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Bruselas pide compras conjuntas en defensa, pero limita el requisito de 'made in Europe'
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REARME DE EUROPA

Bruselas pide compras conjuntas en defensa, pero limita el requisito de 'made in Europe'

El Ejecutivo comunitario establece una fuerte preferencia europea en el fondo de 150.000M, pero lo rebaja en su hoja de ruta general para el rearme de la Unión Europea antes de 2030

Foto: Andrius Kubilius y Kaja Kallas en la presentación. (Reuters/Yves Herman)
Andrius Kubilius y Kaja Kallas en la presentación. (Reuters/Yves Herman)
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La Comisión Europea ha presentado este miércoles su documento de reflexión sobre el futuro de la defensa europea, lo que en el argot comunitario se conoce como “Libro blanco”, en el que el Ejecutivo comunitario propone aumentar la adquisición centralizada de material militar, siguiendo el ejemplo de la adquisición centralizada de vacunas durante la pandemia de coronavirus, bien bajo el mando del Ejecutivo comunitario o bien bajo la Agencia Europa de la Defensa (EDA). Sin embargo, en las últimas versiones del documento se ha suavizado un requisito que se incluía en anteriores borradores de que existiera una preferencia europea a la hora de adquirir capacidades militares a través de ese sistema centralizado de compras.

Putin no va a ser disuadido si le damos nuestro libro blanco, va a ser disuadido si lo hacemos realidad”, ha explicado Andrius Kubilius, comisario de Defensa, presentando el documento que busca establecer una hoja de ruta para permitir a la Unión Europea disuadir a Rusia en 2030. El documento identifica una serie de “brechas críticas” que incluyen defensa aérea, antimisiles, sistemas de artillería avanzados, misiles de largo alcance, municiones, sistemas de drones, anti-drones, movilidad militar, inteligencia artificial o computación cuántica.

La preferencia europea se sigue aplicando a los proyectos que se financien con los préstamos ventajosos al que tengan acceso a los Estados miembros con los 150.000 millones de euros de eurobonos, un esquema al que Bruselas ha denominado “SAFE”, y en el que sí se establece que “los contratos públicos comunes (que deben hacerse al menos entre dos Estados miembros para poder hacer uso de SAFE) deben incluir el requisito de que los costes de los componentes originarios de la Unión, los Estados del Espacio Económico Europeo (EEE) o Ucrania no sean inferiores al 65% de los costes estimados del producto final”. En todo caso, incluso este instrumento permite abrir SAFE a contratistas y subcontratistas de países terceros, como el Reino Unido o Estados Unidos, en caso de que haya un acuerdo de seguridad bilateral entre dicho Estado y la Unión Europea.

Sin embargo, originalmente el documento sobre el Libro Blanco de defensa incluía toda una sección sobre la prioridad europea, señalando que en casos de compras públicas de armamento debía apostar por productos europeos, y solamente en caso de que no hubiera alternativas podían adquirirse capacidades a países terceros al mismo tiempo que se invierte para crear alternativas europeas. Toda esa idea ha desaparecido en el último documento y se ha apostado únicamente por señalar que para “ayudar a la industria de defensa a superar estas deficiencias, el proceso de revisión de la Directiva de la UE sobre contratos públicos de defensa y seguridad sensibles, previsto para 2026, tendrá en cuenta la recomendación de la Brújula de la Competitividad de introducir una preferencia europea”.

Foto: La presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, ofrece un discurso ante una academia militar de Dinamarca. (EFE/Emil Helms)

El asunto de la prioridad europea es importante en el debate europeo y la Comisión Europea ha sufrido por mantener un cierto equilibrio entre las dos posturas principales. Por un lado, están los países más centrados en la agenda de la autonomía estratégica, liderados por Francia, que creen que todo este dinero debe servir para reforzar la industria militar europea, y aquellos que consideran que la autonomía de Europa como actor estratégico es secundaria respecto a contar con las armas necesarias para disuadir a Rusia, lo que significa que hay que comprar armas a los países que pueden producirlas ahora mismo, es decir, fundamentalmente Estados Unidos.

La diferencia respecto a las dos posturas tiene que ver con qué se debe priorizar: adquirir armamento hoy, para poder disuadir a Moscú en el corto plazo, o hacer una apuesta larga, de inversión en la industria europea que sea capaz de reaccionar a las necesidades de los ejércitos de los Estados miembros. La primera vía requiere necesariamente de adquirir el material a la industria americana, y el segundo requiere de paciencia y de muchísimo dinero. Los cambios en el documento muestran los pulsos que hay entre estas dos posiciones dentro de la propia Comisión Europea. En una versión anterior se subrayaba que a la hora de adquirir armamento de países terceros era necesario tener el “total control” sobre sus sistemas, una muestra de la desconfianza que el sector que apuesta por la autonomía estratégica tiene hacia el armamento americano. En algunas capitales europeas está creciendo el malestar ante la posible dependencia respecto a Estados Unidos a la hora de operar ciertas capacidades compradas a la industria americana.

