clínica alemana que trata con ketamina la depresión: los pioneros de la UE en terapia psicodélica

Andrea Jungaberle, médico referente en este tipo de tratamientos, lleva desde el 2021 trabajando con la ketamina y en noviembre de 2025 comenzará con la psilocibina

Foto: (OVID Clinic Berlin)
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En las últimas décadas, la psiquiatría ha vivido el resurgir del interés por las terapias asistidas con psicodélicos (PAT, por sus siglas en inglés). Estas modalidades combinan el uso bajo supervisión de compuestos que modifican la conciencia —como psilocibina, LSD, Ketamina, MDMA o DMT— con psicoterapia estructurada, con la esperanza de “abrir ventanas” psicológicas donde los enfoques tradicionales (antidepresivos, psicoterapia convencional) han fracasado.

Una de las sustancias más estudiadas es la psilocibina, el alcaloide activo de ciertas setas alucinógenas. La cual, administrada en dosis controladas y combinada con psicoterapia, ha mostrado efectos promisorios para la depresión resistente al tratamiento, trastornos de ansiedad, dependencia de sustancias y sufrimiento existencial en pacientes con enfermedades terminales. Otro compuesto similar al DMT —el dimetiltriptamina, presente en la ayahuasca— también ha captado interés terapéutico por su acción intensa pero de breve duración, y su capacidad de inducir estados de disolución del ego y nuevas perspectivas internas.

Aunque la mayoría Europa mira a estas terapias con recelo, Alemania se está posicionando como uno de los países más avanzados en el terreno. El país ha establecido marcos regulatorios que permiten la aplicación de terapias psicodélicas en entornos clínicos controlados. Desde 2021, un número muy controlado de clínicas privadas han estado implementando terapias psicodélicas asistidas con ketamina y este mes de julio el regulador teutón BfArM (Bundesinstitut für Arzneimittel und Medizinprodukte) ha aprobado un programa que permite el uso de psilocibina para pacientes con depresión resistente, convirtiéndose en el primer país de la UE en permitir su uso compasivo.

Una de las figuras claves de este nuevo escenario es la alemana Andrea Jungaberle, anestesiología y especialista en terapias con psicodélicos. En Berlín, es directora médica de la referente alemana OVID Clinic Berlin, una de las pocas clínicas privadas que desde 2021 aplica terapias asistidas con ketamina, y que tiene planes de incorporar tratamientos asistidos con psilocibina a partir del otoño de 2025. También es cofundadora de la MIND Foundation, una organización que promueve la integración rigurosa de terapias psicodélicas, y dirige programas de formación profesional en esta área.

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Jungaberle, que está de paso en Madrid para participar en el foro de la Fundación Inawe “Transformando la salud mental del futuro, hoy”, explica cómo su paso por anestesiología y medicina de urgencias le permitió confrontar directamente el dolor, las crisis y la fragilidad biológica humana. Esa experiencia fue el germen de su interés por enfoques terapéuticos más arriesgados, como los psicodélicos, que combinan mente y cuerpo de manera profunda. "Mi interés comenzó en 2008, y en ese momento cualquier tipo de terapia psicodélica parecía imposible en Alemania. Y cuando estuve más en contacto con colegas internacionales, vi más claro que la manera de avanzar sería con ketamina”, resumen la alemana a El Confidencial.

Con esa base médica sólida y su formación psicoterapéutica, Jungaberle representa el tipo de perfil profesional exigente que estas terapias requieren: alguien que entiende tanto el riesgo físico como el psíquico, y que puede integrar procedimientos médicos con enfoques terapéuticos.

600 pacientes tratados con ketamina

Desde 2021, la OVID Clinic ha aplicado terapias psicodélicas con ketamina como tratamiento para pacientes con trastornos depresivos resistentes y otras condiciones psiquiátricas complejas. En ese periodo, han tratado ya más de 600 pacientes, lo cual les ha permitido acumular experiencia clínica significativa.

La ketamina, un anestésico disociativo conocido desde hace décadas, actúa de modo diferente a los antidepresivos convencionales: potencia la plasticidad neuronal, facilita nuevas conexiones sinápticas, y puede inducir estados introspectivos útiles en combinación con psicoterapia. En el entorno adecuado, puede “deshacer” estados rígidos de pensamiento depresivo o catatónico, abriendo espacio para nuevas narrativas.

placeholder Andrea Jungaberle. (Fundación Inawe)
Andrea Jungaberle. (Fundación Inawe)

Jungaberle explica que han observado mejoras notables en muchos de esos 600 pacientes: reducción de síntomas depresivos, aumento del ánimo, mejoras en motivación, y en ciertos casos estabilidad prolongada después del tratamiento. También reconoce que no todos responden igual: algunos requieren dosis de refuerzo, otros no alcanzan remisión completa, y algunos presentan limitaciones por su perfil clínico.

Lo que destaca es que, gracias al volumen de casos, la clínica ha podido ajustar protocolos: dosis, tiempos, criterios de selección, manejo de efectos secundarios, seguimiento prolongado, integración psicoterapéutica post-sesión, etc. Esa curva de aprendizaje acumulada es uno de los pilares de su propuesta clínica.

Cómo se administra la terapia con ketamina

Cuando un paciente llega a la OVID con intención de someterse a terapia con ketamina, el proceso es riguroso y estructurado. Según explica la experta alemana, apoyándose en protocolos, el recorrido empieza con la evaluación inicial y selección de candidatos. Los expertos examinan exhaustivamente al paciente: historial psiquiátrico, tratamientos previos, comorbilidades médicas, riesgos cardiovasculares, historial de consumo de sustancias, estabilidad psicológica, motivación y expectativa. No todos los pacientes son aptos: hay criterios de exclusión (por ejemplo riesgo psicótico, cardiopatía incontrolada, ciertos trastornos de personalidad). Jungaberle subraya que “no todos pueden recibir esta terapia; hay filtros clínicos estrictos”.

