La nueva vida de Ágatha Ruiz de la Prada: sin enemigos, soltera y premiada

Si en noviembre pasado, Ágatha Ruiz de la Prada hubiera recibido una llamada a su móvil de un ministro, lo último que hubiera pensado, que era para comunicarle que es la nueva flamante ganadora del Premio Nacional de Diseño y Moda. Y esa duda no tendría que ver con su trayectoria profesional, sino por otros temas colaterales que durante años la han rodeado como consorte de Pedro J. Ramírez. Los odios se heredan de la misma manera que los amores. Una premisa que Cósima, la más parecida de los dos hijos que la diseñadora tuvo con el periodista, confirma a Vanitatis. “Discuto con mi madre porque entre las dos se establece una guerra de egos. El premio no es que sea merecido, es que no era normal que no lo tuviera. La política no puede influir en la moda”

La nueva vida de la diseñadora ha empezado con buen pie. El sorprendente y polémico divorcio dio paso a una soltería con premio incluido y una presencia pública mucho más visible que antes. “Siempre ha sido un personaje mediático importante, pero nunca habría sido portada de '¡Hola!' con todo lo que eso significa”, cuentan quienes la conocen desde sus comienzos cuando convertía su oficina en sesiones de 'vernisagge' después de presentar sus locas colecciones.

Su hija Cósima confirmaba a este medio el estado actual de Ruiz de la Prada: “Mi madre se encuentra mejor, con cantidad de proyectos que ya están en marcha y otros en camino”. A diferencia de su hermano Tristán, que, según afirma, “es un santo por aguantarnos a las dos”, la joven Cósima es más habladora con respecto al nuevo momento emocional de su madre, que llegó a perder 18 kilos con el divorcio. “Ahora estamos mucho más tranquilos y con muchos menos enemigos que antes, que teníamos muchos y malos”. La propia diseñadora aseguraba hace unos meses que para ella su separación fue “un colapso porque durante treinta años mi vida estuvo pivotando".

La define como una mujer “valiente, guerrera, inconfundible y a todo color”. Ágatha no tuvo que pasar por el trago de la división patrimonial y por lo tanto siguió viviendo en la casa familiar del paseo de la Castellana que en su día perteneció al escritor y periodista José Luis de Vilallonga. Tampoco tuvo que desprenderse de la villa de Mallorca ni del colorido apartamento de París que ya estaba a su nombre. Reconocía que “todo lo que me prometió (Pedro J.) se ha cumplido y me lo ha dado. Incluso un poco más”.

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J. M.

En cuanto a las amistades comunes, hay algunas con las que no ha vuelto a cruzarse una palabra porque ya los mundos son diferentes, pero no ha notado el silencio del teléfono. “Los que hemos tratado a Ágatha desde siempre seguimos con ella. No hubo cambios más allá de encontrarnos en su casa solo con ella”, afirman.

Charo Izquierdo, periodista y directora de la Fashion Week de Madrid, aseguraba a Vanitatis que el Premio Nacional de Diseño y Moda le llega en un buen momento: “Ágatha ha sabido entender y unir el concepto empresa con el de diseño”. Tiene tiendas propias en Madrid, Colombia, Portugal y Asia, y es propietaria de licencias (joyas, papelería, complementos, ropa de casa….) que llevan su inconfundible sello de corazones. En este aspecto nada ha cambiado y seguirá explotando su anagrama por todo el mundo.

Una de las cosas que no ha variado son sus continuos viajes por España y América. Muchos de los cuales los hace acompañada de sus hijos, Tristán y Cósima. Lo que no ha cambiado y duda que cambie es el apartado afectivo relativo a una nueva pareja. Hace unos meses se la relacionó con un psiquiatra, mucho más mayor que ella y amigo de toda la vida. Fue la primera vez desde su divorcio que quiso desmentir la historia. “Ni estoy con él ni con nadie. Conmigo misma me encuentro estupenda”, declaró.