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Por qué acabar con el estigma de tener piojos es una de las herramientas para terminar con ellos
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AFECTA AL 50% DE LOS NIÑOS ESPAÑOLES

Por qué acabar con el estigma de tener piojos es una de las herramientas para terminar con ellos

Las claves para acabar con una infestación por pediculosis son comunicarlo al centro escolar lo antes posible para cortar el contagio y el uso frecuente de lendreras

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Apenas llevamos un mes de curso escolar, pero es más que probable que ya se hayan instalado en las mentes de la mayoría de los padres muchas de sus preocupaciones habituales, entre las que destacan, entre otras, los deberes, los mocos, las toses y, por supuesto, los piojos.

Porque no nos engañemos, estos diminutos parásitos que se alimentan de sangre humana son inherentes a las aulas. Aunque también a los campamentos de verano, a los parques infantiles, los autobuses escolares y a cualquier lugar donde se concentren dos o más niños.

De hecho, según el IX Estudio CinfaSalud: “Percepción y hábitos de los padres y madres españoles ante la pediculosis”, avalado por la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (SEFAC), el problema de la pediculosis afecta a la mitad de los niños y niñas españoles de entre 3 y 12 años (50,7%).

Una situación desagradable e incómoda que preocupa a los progenitores, sobre todo por el picor y las molestias que generan. Pero también por la posibilidad de que pueda contagiarse el resto de la familia o incluso el riesgo de transmisión de enfermedades, aunque los expertos señalan que los piojos no son transmisores de patologías.

Falsos mitos que desterrar

En efecto, son aún muchas las creencias sin fundamento que rodean a estos insectos. Por ejemplo, “el que los relaciona con la falta de higiene. De estas creencias erróneas, surge un sentimiento de vergüenza que lleva a los progenitores a no cumplir con la obligación de informar al colegio de la infestación en el hogar. A su vez, esto eleva de manera muy significativa el riesgo de que la infección se propague al resto del alumnado de la clase”, afirma Julio Maset, médico de Cinfa.

A los padres les preocupa el riesgo de transmisión de enfermedades, aunque los piojos no son transmisores de patologías

Por eso, el experto asegura que esa es una de las primeras herramientas con que cuentan los padres para acabar con las pediculosis: “Notificarlo al centro escolar, ya que una advertencia a tiempo puede evitar que otros escolares se infesten y el ciclo vuelva a comenzar. Además, los centros escolares lo mantienen de forma anónima”.

Se contagian por contacto directo

Respecto a la forma de contagio también circula mucha desinformación, tal y como señala Daniel Martín Hidalgo, miembro del Grupo de Trabajo de Enfermedades Infecciosas de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG): “La forma más común de transmisión es por contacto directo, de cabeza a cabeza”.

Foto: Imagen de un local que elimina los piojos. (Cedida/K&N)

Porque los piojos se desplazan caminando. “No saltan ni vuelan, no se trasmiten por contacto con animales. Simplemente se desplazan de un curo cabelludo a otro. Además, los piojos fuera del cuero cabelludo solo sobreviven entre 24 y 48 horas”. En algunas ocasiones también se transmiten con el uso compartido de peines, cepillos, toallas, almohadas, coleteros o sombreros.

Tratamiento contra la pediculosis

El síntoma que puede hacer sospechar de la existencia de piojos es el picor insistente y la necesidad de los niños (o adultos) rascarse el cuero cabelludo. Para confirmarlo es recomendable pasar la lendrera, operación que se recomienda “hacer con el cabello húmedo, ya que estos parásitos se desplazan con mayor lentitud por él. También es importante utilizar la lendrera con las puntas hacia arriba y colocar un paño blanco sobre los hombros del menor para ver los piojos cuando caigan”, asegura Maset.

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Una vez confirmados los peores augurios, Martín Hidalgo aconseja “tratar el cabello con permetrina al 1% en loción o crema, que se aplica en cuero cabelludo durante unos 10-15 minutos”. A continuación, la recomendación es pasar la lendrera cada 48 horas y repetir la aplicación del champú o loción a los 7 días.

El médico de la SEMG apunta a que, en caso de resistencia a la permitrina se valore el uso de dimeticona o de ivermectina tópica al 0.5%, aunque asegura que “la clave del éxito del tratamiento es el uso de la lendrera”. Julio Maset apunta en la misma dirección: “La paciencia y el tesón son fundamentales a la hora de librar a nuestros hijos e hijas de los piojos de manera definitiva, ya que bastaría con que quedara uno solo para que se reproduzcan de nuevo”.

Apenas llevamos un mes de curso escolar, pero es más que probable que ya se hayan instalado en las mentes de la mayoría de los padres muchas de sus preocupaciones habituales, entre las que destacan, entre otras, los deberes, los mocos, las toses y, por supuesto, los piojos.

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