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La lección que Londres enseña a Madrid para acabar con el problema de los okupas
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GUARDIANES PARA PROPIEDADES VACÍAS

La lección que Londres enseña a Madrid para acabar con el problema de los okupas

Una fórmula de alquiler barato y temporal está causando sensación en ciudades con la vivienda tensionada como Londres, evitando la okupación y ahorrando costes en seguridad

Foto: Casas reflejadas en un charco en la calle residencial Herne Hill, Lambeth, al sur de Londres. (Getty/Richard Baker)
Casas reflejadas en un charco en la calle residencial Herne Hill, Lambeth, al sur de Londres. (Getty/Richard Baker)

El empresario multimillonario Peter Stringfellow, quien fue dueño de los clubs más selectos de Londres, compró un lujoso ático en Albert Embankment, a orillas del Támesis, por sus increíbles vistas. “Está el Big Ben, el London Eye y Westminster. Es como tener toda la capital a tus pies”, señaló en una ocasión. Privilegios de ricos. Aunque Tom tenía exactamente lo mismo por 450 libras al mes. “Era una locura saber que tenías a gente como Stringfellow como vecino pagando burradas por sus viviendas”, explica.

Tom -que prefiere mantener su anonimato- no vivía en una casa como tal. Su habitación estaba en Tintagel House, la antigua sede de Scotland Yard. No es exactamente un inquilino, pero tampoco es un okupa. Se trata de un guardian, gente que paga precios muy bajos por vivir en edificios singulares, muchos de ellos en ubicaciones privilegiadas, que están a punto de demolerse o remodelarse y cuyos propietarios quieren evitar vandalismo sin pagar a un equipo de seguridad las 24 horas.

“Llevo viviendo así los últimos 13 años y, aunque me he tenido que mudar varias veces, claramente me compensa. Ahorras mucho dinero, conoces gente interesante y vives la ciudad de un modo único”, asegura. Tom, de 36 años, tiene ahora su propia empresa de mantenimiento y aunque podría pagar un alquiler junto con su pareja, ambos prefieren seguir viviendo como guardianes.

Actualmente están en Camden Town en un bloque de viviendas de protección oficial que será demolido. “Me pude montar mi negocio porque pude ahorrar y arriesgar. Esta vida te permite estar sin ataduras. No tengo que pagar, por ejemplo, cuatro meses por adelantado de alquiler”, señala.

"Pude montar mi propio negocio porque esto me permitió ahorrar y arriesgar"

La práctica de los guardianes comenzó en Holanda en la década de los 80 atrayendo a artistas, músicos y otros creativos, pero se va extendiendo tímidamente por Europa ante las dificultades cada vez más acuciantes para acceder a una vivienda. En el Reino Unido, donde el sector está ya establecido, hay alrededor de 14.000 guardianes en comparación con los 11 millones que alquilan su casa a través de un propietario privado.

Y, sobre todo en el caso de Londres, con el coste de vida más alto de Europa, la demanda se ha disparado en el último año ante precios inasequibles. El alquiler privado medio en la capital británica aumentó un 11,5% el año pasado, hasta las 2.220 libras mensuales, según los datos oficiales del gobierno.

En teoría, la fórmula es un win-win. Los propietarios evitan robos y problemas con okupas. Los guardianes sacan un rendimiento económico. Los precios son entre un 30% y un 50% más baratos que en el mercado y normalmente no se pagan extras como factura de luz o agua. Pero hay importante letra pequeña. Se trata de un modelo que no está regulado en el Reino Unido, por lo que ofrece menos protecciones legales a los residentes.

Para empezar, tienen un contrato de licencia, no de arrendamiento, por lo que se les puede pedir que desocupen la propiedad con solo 28 días, a diferencia de los dos meses del alquiler. Los guardianes deben ser autosuficientes en lo que respecta a la limpieza, mantenimiento y reparaciones, pero también deben lidiar con violaciones rutinarias de su privacidad. Los inspectores, que utilizan sus propias llaves, visitan regularmente las propiedades.

Los guardianes deben ser autosuficientes en limpieza, mantenimiento y reparaciones

Arthur Duke, director de Live-in Guardians, una de las principales empresas que actúan como intermediarios entre guardianes y propietario, explica que, “si bien el sector de la tutela de propiedades en el Reino Unido no está sujeto a una regulación específica, existen protecciones legales generales vigentes”. “Los guardianes tienen derecho a un entorno de vida seguro y habitable, y sus derechos se describen en los acuerdos de licencia que firman. El gobierno del Reino Unido también ha emitido una guía no reglamentaria para ayudar a generar conciencia sobre los derechos y responsabilidades de los tutores de propiedades”, señala.

