La ciencia frente al humo: la VIII Cumbre de Reducción de Daños del Tabaco llama a un cambio de paradigma
Celebrada en Atenas, ha dejado claro que el debate sobre la nicotina y las alternativas al cigarrillo ya no es solo médico, sino político
Durante dos días, Atenas se convirtió en el epicentro del debate científico y político sobre el futuro del tabaquismo, en un evento organizado por la Asociación Internacional para el Control del Tabaquismo y la Reducción de Daños (SCOHRE, por sus siglas en inglés). La VIII Cumbre sobre la Reducción de Daños del Tabaco Nuevos Productos, Investigación y Políticas reunió a cardiólogos, bioquímicos, psicólogos y especialistas en salud pública de toda Europa para abordar un asunto tan complejo como urgente: ¿qué hacer con los millones de fumadores que no logran dejar el tabaco, pese a décadas de políticas de cesación?
El evento se inauguró con la intervención del doctor Ignatios Ikonomidis, jefe de la Unidad de Ecocardiografía del Hospital Attikon de Atenas, quien defendió la necesidad de un enfoque más pragmático.
“Cuando la cesación fracasa repetidamente, cambiar a productos alternativos menos dañinos debe ser siempre una opción”, advirtió el experto del Hospital Attikon. Ikonomidis recordó que dejar de fumar reduce hasta un 36% la mortalidad y un 32% el riesgo de infarto, pero también reconoció que las terapias farmacológicas como la vareniclina o la citisiniclina muestran altos índices de recaída a largo plazo.
El médico subrayó ejemplos internacionales como Suecia, donde el uso del snus —una forma de tabaco oral sin combustión— ha contribuido a disminuir drásticamente las enfermedades cardiovasculares y los cánceres asociados al tabaco. La clave, insistió, es entender que “la nicotina no es la principal fuente de daño”.
La batalla política: ciencia contra regulación
El griego Konstantinos Farsalinos, experto en salud pública y figura recurrente en los foros internacionales de control del tabaco, fue más allá: denunció un desfase entre la evidencia científica y las políticas regulatorias. Según señaló, en muchos países se prohíben productos menos dañinos mientras los cigarrillos siguen a la venta.
Farsalinos criticó la prohibición de las bolsas de nicotina en países como Bélgica y Francia, y reclamó políticas basadas en la evidencia, no en prejuicios ideológicos o presiones institucionales.
Suecia, el modelo que desafía a Europa
Uno de los momentos más esperados de la jornada fue la ponencia del psicólogo Karl Fagerström, pionero en el estudio de las adicciones a la nicotina. Con la serenidad de quien lleva décadas observando datos, Fagerström recordó que Suecia, con solo un 5% de fumadores, está a punto de convertirse en el primer país europeo libre de humo.
El problema no es la nicotina, sino la mezcla tóxica de sustancias químicas del humo, se podía extraer de su discurso. Su presentación comparó el número de compuestos tóxicos en distintos productos: 84 en el humo del cigarrillo, frente a apenas 5 en las bolsas de nicotina.
La política fiscal sueca, explicó, también ha sido decisiva: los impuestos sobre el snus se redujeron un 20%, mientras los de los cigarrillos aumentaron un 10%. El resultado: una tasa de cáncer un 41% inferior a la media europea en hombres.
Desinformación y sesgos científicos
La segunda jornada, celebrada el miércoles, giró en torno a los conceptos erróneos sobre la nicotina, tanto entre los consumidores como entre los propios profesionales de la salud.
Farsalinos denunció que incluso organismos internacionales como la OMS han contribuido a la confusión, seleccionando datos para respaldar narrativas alarmistas. Recordó el caso de la enfermedad EVALI, inicialmente atribuida a los cigarrillos electrónicos, pero que más tarde se descubrió relacionada con el uso ilegal de cartuchos con acetato de vitamina E y THC.
Por su parte, el bioquímico Riccardo Polosa Li Volti, de la Universidad de Catania, presentó datos reveladores: el 80% de los sanitarios europeos asocia erróneamente la nicotina con las enfermedades del tabaco, y un 60% incluso con el cáncer. Se trata de un fallo en la comunicación científica, lamentó en su intervención. Estudios clínicos y epidemiológicos, especialmente los centrados en consumidores de snus, muestran que la nicotina no se asocia con cáncer ni con enfermedades cardiovasculares.
Una revisión crítica al Convenio Marco de la OMS
La clausura estuvo a cargo de Clive Bates, ex asesor del Convenio Marco para el Control del Tabaco (CMCT) de la OMS, quien lanzó una crítica frontal al enfoque actual del organismo. Aunque reconoció los avances del tratado, consideró que su impacto ha sido “modesto”: apenas 24 millones de fumadores menos en una década.
Bates sostuvo que la aparición de alternativas como los cigarrillos electrónicos o los productos de tabaco calentado representa “una oportunidad histórica” para transformar el consumo de nicotina en un hábito de bajo riesgo. Sin embargo, denunció que la OMS parece oponerse al objetivo mismo de reducir daños, obstaculizando así el progreso global.
Conclusión: hacia una nueva ética del control del tabaco
La VIII Cumbre concluyó con un mensaje unánime: la reducción del daño no es una claudicación ante la nicotina, sino una estrategia de salud pública basada en la evidencia.
Entre los asistentes quedó la sensación de que la batalla contra el tabaquismo no se ganará solo con prohibiciones, sino con una comprensión más matizada de la adicción y con políticas que reconozcan que, cuando dejar de fumar no es posible, cambiar puede salvar vidas.
Durante dos días, Atenas se convirtió en el epicentro del debate científico y político sobre el futuro del tabaquismo, en un evento organizado por la Asociación Internacional para el Control del Tabaquismo y la Reducción de Daños (SCOHRE, por sus siglas en inglés). La VIII Cumbre sobre la Reducción de Daños del Tabaco Nuevos Productos, Investigación y Políticas reunió a cardiólogos, bioquímicos, psicólogos y especialistas en salud pública de toda Europa para abordar un asunto tan complejo como urgente: ¿qué hacer con los millones de fumadores que no logran dejar el tabaco, pese a décadas de políticas de cesación?