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Mario Vaquerizo, el ‘buscador de recuerdos’ de Fabio Mcnamara
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presenta el libro 'fabiografía'

Mario Vaquerizo, el ‘buscador de recuerdos’ de Fabio Mcnamara

“Yo soy muy controversy”. La frase forma parte de la inclasificable autobiografía de Fabio Mcnamara de la que es coautor el mediático cantante de las Nancys

“Yo soy muy controversy”. La frase forma parte de la inclasificable autobiografía de Fabio Mcnamara de la que es coautor Mario Vaquerizo. Del Mcnamara con pantalón corto del barrio Pegaso al que se metía rayas en la plaza Vázquez de Mella junto a la ‘Panchi’; del Mcnamara amigo y pareja artística de Almodóvar al Mcnamara que asegura en público que el aborto es “un sacrificio que la gente le hace a Satanás donde la clínica es el templo y el quirófano es el altar”. Todos ellos forman parte de Fabiografía. Para entender su evolución y al propio Fabio, Vanitatis acude a hablar con la otra parte del libro, Mario Vaquerizo (Macnamara no hará promoción del mismo).

“Conozco a Fabio como fan desde el año 83 u 84, pero empiezo a ser más amigo de él desde que me caso con Alaska. Esas cosas que dicen de que no conozcas jamás a tus ídolos en el caso de Fabio, a mí no me pasó. Es más, le admiro más desde que lo conozco. En el año 2003 le dije: “Fabio, habría que escribirte un libro. Me dijo que sí, y luego me dijo que no. Las cosas de Fabio…” Cuando le dijo que sí, en el año 2003, Vaquerizo se convirtió en el depositario del ‘chochonerío’, del ‘droguerío’ y del arte de la palabra de alguien polifacético tanto en su vocabulario como en su sentido del humor, su pintura, o su forma de hacer música.

Mario Vaquerizo, retratado por Pablo López Learte“Siendo Fabio una persona tan tímida, tan retraída, y una persona que no quiere mostrar muchas cosas de su vida al exterior, el hecho de que haya confiado en mí para que yo dé forma a su vida… le estaré eternamente agradecido como digo en el libro”, asegura Mario. El reto era hacer que el lector visualizase al cantante de Quiero ser mamá’’ con su peculiar jerga en cada página del libro. “No conozco a una persona que hable tan bien como Fabio, que tenga un léxico propio y que tenga esa gracia y esa genialidad a la hora de contarte una anécdota que, sin haberla vivido, se convierte en un acto único, como cuando las Costus, que le tiró el otro un martillo porque se habían puesto el pelo a lo Marisa Berenson. Fabio tiene un sentido del humor que muchas veces no se entiende y yo creo que está por encima de todo. Eso hace que, ante situaciones adversas, esté bien”. Y esas adversidades no son moco de pavo. Como dice Mcnamara, hay mucho droguerí’ y killerío en las páginas de Fabiografía. Lo cuenta él mismo en sus páginas: “La heroína era más cara, en cambio un chinchón costaba cincuenta pesetas y una caja de anfetaminas te la conseguía un amigo de la farmacia. Y con esto te podías poner fina sin más”.

placeholder Mario Vaquerizo, retratado por Pablo López Learte

Pese a declaraciones duras, Fabiografía es un libro positivo, lleno de un humor tan corrosivo como el Madrid de los primeros ochenta que vivió su protagonista. Más killerío: Mcnamara se arrepiente de algunos de sus desfases pero lo hace con su particular humor. “No me he puesto triste transcribiendo esas anécdotas. Me he puesto triste cuando contaba episodios de las pérdidas de amigos como las de las Costus, Tino Casal… En el fondo, después me estaba dando una lección. Como él dice en el libro, aquí estamos para seguir viviendo”, dice su amigo Mario. Algunas veces, las palabras de Fabio han causado controversia entre aquellos poco dispuestos a entender a un avanzado de su época. Sus recientes declaraciones sobre el aborto, por ejemplo, causaron estupor incluso en los hermanos Almodóvar, Agustín, y ese Pedro con el que formó un binomio muy especial, muy chochi, a principios de los 80. Vaquerizo defiende a su amigo y ni lo juzga, ni lo condena. Ni santa, ni beata: “Fabio tiene sus opiniones y puede estar en un momento en el que pueda decir eso pero no hay que quedarse ni con eso, ni con el Monja, monja. Jamón, jamón porque Fabio es mucho más que todo eso. ¿Por qué Fabio va a ser más divertido antes cantando Quiero ser mamá que ahora diciendo sus cosas? No soy nadie para condenar, porque a mí no me gusta que me condenen por ponerme tacones cuando voy con las Nancys Rubias ni que me apaleen, y muchos que van muy de izquierdas estén cuestionando luego mi sexualidad”.

