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El último capítulo en la lucha por la herencia del Falcon Crest de los Álvarez (Eulen)
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La familia está dividida desde la boda del patriarca

El último capítulo en la lucha por la herencia del Falcon Crest de los Álvarez (Eulen)

María José Álvarez, la hija y mano derecha del difunto empresario leonés David Álvarez, seguirá al frente del Grupo Eulen. Sus otros cinco hermanos no consiguen desbancarla

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María José Álvarez, la hija y mano derecha del difunto empresario leonésDavid Álvarez, seguirá al frente del Grupo Eulen, el gigante de la seguridad, la limpieza y los servicios.Los cinco hijos 'díscolos', que lo fueron inclusocon el patriarca en vida (hablamos deMarta, Elvira, Juan Carlos, Emilio y Pablo), han exigido en la junta extraordinaria de accionistas celebrada el pasado martes el cese de su hermana María José Álvarez como administradora solidaria y su consecuente entrada en el consejo de administración, que pretendían además profesionalizar con nuevas incorporaciones. Pero todo ha sido en vano. María José Álvarez, a seis meses de la muerte de su padre, sigue liderando el grupo e hizo valer sus derechos como máxima accionista sin ni siquiera asistir al consejo.

La familia sigue dividida desde 2009 y los hermanos solo se han vuelto a juntar desde entonces en dos ocasiones. En septiembre de ese mismo año en la finca familiar de El Escorial para celebrar el tercer matrimonio de David Álvarez con la que fuera su secretaria, María Teresa Esquisabel, tres décadas más joven, y ennoviembre de 2015, el día de la muerte de Don David. El empresario había enviudadodos veces. Unaen 1985, de su primera mujer y madre de todos sus hijos,Vicenta Mezquíriz; otraen 1999, deMaría Teresa Vidaurrázaga,quien fuera su primera secretaria y más estrecha colaboradora.

Don David y sus secretarias

¿Cuál es el origen del conflicto? Los siete hermanos son hijos todosde la primeramujer delempresario. La guerra se inicia cuando el progenitor designa en 2009 solo a dos de ellosJesús David y María Joséherederos universales de su fortuna y además saca a los otros cinco del control de la joya de la corona, Eulen. En ese momentola familia Álvarez se convierte en un polvoríny la unión entre los miembros del clan salta por los aires. Álvarez apartó a sus otros cinco hijos del control de Eulen porque consideró que ellos trataban de retirarle a él. Creó una sociedad, Daval, en la que acumuló sus acciones y las de su hija y con la que blindó el poder político en esta empresa. Tienen el 61% de sus acciones. Curiosamente, María José, que es aficionada a los caballos y tienesu propia yeguada, Adama de Susa, en Madrid, dedicada a la cría del caballo hannoveriano de origen alemán, tiene un ejemplar con este nombre: Daval.Otro 36,3% de los títulos está en manos de El Enebro, controlado por sus hijos 'díscolos'.

Así, Elvira, Marta, Emilio, Juan Carlos y Pablo Álvarez Mezquíriz se unieron y se hicieron fuertes en El Enebro, la empresa patrimonial de la familia, que controla Vega Sicilia y Valles del Esla. Mientras que Jesús David, a veces, es proclive a los acuerdos con sus hermanos,María José, que permaneció siempre al lado de su padre con el que trabajó codo a codo como vicepresidenta, es inflexible.

'Primero que me devuelvan michaqueta y luego hacemos las paces'

Y a pesar de que siempre huyeron del foco mediático, al final la guerra familiar pasó del salón de casa y las salas de reuniones a la esfera pública. Los comunicados de los dos bandos empezaron a llegar a los medios de comunicación. En ellosse acusaban los unos a los otrosde ser los responsables de los desencuentros familiares. Mientras el patriarca acusa a sus hijos 'díscolos'de vaciar la caja de las Bodegas Vega Sicilia, los vástagos dicen que su padre daña su honor y que ha torpedeado cualquier intento de reconciliación. Fuentes conocedoras del conflicto señalan a Vanitatis que "Álvarez deseaba solucionar el problema familiar, pero que para ello tenía primero que normalizarse el conflicto empresarial. Siempre decía una frase:Primero que me devuelvan mi chaqueta y a continuación hacemos las paces".

El otro escándalo 'rosa'

Lainfidelidadde uno de los hijos del empresario, Emilio, a su mujer,Paloma Segrelles,fue todo un escándalo.Una fotografía a la que tuvo acceso Vanitatis en exclusiva mostrabaal empresario besando a otra mujer, una joven rubia, en plena calle, que casualmente también formaba parte de su entorno laboral. Varias semanas después la 'socialite' hablaba paraeste medio: “He tomado la decisión depresentar la demanda de divorcioya que las circunstancias no han cambiado", y apostilló: "Me he divorciado para no ver más fotos de mi marido con otras mujeres".

Paloma Segrelles se casó por todo lo alto con Emilio en 2007 y tuvo con éldos niñas, Paloma y Tiziana. La 'socialite', quien gestiona junto a su madre el Club Siglo XXI, siempre acercóposiciones con el patriarca y procuró para sus hijas una relación fluida con su abuelo. Las Segrelles tienen amigos hasta en el infierno.

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María José Álvarez, la hija y mano derecha del difunto empresario leonésDavid Álvarez, seguirá al frente del Grupo Eulen, el gigante de la seguridad, la limpieza y los servicios.Los cinco hijos 'díscolos', que lo fueron inclusocon el patriarca en vida (hablamos deMarta, Elvira, Juan Carlos, Emilio y Pablo), han exigido en la junta extraordinaria de accionistas celebrada el pasado martes el cese de su hermana María José Álvarez como administradora solidaria y su consecuente entrada en el consejo de administración, que pretendían además profesionalizar con nuevas incorporaciones. Pero todo ha sido en vano. María José Álvarez, a seis meses de la muerte de su padre, sigue liderando el grupo e hizo valer sus derechos como máxima accionista sin ni siquiera asistir al consejo.

Paloma Segrelles
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