La ELA, ¿otra patología autoinmune? Científicos apuntan a un cambio de paradigma
Un equipo internacional ha descubierto evidencias de que la ELA podría tener un componente autoinmune, es decir, que el sistema inmunitario ataque por error a células sanas
La nueva investigación sobre ELA fue codirigida por el profesor Alessandro Sette. Foto: Instituto de Inmunología de La Jolla.
Cada año, entre 900 y 1.000 personas son diagnosticadas en España con esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad neurodegenerativa devastadora para la que no existe cura. La mitad de los pacientes muere en un plazo de entre 14 y 18 meses tras el diagnóstico, habitualmente por fallo respiratorio. Hasta ahora, la causa exacta de la enfermedad seguía siendo un misterio.
Un nuevo trabajo publicado en Nature por investigadores del La Jolla Institute for Immunology (LJI) y el Columbia University Irving Medical Center apunta a una clave inesperada: la ELA podría ser, al menos en parte, una enfermedad autoinmune.
Los científicos han descubierto que ciertos linfocitos T CD4+, células del sistema inmunitario que normalmente combaten infecciones, en los pacientes con ELA atacan por error proteínas propias del sistema nervioso. Concretamente, identificaron una respuesta contra la proteína C9orf72, expresada en las neuronas.
“Este es el primer estudio que demuestra con claridad que en la ELA existe una reacción autoinmune dirigida a proteínas específicas asociadas a la enfermedad”, explicó Alessandro Sette, profesor del LJI y coautor principal junto con David Sulzer, del centro médico de la Universidad de Columbia.
Ese “ataque a uno mismo” constituye la base de las enfermedades autoinmunes, como la esclerosis múltiple o la artritis reumatoide.
Dos grupos de pacientes, dos supervivencias distintas
El hallazgo también ayuda a entender por qué la evolución de la enfermedad varía tanto entre pacientes. Mientras figuras como el beisbolista Lou Gehrig fallecieron apenas dos años después de ser diagnosticados, el físico Stephen Hawking convivió con la ELA durante más de medio siglo.
El estudio revela que existen dos perfiles inmunológicos. En el primero, los linfocitos CD4+ liberan rápidamente mediadores inflamatorios al reconocer la proteína C9orf72, lo que se asocia a una progresión más rápida de la enfermedad. En el segundo grupo, aunque también hay células inflamatorias dañinas, aparecen en mayor número linfocitos CD4+ con funciones antiinflamatorias. Estos parecen actuar como freno y se vinculan con una mayor supervivencia.
“El sistema inmune no solo contribuye al daño, también puede ofrecer una respuesta protectora”, señaló Emil Johansson, investigador visitante en el laboratorio de Sette.
Próximos pasos: terapias dirigidas
Los autores creen que este descubrimiento podría marcar un antes y un después en la búsqueda de tratamientos. “Si conseguimos potenciar la respuesta de los linfocitos protectores y reducir la inflamación dañina, podríamos ralentizar la progresión de la enfermedad”, indicó Tanner Michaelis, técnico del LJI y primer firmante del artículo.
Además, los hallazgos podrían tener implicaciones para otras enfermedades neurodegenerativas como el Párkinson, el Huntington o el Alzheimer, en las que también se han detectado señales de autoinmunidad.
“Cada vez hay más evidencias de que las células inmunes están implicadas en múltiples enfermedades neurodegenerativas. Más que una excepción, parece la regla”, concluyó Sette.
El catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Sevilla David Pozo Pérez, que no ha participado en la investigación, aplaude "la solidez metodológica y las conclusiones" del nuevo informe. Pero matiza en declaraciones a la agencia SMC: "Queda mucho por saber, desde la fuente de presentación de estos autoantígenos, al papel de estas respuestas alteradas del sistema inmunológico en el sistema nervioso central, pasando por los mecanismos de acción involucrados, pero, definitivamente, estos estudios ponen el foco en aquellas intervenciones basadas en una manipulación inteligente del sistema inmunológico en ELA, algo largamente sospechado por muchos".
Cada año, entre 900 y 1.000 personas son diagnosticadas en España con esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad neurodegenerativa devastadora para la que no existe cura. La mitad de los pacientes muere en un plazo de entre 14 y 18 meses tras el diagnóstico, habitualmente por fallo respiratorio. Hasta ahora, la causa exacta de la enfermedad seguía siendo un misterio.