Tom es un claro ejemplo de que, si se hace bien, el modelo funciona. “Tengo pocas cosas, por lo que las mudanzas son rápidas. He vivido en sitios increíbles, como antiguas fábricas y colegios, y estaban bien. Nunca he tenido, por ejemplo, que esperar para hacer uso de la ducha. Y he creado casi una familia porque muchos de los compañeros con los que coincidí al principio se han convertido en grandes amigos y nos hemos ido mudando todos juntos de un sitio a otro”, apunta.

Sin embargo, no todos han tenido la misma buena experiencia. Algunos han visto cómo se caían a trozos las paredes mientras tenían que vivir sin agua potable. Ed, por ejemplo, vivió en un pub mientras montaba su propio negocio para poder ahorrar dinero. Y aunque solo pagaba 300 libras al mes, tuvo que soportar, entre otras cosas, continuos problemas eléctricos e “invasiones” de ratas enormes. “El peor momento fue cuando volví una noche y en la cocina había como 10 ó 15 corriendo por todos los lados. Eran del tamaño de perros”, asegura.

placeholder Algunas propiedades serían inalcanzables a su precio de mercado. (Live In Guardians)
Algunas propiedades serían inalcanzables a su precio de mercado. (Live In Guardians)

Casi el 90% de los guardianes tienen un empleo a tiempo completo. Uno de cada cinco trabaja como profesional médico, legal o contable. Aunque la mayoría (35%) siguen siendo del mundo de las artes. Y aunque el 70% tienen entre 21 y 40 años, hay perfiles de todo tipo.

“Conocí a un tipo en sus 50 que tenía su casa en Escocia, pero tenía que viajar regularmente a Londres por trabajo y, en lugar de alquiler, optó por esta opción”, señala Tom. Por su parte, El Confidencial habló en 2016 con Patricia, una venezolana que a sus 52 años vivía en una antigua compañía de danza en un acomodado barrio del suroeste de Londres. “Aquí venimos de todas las partes del mundo. También hay ingleses y galeses. La más mayor soy yo y el más pequeño tiene 21 años, la edad mínima que ponía en el contrato. Pero no nos vemos. Normalmente, las zonas comunes están siempre vacías. La gente va a lo suyo y está en sus habitaciones”, recalcaba.

A algunas compañías se les acusa de sacar provecho de la crisis de la vivienda. Las demandas civiles interpuestas por los guardianes son poco frecuentes y suelen acabar en acuerdos, que incluyen indemnizaciones y cláusulas de silencio. El desalojo ilegal es un delito penal, pero un caso penal requiere que una autoridad local inicie un proceso penal, y éstas no han mostrado ningún interés en enjuiciar a las empresas de tutela.

Los ayuntamientos de Londres tienen una relación complicada con las empresas de tutela porque, además de regularlas, se encuentran entre sus principales clientes, ya que los edificios que antes proporcionaban servicios vitales a la comunidad se reutilizan como fuentes de ingresos.

Los propietarios también pueden utilizar a los guardianes para minimizar sus impuestos. Los comercios vacíos sólo suponen pérdidas. Pero si se ponen instalaciones básicas como duchas y cocinas temporales para que puedan entrar a vivir guardianes, el edificio queda reclasificado como doméstico, lo que reduce drásticamente sus tasas. A través de esta técnica, un bloque de oficinas en Lambeth redujo sus impuestos de 694.000 libras a 33.000 libras, un gimnasio de Covent Garden pasó de 150.000 libras a 2.650 libras por año y nueve unidades industriales en Shoreditch pasaron de pagar 110.000 libras a 15.000 libras por año.

Los propietarios pueden reducir su factura fiscal solo con instalar una ducha y una cocina

Graham Sievers, presidente de la asociación de proveedores de guardianes de propiedades (PGPA) -establecida en 2018 para establecer estándares de la industria y mejorar las condiciones para ambas partes- asegura que las normas de seguridad y medioambientales en materia de vivienda están establecidas por ley y “se aplican a todas las propiedades del Reino Unido que se utilizan con fines residenciales, incluso las ocupadas por los tutores de la propiedad”.

