Europa debatirá en París un plan urgente para Ucrania sin descartar el envío de tropas de paz
Los líderes de los grandes países europeos se reúnen en la capital francesa para reaccionar a una semana 'horribilis' en la que Estados Unidos ha comenzado a excluir a Europa de la negociación sobre Ucrania
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Los líderes de Francia, Alemania, Italia, España, Polonia, Dinamarca, Países Bajos y el Reino Unido, que ya no forma parte de la Unión Europea, además de los presidentes de la Comisión Europea y del Consejo Europeo, y el secretario general de la OTAN, se reúnen este lunes en París, convocados por el presidente francés Emmanuel Macron, para discutir sobre el rol de Europa en el debate que se abrió paso la semana pasada respecto al futuro de Ucrania. La posibilidad de un plan para desplegar tropas de paz en territorio ucraniano tras un acuerdo para poner fin a la guerra iniciada por Rusia con su invasión a gran escala en 2022 estará en el centro del debate, así como el apoyo a Kiev en el marco de esas futuras negociaciones.
Las conversaciones en París se producen también después de que el departamento de Estado haya pedido a los socios europeos de la OTAN detalles sobre cuál podría ser su implicación concreta en unas futuras fuerzas de paz en Ucrania. Los jefes de Estado y de Gobierno europeos han acudido con estupor a al "huracán Trump", a cinco días en los que la administración americana ha debilitado al vínculo transatlántico de manera sin precedentes, y ha abierto una vía de negociación directa entre Washington y Moscú de manera inmediata en el que Kiev queda relegada a un rol secundario y los aliados europeos quedan directamente excluidos.
Los socios europeos han pasado los últimos días subrayando que no aceptarán ningún plan de paz que se negocie sin Ucrania, e intentando también lograr un asiento en las negociaciones, especialmente teniendo en cuenta que Estados Unidos pretende desentenderse por completo de las garantías de seguridad para Kiev una vez se logre un acuerdo, lo que se traducirá en que serán los socios europeos los que tendrán que financiar la reconstrucción de Ucrania y poner tropas sobre el terreno para garantizar la paz. Las negociaciones empiezan ya, porque esta semana Marco Rubio, secretario de Estado americano, se verá con su homólogo ruso Sergei Lavrov en un encuentro en Arabia Saudí sin presencia de ucranianos ni europeos. El objetivo en París será coordinar posiciones e intentar redoblar el apoyo a Kiev para que Volodímir Zelenski, presidente ucraniano, no se vea totalmente atrapado por una pinza entre Rusia y Estados Unidos.
El sentido de urgencia es real, porque si los líderes europeos no maniobran rápidamente, quedarán definitivamente excluidos de cualquier negociación, y perderán también su capacidad de influir en las conversaciones a través de su apoyo a Ucrania. "Europa necesita urgentemente su propio plan de acción en relación con Ucrania y nuestra seguridad, de lo contrario otros actores globales decidirán sobre nuestro futuro. No necesariamente en línea con nuestros propios intereses. Este plan debe prepararse ahora. No hay tiempo que perder", señaló este sábado Donald Tusk, primer ministro de Polonia, uno de los principales socios de Kiev dentro de la UE.
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El formato del encuentro no es casual. António Costa, presidente del Consejo Europeo, el foro de líderes de la Unión Europea, no ha convocado una reunión con los veintisiete jefes de Estado y de Gobierno. La cita en París es una réplica a nivel de líderes de las reuniones que los ministros de Asuntos Exteriores de estos países llevan celebrando desde hace meses, el foro en el que se están celebrando los debates clave sobre la seguridad de Europa fuera de la Alianza Atlántica. La idea de un grupo reducido permite hablar con libertad, discutir e intentar encontrar terreno común y, sobre todo, evita divisiones y choques con socios de la Unión Europea muy cercanos a Moscú, como son Hungría o Eslovaquia.
Semana 'horribilis'
El pasado miércoles Pete Hegseth, secretario de Defensa estadounidense, anunció cesiones públicas claves a favor del Kremlin poco antes de que Trump decidiera telefonear a Vladímir Putin, presidente ruso, generando un estado de shock y enfado entre los líderes europeos. JD Vance, vicepresidente de los Estados Unidos, remató la crisis con un discurso incendiario en la Conferencia de Seguridad de Múnich, asegurando que en la Unión Europea se estaba suprimiendo la libertad de expresión el mismo día que la Casa Blanca expulsó a Associated Press del Despacho Oval por no llamar "Golfo de América" al Golfo de México. Vance se negó a reunirse con Olaf Scholz, canciller alemán, pero sí se vio con Alice Weidel, líder del partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD), una formación vigilada por los servicios de inteligencia alemanes por ser considerado una amenaza para la seguridad del país.
Desde que Hegseth realizó su discurso ante los socios de la Alianza Atlántica, haciendo cesiones fundamentales a Moscú como rechazar que Ucrania ingrese en la OTAN o que recupere sus fronteras previas a 2014, cuando Rusia invadió por primera vez el país y se anexionó Crimea, los líderes europeos han intentado volver a poner esas cartas sobre la mesa. Todos saben, porque se asumía ya desde finales del año pasado, que esos dos puntos eran cesiones que se deberían hacer durante unas futuras negociaciones, pero el enfado en Berlín, París, Varsovia y otras capitales es que se hicieran antes incluso del inicio de las conversaciones.
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Además, existe cierta preocupación en Bruselas por el hecho de que Keith Kellogg, enviado especial de Trump para Ucrania, cuyo nombramiento había generado ciertas esperanzas en la OTAN y en muchos Gobiernos europeos, parezca relegado a una segunda o tercera fila en las negociaciones con Rusia. Macron capitanea ahora los esfuerzos de los europeos por recuperar su voz en estas discusiones. El presidente francés ya empezó a sondear a otros líderes europeos respecto a la posibilidad de trabajar en una fuerza europea de mantenimiento de paz para desplegarla en Ucrania cuando se cerrara un acuerdo, una idea que aunque inicialmente fue rechazada de manera frontal por sus homólogos, ha ido cogiendo poco a poco forma. La iniciativa se discutió entre un grupo reducido de líderes durante una reunión en la vivienda de Mark Rutte, secretario general de la OTAN, en diciembre de 2024.
Estados Unidos ha sido el principal donante de ayuda militar a Ucrania, con unos 64.100 millones de euros donados hasta el 1 de enero de 2025, según datos del Instituto Kiel. Pero los socios europeos, sumando a países de fuera de la Unión, como Reino Unido o Noruega, no se han quedado demasiado atrás: hasta finales de 2024 habían donado prácticamente 62.000 millones de euros. A la hora de contabilizar también asistencia financiera y humanitaria, la ayuda europea, que asciende a los 132.000 millones de euros, supera a la estadounidense, que se sitúa en los 114.000 millones de euros.
Los líderes de Francia, Alemania, Italia, España, Polonia, Dinamarca, Países Bajos y el Reino Unido, que ya no forma parte de la Unión Europea, además de los presidentes de la Comisión Europea y del Consejo Europeo, y el secretario general de la OTAN, se reúnen este lunes en París, convocados por el presidente francés Emmanuel Macron, para discutir sobre el rol de Europa en el debate que se abrió paso la semana pasada respecto al futuro de Ucrania. La posibilidad de un plan para desplegar tropas de paz en territorio ucraniano tras un acuerdo para poner fin a la guerra iniciada por Rusia con su invasión a gran escala en 2022 estará en el centro del debate, así como el apoyo a Kiev en el marco de esas futuras negociaciones.