Tras ello, llega la preparación terapéutica. Antes de administrar ketamina, se realizan sesiones psicoterapéuticas preparatorias para que el paciente comprenda el procedimiento, establezca intenciones terapéuticas y se familiarice con el estado alterado. Se trabaja en la relación terapéutica, manejo de emergencias psicológicas y expectativas. En palabras de la especialsita: “la preparación es tan importante como la experiencia misma”.

El siguiente punto ya es la administración de la ketamina, que puede ser por vía intravenosa, intramuscular o infusión controlada subcutánea, según el protocolo. Durante la sesión, el paciente está bajo supervisión médica estrecha: monitores vitales, ambiente seguro, acompañamiento terapéutico, en un entorno diseñado para contener la experiencia. Dura típicamente entre 40 y 90 minutos (dependiendo del protocolo) para la fase activa, aunque el efecto perdura más tiempo.

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Tras la sesión, se retoma la terapia psicoterapéutica: se ayuda al paciente a verbalizar y procesar lo vivido, a conectar insights con su vida cotidiana, y a construir estrategias para consolidar los cambios. Se suelen programar sesiones de seguimiento a corto, mediano y largo plazo, con controles psicológicos y biomédicos. Jungaberle menciona que el seguimiento puede extenderse semanas o meses.

Si la respuesta no es óptima, se considera dosis de refuerzo o sesiones adicionales. Se mantienen controles de seguridad, efectos secundarios, ajuste de otras medicaciones, y se evalúa la evolución del estado de ánimo, cognición y calidad de vida.

Como explica la experta, este modelo integral es clave para minimizar riesgos y maximizar beneficios. Jungaberle hace hincapié en que “desde que el paciente entra por la puerta se inicia un proceso terapéutico profundo, no es solo administrar una sustancia”.

En noviembre comienzan con psilocibina

El salto siguiente para OVID será introducir la psilocibina en sus terapias. En noviembre de 2025, la clínica tiene proyectado lanzar psicoterapias asistidas con psilocibina, tras obtener la autorización correspondiente del regulador alemán. Todo ello gracias a que la OVID Clinic ya forma parte del programa de uso compasivo aprobado por el BfArM para tratar casos de depresión resistente al tratamiento (TRD).

Al preguntarle a la especialista por qué han decidido a lanzarse a probar con esta terapia, responde que las expectativas son altas: este compuesto ha mostrado resultados robustos en ensayos recientes, con efectos duraderos en un porcentaje significativo de pacientes. En el protocolo clínico EPIsoDE, llevado a cabo con OVID y la Charité, se administraron dosis altas de psilocibina (25 mg) con psicoterapia, y después de 12 semanas aproximadamente el 30 % de los participantes presentaron una “respuesta” (reducción del 50 % en escala de depresión).

Con la autorización de uso compasivo en Alemania, OVID podrá ofrecer el tratamiento a pacientes que no pueden acceder a ensayos clínicos: “Los pacientes reciben una dosis de psilocibina (generalmente 25 mg) combinada con psicoterapia en un programa individualizado” dentro de la clínica de día, no ambulatoria.

placeholder Cultivo de setas alucinógenas en Londres. (Getty Images/Daniel Berehulak)
Cultivo de setas alucinógenas en Londres. (Getty Images/Daniel Berehulak)

Jungaberle aclara que “no tratamos a los pacientes con psilocibina de forma aislada, sino como parte de un enfoque integral que contempla mente, cuerpo y contexto vital”.

El objetivo es que la psilocibina ayude a “romper patrones rígidos de pensamiento”, promover nuevas perspectivas y comportamientos más saludables, y complementar lo aprendido con ketamina con una substancia que tiende a generar estados interiores más profundos y reflexivos.

Sin embargo, hay límites: el programa de uso compasivo está restringido a casos excepcionales, no sustituyendo una aprobación formal del fármaco.

El arranque en noviembre representa un punto de inflexión: será, quizá, la primera clínica privada en Alemania que combine terapias asistidas con ketamina y psilocibina bajo regulación legal. Si tiene éxito, este modelo podría servir de referente para otros países europeos.

Jungaberle aclara que “no tratamos a los pacientes con psilocibina de forma aislada, sino como parte de un enfoque integral que contempla mente, cuerpo y contexto vital”.

El objetivo es que la psilocibina ayude a “romper patrones rígidos de pensamiento”, promover nuevas perspectivas y comportamientos más saludables, y complementar lo aprendido con ketamina con una substancia que tiende a generar estados interiores más profundos y reflexivos.

Sin embargo, hay límites: el programa de uso compasivo está restringido a casos excepcionales, no sustituyendo una aprobación formal del fármaco.

El arranque en noviembre representa un punto de inflexión: será, quizá, la primera clínica privada en Alemania que combine terapias asistidas con ketamina y psilocibina bajo regulación legal. Si tiene éxito, este modelo podría servir de referente para otros países europeos.

En las últimas décadas, la psiquiatría ha vivido el resurgir del interés por las terapias asistidas con psicodélicos (PAT, por sus siglas en inglés). Estas modalidades combinan el uso bajo supervisión de compuestos que modifican la conciencia —como psilocibina, LSD, Ketamina, MDMA o DMT— con psicoterapia estructurada, con la esperanza de “abrir ventanas” psicológicas donde los enfoques tradicionales (antidepresivos, psicoterapia convencional) han fracasado.

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