‘Cada mariquita es un mundo’

Mario Vaquerizo y Fabio Mcnamara (Juan Gatti)Si Mcnamara era único a la hora de crear lenguaje propio, Mario Vaquerizo es un buen discípulo. Atención, por ejemplo, a cómo confunde el eterno apodo de Jesús Quintero. “Las generaciones no son irrepetibles, lo que son irrepetibles son las personas, porque como bien dijo Fabio, ‘cada mariquita es un mundo’. Cuando el perro del hortelano este, el perro…este, Jesús Quintero, le preguntó por qué el término homosexual tenía tantas acepciones, él contestó ‘Cada mariquita es un mundo”. Hay personas que están por encima del bien y del mal, que son capaces de hacer, en el año 81, un ejercicio del pop art, sin conocer siquiera a Andy Warhol, que era maravilloso, que podían pintar a la Collares por ejemplo...”.

Como dijo Fabio, “Haciendo macramé se dice cuando no estás haciendo nada en concreto, como perdiendo el tiempo. Hay personas que están todo el día con el macramerío”. Y, parafraseando a Mcnamara, ¿quién ‘macramea’ hoy en día? “Me encantaría encontrarme a día de hoy a gente así tan avanzada. Y no estoy hablando ni de nostalgia ni de mitificación. Simplemente por lo que oigo y veo, me digo ”busque, compare, y si encuentra algo mejor… busque, encuentre, y si encuentra algo mejor, compare”, dice Mario a pesar de la confusión con el refrán. Y si cada ‘marica’ es única, Mcnamara fue la más única de todas en una época en la que hacían falta personajes como él. Si alguien se ha olvidado de esa necesidad que él suplió, a él no le importa lo más mínimo. “Fabio está al margen de que le reconozcan o no. Él está muy a gusto como está y no necesita la aprobación y el reconocimiento de los demás para sentirse, por ejemplo, el mejor pintor que ha habido en el siglo XX. No tenemos que tener esa visión de Fabio de maldito, de outsider, porque le revienta. Tú le llamas maldito y te moñea o te da un bofetón”, asegura Mario.

placeholder Fabio Mcnamara, durante los 80

Lo que sí es innegable es la evolución de Mcnamara. Hoy por hoy, es imposible no imaginarle hablando de Jesús y de los bienes de la religión. Nada de killerío, sino jesucristerío’. Eso se nota, incluso, cuando habla de de su época más dura: “No había forma de controlarme, yo tenía el demonio dentro. Todo era killerío, pasoterío, rock and roll, droguerío y cada vez iba a peor”. Mario también cree en esa evolución natural de Macnamara, que, además, a él le ha servido para llenar las paredes de su casa con sus cuadros. “Yo no sé si dentro de sesenta años voy a seguir queriendo cantar Supertravesti con las Nancys Rubias porque evolucionas y porque las cosas las haces en un momento cuando las sientes, cuando dejas de sentirlas no. Y si ahora lo que sientes es estar en misa y comulgando y estando en gracia y pintando, pues ole tu coño moreno”.

Una actuación mítica: Almodóvar y Mcnamara en su debut¿Y cómo se siente Mario? No sólo por haber lanzado el que define como el proyecto al que ha puesto “más ganas”, sino también con esa fama que, de nuevo, le ha hecho valedor del calificativo de omnipresente. “¿Qué malo hay en estar en todos lados cuando las cosas que te ofrecen son maravillosas y te hacen feliz? Yo estoy aquí haciendo promoción y me encanta hacerlo. Me encanta hacerme fotos. Me encanta promocionar un libro que he escrito y que por respeto a la editorial tienes que hacerlo, porque si no, ¿de qué? No como estas que le pagan el disco pero luego no quieren mover el coño de su casa. Pues no guapa, eres una hija de la gran puta”, dice con su habitual carcajada. Además, remata con una declaración de principios: “Hablo también como amigo… pero quien no sea fan de Fabio, no tiene sentido común, es un insensato y merecería ser desterrado de este país”. Pues eso, que el que quiera saber lo que es luxury, killerío, música chochi o, en definitiva, volver a la Movida más pura, ya tiene libro de cabecera. Y solo por frases como esta: “Tú me dejas que te robe esto y te lo robo, pero antes te pido permiso. Porque he sido educado en buenos colegios”, merece la pena. Eso sí que es controversy.

“Yo soy muy controversy”. La frase forma parte de la inclasificable autobiografía de Fabio Mcnamara de la que es coautor Mario Vaquerizo. Del Mcnamara con pantalón corto del barrio Pegaso al que se metía rayas en la plaza Vázquez de Mella junto a la ‘Panchi’; del Mcnamara amigo y pareja artística de Almodóvar al Mcnamara que asegura en público que el aborto es “un sacrificio que la gente le hace a Satanás donde la clínica es el templo y el quirófano es el altar”. Todos ellos forman parte de Fabiografía. Para entender su evolución y al propio Fabio, Vanitatis acude a hablar con la otra parte del libro, Mario Vaquerizo (Macnamara no hará promoción del mismo).

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