Las últimas dudas han girado alrededor de los cazas F-35, adquiridos por muchos aliados europeos de la OTAN, pero que son aparatos muy conectados. La propia Kaja Kallas, Alta Representante de la Unión para Política Exterior y de Seguridad, ha hecho referencia a la posible dependencia americana a la hora de operar armamento, señalando que se está viendo en la práctica en el campo de batalla en Ucrania. “En tiempos de crisis tu ejército tiene que tener las manos libres”, ha señalado la jefa de la diplomacia europea.

Sin embargo, este mismo martes Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, en un discurso ante la Real Academia Militar de Dinamarca, parecía favorecer que se recogiera de manera firme la preferencia europea. “Hoy en día, la mayor parte de la inversión en defensa se realiza fuera de Europa. En otras palabras: buenos empleos fuera de Europa. Investigación, desarrollo e innovación fuera de Europa. Esto no es sostenible. Debemos comprar más europeo. Porque eso significa reforzar la base tecnológica e industrial de la defensa europea”, explicó la alemana.

"La mayor parte de la inversión en defensa se realiza fuera de Europa. Esto no es sostenible"

El principal elemento del documento es la defensa de la adquisición conjunta y la coordinación entre Estados miembros. “La contratación colaborativa es el medio más eficaz para adquirir grandes cantidades de ‘consumibles’, como munición, misiles y drones. Pero la contratación colaborativa también es clave para llevar a cabo proyectos más complejos, ya que la agregación de la demanda limita los costes, envía señales de demanda más claras a los participantes en el mercado, acorta los plazos de entrega y garantiza la interoperabilidad y la intercambiabilidad”, señala el documento.

¿Financiación adicional?

La otra gran pregunta a medida que se acercaba la fecha de la publicación de este documento era cuánto margen dejaría el Ejecutivo comunitario para abrir la puerta a más fondos comunes para financiar el rearmamento de Europa. La respuesta por ahora es que no. El documento insiste en las vías que ya estaban abiertas: la cláusula nacional de escape de las reglas fiscales para permitir a los Estados miembros aumentar su gasto nacional y los 150.000 millones de euros del fondo SAFE en forma de créditos. Algunos Estados miembros esperaban algún guiño que indicara que Bruselas está dispuesta a ir más allá. Los más ambiciosos quieren que los eurobonos se emitan para ofrecer fondos en forma de subvenciones a los Estados miembros, no únicamente créditos, siguiendo así el modelo del Fondo de Recuperación.

Foto: Pedro Sánchez, en Bruselas. (EFE/Olivier Matthys)

En el documento se señala que la Comisión “seguirá explorando fuentes de financiación adicionales para la defensa a nivel de la UE y otros elementos y opciones para impulsar sustancialmente la financiación de la defensa europea y reforzar” la industria militar europea. En el mejor de los casos, el Libro Blanco no es un portazo a ir más allá: “En caso de que la demanda de los Estados miembros de financiación basada en préstamos con cargo al presupuesto de la UE en el marco de SAFE supere la oferta, la Comisión seguirá explorando instrumentos innovadores”, aunque acto seguido a lo que hace referencia es al Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) que podría ofrecer créditos.

Un largo debate

El asunto llega ya muy masticado. El 3 de febrero António Costa, presidente del Consejo Europeo, convocó a los líderes de la UE a un retiro informal en Bruselas para discutir con libertad sobre el futuro de la seguridad y defensa del club, y se volvió a abordar la cuestión en una cumbre extraordinaria celebrada a principios de marzo. Las reuniones tenían, entre sus objetivos, poner sobre la mesa algunas ideas para que Kaja Kallas, Alta Representante de la Unión para Política Exterior y de Seguridad, y Andrius Kubilius, comisario de Defensa, tomaran nota.

El texto ha generado muchas expectativas en Bruselas, una ciudad a la que le encantan los debates teóricos y los documentos, pero se trata de un ejercicio de reflexión, que no necesariamente va a ejecutarse, sino que trata de ordenar ideas y jerarquizarlas. Los cementerios de la capital comunitaria están llenos de libros blancos ambiciosos sobre el futuro de la Unión Europea. Aunque el texto ha sido trabajado formalmente por los equipos de Kallas y Kubilius, Von der Leyen ha mantenido firmemente la correa de la discusión. La alemana es la que tiene un vínculo directo con los jefes de Estado y de Gobierno y cualquier impulso a este debate va a ser centrífugo, no centrípeto, es decir, van a ser las capitales las que decidan qué y cómo se va a hacer, y Bruselas va a tener muy poco margen para marcar el ritmo y la ambición.

La Comisión Europea ha presentado este miércoles su documento de reflexión sobre el futuro de la defensa europea, lo que en el argot comunitario se conoce como “Libro blanco”, en el que el Ejecutivo comunitario propone aumentar la adquisición centralizada de material militar, siguiendo el ejemplo de la adquisición centralizada de vacunas durante la pandemia de coronavirus, bien bajo el mando del Ejecutivo comunitario o bien bajo la Agencia Europa de la Defensa (EDA). Sin embargo, en las últimas versiones del documento se ha suavizado un requisito que se incluía en anteriores borradores de que existiera una preferencia europea a la hora de adquirir capacidades militares a través de ese sistema centralizado de compras.

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