Es noticia
Menú
Los yates de El Pocero y Francisco Correa atracan en Puerto Banús con dueños nuevos
  1. Noticias
LA CRISIS PROVOCÓ SU VENTA

Los yates de El Pocero y Francisco Correa atracan en Puerto Banús con dueños nuevos

El crepúsculo de los dioses. Los hombres que ‘triunfaron’ en España hace unos años, tuvieron que vender sus barcos, que ahora navegan con otros

Foto: El yate que vendió 'El pocero' (Imagen del archivo)
El yate que vendió 'El pocero' (Imagen del archivo)

Atracar en Puerto Banús siempre ha sido sinónimo de opulencia. Los propietarios de grandes embarcaciones -casas reales, magnates, grandes empresarios, millonarios y nuevos ricos- mantienen entre ellos su pugna particular para ocupar el Muelle de Oro. A mayor eslora, más ostentación y relumbre. Lujo y ego son inseparables incluso en altamar.

El último propietario en presumir de embarcación ha sido Ricardo Salinas Pliego. El magnate mexicano es presidente del Grupo Elektra y de la cadena de televisión Azteca, y está considerado el cuarto hombre más rico de México y el 37º del mundo, según la revista Forbes, con una fortuna que se estima en 10.000 millones de euros.

Salinas ha amarrado el Azteca, el yate que compró a Francisco Hernando ‘El Pocero’ hace cuatro años, y que por aquel entonces no sólo era el yate más grande de España con 72 metros de eslora, sino que ocupaba el número 100 de la lista de los yates más lujosos del mundo. Hasta julio del 2010, este buque tenía como nombre el Clarena II. En aquellos tiempos de ladrillo y rosas nunca tocó aguas de Banús. Se amarraba en el mallorquín Puerto Portals.

Allí el yate se convirtió en una atracción turística. Todos quedaban estupefactos después de contemplar aquella superestructura con suite y cinco cabinas dobles para albergar a los invitados más ilustres del mundo político y financiero. La estancia principal cuenta con 70 metros cuadrados, cabina de masajes y salón de cine. En la terraza principal, de cien metros cuadrados, se puede jugar un partidito de fútbol en alta mar. El interiorismo del yate, con capacidad para una tripulación de 30 personas, era obra de los mejores diseñadores de navíos de lujo: Nuvolari y Lenard. En fin, que la joya de ‘El Pocero’ pasó a otras manos cuando llegó la crisis. El por entonces “rey del ladrillo” lo vendió por 58 millones de euros, perdiendo más de 20 millones.

Familia discreta

Sus nuevos propietarios poco tienen que ver con el delClarena II. Si a ‘El Pocero’ le gustaba ostentar, a su nuevo dueño poco le gustan las cámaras opresumir de sus negocios. Su estancia en Marbella, según ha sabidoVanitatis, pasa por“negocios que está ultimando en Sotogrande”. El puerto de la localidad gaditana no tiene cabida para un yate tan grande y es la razón por la que ha fondeado en Puerto Banús.

Es tal vez por eso que Salinas y su familia han llevado una vida discreta estos días en Marbella. Cenas de guacamole y fajitas en su interior y poca “aparición pública” en su terraza.

Pero en la bocana de Puerto Banús El Azteca no es el único navío que luce con otro nombre. El barco más rápido que se preciaba en la época de las luces del PP, el Carmen II, que adquirió Francisco Correa, también navega ya con otra bandera, la inglesa. Un conocido empresario británico lo tiene anclado en aguas marbellíes. El cabecilla de la trama Gürtel, amante de los yates y veleros, llegó a tener tres barcos que pisaron Banús: Carmen I, Carmen II y Montecristo.

placeholder Yate que vendió Correa (LaSexta)
placeholder Francisco Correa (Gtres)

Si la cubierta del yate de Tita Cervera ha protagonizado titulares, no ha sido menos la del barco propiedad de Javier Hidalgo, el delfín de Globalia. Célebres son sus fiestas a bordo del Melody. Tampoco se han quedado atrás Mar Flores y Javier Merino. La pareja ha tenido varios yates, como el Fortuny, el Smas y el G-One, este último embargado por Hacienda. Embarcaciones todas ellas con las que competían en tamaño y lujo con el Shark de Roberto Cavalli o el Blue One de Valentino.

Atracar en Puerto Banús siempre ha sido sinónimo de opulencia. Los propietarios de grandes embarcaciones -casas reales, magnates, grandes empresarios, millonarios y nuevos ricos- mantienen entre ellos su pugna particular para ocupar el Muelle de Oro. A mayor eslora, más ostentación y relumbre. Lujo y ego son inseparables incluso en altamar.

Marbella Lujo Javier Merino
El redactor recomienda