“Por lo tanto, se deben cumplir las normas sobre salidas y alarmas de incendio, certificados de seguridad de gas y electricidad e incluso el número de duchas que se deben proporcionar por grupo de residentes en una vivienda ocupada, o los propietarios pueden ser multados con importantes sumas de dinero si no lo hacen”, matiza.
Sievers asegura que la demanda es "la más alta que ha habido" desde que la práctica llegó al país hace unos 20 años. Unas 50.000 personas solicitaron convertirse en guardianes el año pasado, un aumento de más de dos tercios en comparación con 2022. A pesar de que en muchos países europeos hay un problema similar con los altos alquileres y la escasez de viviendas, considera que el concepto “aún no es ampliamente conocido y probablemente existan oportunidades significativas para expandirlo porque si se administra bien, puede ser beneficioso para todas las partes interesadas”. “En Francia, está ganando terreno, en particular en centros urbanos como París. En España, el limitado modelo aborda cuestiones tanto económicas como sociales”, apunta.

Según los datos de PGPA, casi el 90% de los guardianes se quedan en el mismo alojamiento de bajo costo durante 6 meses o más. El 60% permanece en el mismo alojamiento durante un año o más. Uno de cada cuatro ha estado en el mismo alojamiento durante más de 18 meses. Más del 60% pagan menos de 750 libras al mes por el alojamiento. Londres tiene el 33% de las propiedades, Birmingham ocupa el segundo lugar, seguido de Manchester y Bristol.

El caso español

Según el último informe del Instituto Nacional de Estadística (INE), en España hay en torno a cuatro millones de viviendas vacías. Una cuarta parte se encuentran en Madrid, la ciudad en la que más ha subido el alquiler en la última década. Sin embargo, estos datos solo cuentan los edificios calificados como residenciales: se estima que hay en torno a otro medio millón de inmuebles desocupados que esperan una reforma o el trabajo de la piqueta.

A lo largo de los años, órdenes religiosas, familias nobles o herederos sin recursos han dejado deteriorarse los inmuebles hasta el estado de ruina. Es el caso del hotel Claridge, en Alarcón, cuyas habitaciones suponen un constante quebradero de cabeza para la Guardia Civil y las autoridades locales, que cada cierto tiempo tienen que acudir para desalojos, o el imponente edificio del Sanatorio de la Barranca, en Navacerrada, con sus 3.000 metros cuadrados, ha pasado más de treinta años abandonado hasta su demolición en 2024.

¿Ayudaría el modelo de los guardianes a paliar el problema de vivienda que hay en España? Para Jaime Palomera, investigador y miembro del Sindicat de Llogaters, no solo no mejoraría la situación, sino que es un paso más en la precarización del inquilino. "Hay un interés de los rentistas por rebajar nuestras expectativas, nuestros estándares, de lo que consideramos que es un lugar aceptable para vivir. Este tipo de modelos no tienen tanto que ver con la escasez de vivienda, sino con la posibilidad de extraer más rentas del suelo. Para mí, es una nueva forma de especulación inmobiliaria".

"También hay que entender cómo está Londres. Las viviendas que tradicionalmente podía adquirir la clase media, se las están quedando las grandes fortunas. Son viviendas que a menudo están vacías porque son consideradas activos, no lugares para vivir. Lo que se busca es la revalorización por el tiempo, ni siquiera la rentabilidad por alquiler. Y cuanto más compran los ricos y los fondos, más suena el efecto llamada para otros ricos. En los mercados internacionales, además del oro y las criptomonedas, el activo que más crece es la vivienda", continúa Palomera.

"Esto empuja a la clase media hacia la infravivienda. Los guardians son clase media, esto es algo que ha cambiado con respecto a la crisis económica, que dejaba fuera de la vivienda solo a los más pobres. No solo no es una solución al problema, sino que es una consecuencia de un problema mucho mayor, que es que el mercado de la vivienda está siendo copado por especuladores. En resumen, con los guardians, lo que se está haciendo es usurparle a la clase media la posibilidad de vivir en unas condiciones dignas".

Si alguien conoce a fondo el modelo de los guardianes es la investigadora italiana Mara Ferreri. Es la autora principal del estudio más relevante sobre el modelo, que también supone un aviso para navegantes, esto es, para gobiernos con problemas de vivienda. "No se resuelve nada con este modelo, es simplemente la autoprecarización del inquilino", afirma a este periódico.

