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La noche en la que Ana Belén perdió el chal y Carmen Alborch vistió un tocado chino
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La noche en la que Ana Belén perdió el chal y Carmen Alborch vistió un tocado chino

Reivindicativa, con lluvia dentro y fuera del Hotel Auditorium donde se celebró. La gala de los Goya fue rica en anécdotas, personajes y pullas de todo tipo

Foto: La actriz y cantante Ana Belén sobre la alfombra roja
La actriz y cantante Ana Belén sobre la alfombra roja

Lluvia de CocaCola y glamour reivindicativo. Al chaparrón que caía sobre el Hotel Auditorium, donde se celebraba la ceremonia de los Goya 2014 este domingo, se unía la protesta por el ERE de la empresa de refrescos que hizo que, antes de pasear palmito, Inma Cuesta o los Bardem se acercasen a hablar con muchos trabajadores de la marca. Quizá fuese tanta proclama la que hizo que Ana Belén perdiese su chal en la noche en la que entregó el Goya como mejor actor principal a Javier Cámara. La otrora musa de la Transición, con un recogido en el pelo y una belleza que parece fruto de varios pactos con el diablo, tardó en desfilar por la alfombra roja porque, según los mentideros del cine, estaba muy ocupada buscando su prenda.

La exministra y su original tocadoLa noche prometía un torrente de prosélitos, pero antes de éstos llegaron las respuestas referentes a los estilismos. El de la exministra Carmen Alborch merece una mención de honor. Su tocado, con forma de planta, fue la comidilla de todo aquel que se cruzase con ella y su roja cabellera. Ante la pregunta de cuál era su autor, la siempre original Alborch contestó, simplemente, que era chino. Hubo quien no entendió la respuesta y creyó que Carmen había comprado su original complemento en la tienda de chinos de su barrio. Eso mismo se podía pensar de las enormes y originalísimas gafas de Carlos Areces, que parecía haberse contagiado del lado más heterodoxo de su personaje de Los Amantes Pasajeros, una de las grandes ausentes en las nominaciones de este año.

Macarena Gómez y su marido, Aldo ComasTal vez ambos debieron pedir consejo a Blanca Suárez, que aseguró que le había costado "una sola tarde" elegir el modelo de Elie Saab con el que volvió a ser una de las más guapas. La novia de'El duque' (con el que no posó, como suele ser habitual) no tuvo que recurrir a gafas de pasta o tocados curiosos para que a muchos se les cayese la baba nada más verla. Tampoco Macarena Gómez, que hasta yendo vestida de Caprile formóel tándem más transgresor junto a su marido. La actriz contestó desganada a los periodistas que osaron repetirle la preguntaque le han formulado tropecientas mil veces estos días. "Estoy cansada de que me pregunten por la boda de Andrea Casiraghi", aseguró con su característico acento cordobés.

La que no se molestó en esconder su acento fue la premiada Natalia de Molina. Aunque cuando subió al escenario para recibir el premio a la mejor actriz revelación ni la emoción pudo llevarse su impostado castellano, minutos antes confesaba que ella habla con acento "granaíno y de Graná" al haberse criado en la ciudad de la Alhambra. Si hubiese otro premio para ella, ese sería el de la más espontánea. Cuando tanto Javier Cámara como ella descubrieron, a través de los monitores, que la película que protagonizaban, Vivir es fácil con los ojos cerrados, se llevaba el premio gordo de la noche, ella soltó un "¡Es que la película es muy bonita!" que pareció salirle del alma y provocó las carcajadas de todos los presentes.

Terele Pávez con su Goya (I. C)Con carcajadas o con semblante serio, las demás preguntas de la prensa giraron en torno a la ausencia de Wert o a las películas que habían visto muchos de los invitados. La imponente Nieves Álvarez no se cortó un pelo a la hora de manifestar que había visto La Gran Familia Española y poco más. Otros, como Fernando Tejero, estuvieron más inspirados a la hora de mostrar su cinefilia, pero ni así pudieron evitar que surgiesen ciertos temas que nada tienen que ver con la gran pantalla. Cuando un Manel Fuentes más maquillado que de costumbre se acercó al actor de La que se avecina y le dijo en tono jocoso que se lo pedía de novio, Tejero le dijo que no porque la prensa "ya le sacaba bastantes". De sentimientos habló también Terele Pávez, que llegaba a la gala después de una función teatral. La actriz estaba algo cansada pero muy dispuesta a mostrarse tal cual es, sobre todo cuando, después de ganar el Goya a la mejor secundaria por Las brujas de Zugarramurdi se confesó Celestina de Álex de la Iglesia y Carolina Bang en la sala de prensa. "Cuando Carolina Bang venía a los rodajes yo siempre le decía: 'Álex, esta niña me gusta mucho para ti'", dijo.

El ministro ausente que estuvo muy presente

Sin embargo, lo que verdaderamente se cocía entre premio y premio era la ausencia del ministro Wert. La siempre elocuente Loles León aseguró que no lo iba a "echar de menos". Otros fueron menos diplomáticos, como Paco León, que dijo que si no estaba al lado del cine español, mejor que no estuviese allí. Pero como suele ser habitual, los que hablaronsin tapujos fueron los Bardem. Carlos dijo que donde echaba de menos a Wert era "haciendo leyes de cultura, aunque va en el sueldo aceptar las críticas cuando no haces algo bien", añadió. Del brazo de su madre, el otro hermano, el hollywoodiense Javier Bardem, pasó ante la prensa como un suspiro, pero dejando bien a la vista la pegatina con la que mostraba su apoyo a los trabajadores de Coca Cola.

placeholder Javier y Pilar Bardem, los más reivindicativos (I. C)

Frente a las incómodas ausencias, las alegres presencias, como la de Marian Álvarez diciendo que se había quedado "muy a gusto" reivindicando el "derecho a decidir" cuando salió al escenario a recoger su premio a la mejor actriz. O la de David Trueba, el vencedor sorpresa de la noche, ya que su película, Vivir es fácil con los ojos cerrados, no las tenía todas consigo frente a La herida. Ellos y otros tantos recordaron a muchos de los asistentes que, por encima de Werts y protestas por los ERE, allí se había ido a celebrar esa cosa tan frágil, única y especial llamada cine español.

Lluvia de CocaCola y glamour reivindicativo. Al chaparrón que caía sobre el Hotel Auditorium, donde se celebraba la ceremonia de los Goya 2014 este domingo, se unía la protesta por el ERE de la empresa de refrescos que hizo que, antes de pasear palmito, Inma Cuesta o los Bardem se acercasen a hablar con muchos trabajadores de la marca. Quizá fuese tanta proclama la que hizo que Ana Belén perdiese su chal en la noche en la que entregó el Goya como mejor actor principal a Javier Cámara. La otrora musa de la Transición, con un recogido en el pelo y una belleza que parece fruto de varios pactos con el diablo, tardó en desfilar por la alfombra roja porque, según los mentideros del cine, estaba muy ocupada buscando su prenda.

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