Pregunta. Las personas que viven como guardianes parecen estar contentos, pero en su estudio la imagen es muy negativa.

Respuesta. Aquí hay un condicionante. En mis entrevistas, me he encontrado con personas que están felices viviendo como guardianes, pero también con otros muchos que no lo estaban y preferían no hablar por miedo a perder su hogar. También depende del lugar. Hay sitios que se parecen a una casa y otros en los que los inquilinos se han encontrado con chorros de agua por las paredes o unos equipamientos mínimos, propios de un campamento de refugiados.

Un elemento común es que las empresas que les consiguen los alojamientos, les prohíben en el acuerdo hablar con la prensa.

P. ¿Les prohíben contar su situación?

R. Sí. Incluso he visto artículos, sobre todo en Reino Unido, en los que se obligaba a los periodistas a entregar su texto para ser revisado por estas empresas que, por cierto, no se dedican al negocio inmobiliario.

P. ¿Y a qué se dedican?

R. Son empresas de seguridad privada que han encontrado un gran negocio en un vacío legal. Antes, cuando el dueño de un edificio te pagaba para que lo vigilases, tenías que contratar a unos guardas de seguridad con titulación. Con este modelo, no solo no pagas a los guardas, sino que incluso puedes cobrar por que vivan allí. ¡Es un negocio doble!

De hecho, estas empresas hacen un marketing muy inteligente que vende que es mucho más seguro tener a una persona viviendo en un edificio que contratar un guarda por las noches, además de los efectos positivos que tiene para el barrio, que son básicamente evitar el efecto de los edificios vacíos. Lo venden como una especie de valor añadido.

"Son empresas de seguridad que han encontrado negocio en un espacio legal gris"

P. A costa de los inquilinos.

R. Exacto. Los inquilinos ni siquiera tienen derecho a la privacidad porque, en esencia, no es una vivienda. Varios nos han contado que han salido de la ducha y se han encontrado con varias personas en su vivienda, inspeccionando sus objetos personales. También nos hemos encontrado casos de inquilinos que han intentado contactar con los propietarios para algún arreglo urgente y se han encontrado con una empresa que se dedica a otra cosa y que lo único que les dice es que sabían a lo que venían. Les trataban como lo que no eran: sus trabajadores. Y no, no les pagas, al revés.

Esta es una situación muy complicada para los inquilinos, que al final están pagando una cantidad muy parecida a la que cuesta una habitación en Londres, pero sin ningún tipo de garantía.

P. ¿Sería posible este modelo en España?

R. Creo que no. El modelo ha funcionado en países que se basan en la common law, donde hay pocas leyes escritas y todo descansa sobre la jurisprudencia de los jueces. Esto lo marca todo. Por ejemplo, los inquilinos guardianes han conseguido en los tribunales que no se les pueda desahuciar con dos semanas de antelación como se venía haciendo, y algunos ayuntamientos, que han querido actuar contra las infraviviendas de este modelo, han tenido que multarles por no cambiar el modelo de uso del edificio, porque no han encontrado otra vía.

Los países con el derecho romano, como España, tienen legislación que prohíbe este tipo de prácticas. Y menos mal.

P. ¿No ve nada positivo en el modelo?

R. Sí, ciertos mecanismos pueden ser útiles si se cumplen unos mínimos. Por ejemplo, para un edificio residencial que necesite ser reformado y vaya a pasar un tiempo vacío, sería razonable que el inquilino ofrezca seguridad y el propietario, un techo. Lo importante es eliminar del modelo las infraviviendas. No puede ser que un edificio de oficinas se aproveche para alojar a decenas de personas, que duermen en los cubículos de los trabajadores. Eso es aprovecharse de la escasez de vivienda y forzar a los inquilinos a autoprecarizarse.

El empresario multimillonario Peter Stringfellow, quien fue dueño de los clubs más selectos de Londres, compró un lujoso ático en Albert Embankment, a orillas del Támesis, por sus increíbles vistas. “Está el Big Ben, el London Eye y Westminster. Es como tener toda la capital a tus pies”, señaló en una ocasión. Privilegios de ricos. Aunque Tom tenía exactamente lo mismo por 450 libras al mes. “Era una locura saber que tenías a gente como Stringfellow como vecino pagando burradas por sus viviendas”, explica.

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