El gran pelotazo del desahuciado Boris Johnson (fuera del alcance de Aznar y Sánchez)

Las memorias de Alexander Boris de Pfeffel Johnson, Boris para amigos y votantes, arrancan así:

"Dicen que la hora más oscura es justo antes del amanecer. Bien, mi reloj dice que amaneció hace horas, pero todavía estaba oscuro. ¿Qué demonios estaba pasando? Ah, sí. Estaba en Nueva York. En un hotel poco llamativo, a juzgar por el tamaño de la habitación. Cuando recuperé la consciencia, recordé los otros datos clave. Había venido a Nueva York con mi futura esposa, que dormía a mi lado. Estaba embarazada. Yo era el primer ministro británico, el primer lord del Tesoro, el ministro de Función Pública y de la Unión… y antes de que pudiera reflexionar más sobre mi estado vi la luz que me había despertado".

Boris también dice en sus memorias:

"Habría sido una terrible violación del protocolo real, revelar los detalles de mis encuentros con la declinante, pero valiente Reina Isabel mientras estaba viva. Pero, ay, ella ya no está con nosotros. Solo ahora la verdad puede desquiciarse. Me convocaron a Balmoral para una audiencia privada con la monarca, en la legendaria despensa donde comía directamente de los táperes. Se quitó las gafas, tomó mi mano (toda la fuerza de Gran Bretaña estaba aún contenida en esos majestuosos brazos) y miró fijamente el microondas como quien vislumbra el destino de la nación".

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Pues bien, aunque el tono ligero de ambos párrafos no parecen diferir mucho, uno de los dos es falso. Bueno, falso, quizá no sea la palabra más precisa en este contexto…

El mismo día que se lanzaban en el Reino Unido las muy esperadas memorias de Boris Johnson, lo hizo también su parodia, escrita por Ian Martin, coguionista de sátiras políticas de altos vuelos como The Thick of It, Veep y La muerte de Stalin.

Tanto las portadas como los títulos de ambos libros —Desmelenado contra Desquiciado— son parecidos, solo les separa el abismo de la distorsión cómica. Seguro que algún jubilado despistado se ha llevado a casa la chufla queriendo llevarse lo serio, pues los dos libros han compartido espacio en muchas librerías británicas, confusión que ha agradado a Ian Martin, cuyo texto se vende con eslogan de sugerente humor británico: "Garantizado: una parodia más real que el objeto parodiado", provocación que se ajusta inquietantemente a la realidad en varios momentos de las memorias de Boris, como cuando cuenta que, durante la pandemia, casi ordena invadir los Países Bajos para conseguir más vacunas. Claaaro, Boris, lo que tú digas.

Pero no hemos venido aquí a comparar ambos textos, tampoco a hacernos demasiado eco del escepticismo crítico —salvo entre los muy convencidos— con que ha sido recibido el libro de Boris (tachado de frívolo y aburrido), sino del lucrativo negocio alrededor del mismo (la mera existencia de una parodia instantánea de las memorias de Boris da idea del tirón popular del personaje). Y sobre todo: de cómo la presidencia Boris acabó fatal, pero ha revivido como celebrity máquina de hacer dinero.

'Business as usual'

En efecto, si bien Boris salió calcinado del Gobierno —como de tantas otras peripecias políticas y sentimentales antes— el hombre siempre se arregla no ya para caer de pie, sino sobre superficies persas mullidas. Según cifras publicadas en The Guardian, el libro de Boris fue el más vendido del Reino Unido en su primera semana, con 42.528 copias, el doble que las memorias de su archirrival conservador, David Cameron, que despachó 20.792 en 2019. Por no hablar de la sucesora de Boris, la efímera y bizarra Liz Truss, con 2.228 copias despachadas sus primeros siete días a la venta.

Todos ellos palidecen, no obstante, con las ventas de arranque de Tony Blair y Margaret Thatcher: 92.060 y 120,000 ejemplares respectivamente, bien es cierto que antes se vendían más libros que ahora.

El adelanto cobrado por Boris ha sido de 600.000 euros [justo lo que dicen que pagó Planeta a Aznar por sus memorias, salvo que en su caso era por tres libros, no por uno. Por su parte, de los dos libros que el presidente Pedro Sánchez ha sacado con Planeta, solo sabemos que ha cobrado al menos 60.000 euros en derechos de autor, aunque faltan ejercicios por auditar y el adelanto).

Más allá de los 600.000 euros adelantados a Boris por un libro, cifra inalcanzable para un político español (también para casi cualquier escritor, salvo que se meta el Premio Planeta por medio), Boris espera embolsarse varios millones por el libro los próximos meses, entre ventas y derechos internacionales. Cifras lustrosas que chocan con la tendencia de Boris a llorar por su supuesta falta de liquidez, como un personaje dickensiano desgraciado.

En efecto, mientras era primer ministro, Boris se quejó amargamente a sus subordinados de su escaso sueldo, 164.080 libras anuales (cerca de 200.000 euros). "Solía decir que nunca le pagaban lo suficiente. Era tan agarrado con el dinero que bromeábamos con que nadie nunca había visto su cartera", contó un excolaborador del político al Daily Mirror. Pese a salir del Gobierno con una mano delante y otra detrás, según él, una de las primeras cosas que hizo tras dimitir fue comprarse una casa señorial por 3,8 millones de libras (4,54 millones de euros). Boris la pagó a toca teja, porque ¡quién quiere sufrir una engorrosa hipoteca pudiendo fluir libre como un pajarillo!

La revista House & Garden describió así la mansión: "Se encuentra en el pintoresco pueblo de Brightwell-cum-Sotwell (Oxfordshire) y tiene nueve dormitorios, cinco cuartos de baño, seis salones y múltiples chimeneas. Data del siglo XVII y presenta elementos Tudor y georgianos, y ha sido actualizada a lo largo de siglos. Los cinco acres de terreno cuentan con cabaña para invitados, garaje, pista de tenis, jardín vallado y dos establos".

Antes de que los malpensados acusen a Boris de meter mano al erario público para poder afrontar sus dispendios, hay que señalar que tiene amigos extremadamente generosos (durante varias épocas de su carrera política, estuvo viviendo de gorra en casas cedidas por Lord and Lady Bamford, millonarios donantes de los tory, a los que no importó perdonarle un alquiler mensual de 13.500 libras, más de 16.000 euros).

Pero no todo han sido regalos, Boris también ha tenido empleos estupendamente remunerados.

Siendo alcalde de Londres, Boris cobraba 275 000 libras al año (330.000 euros) por escribir una columna semanal en el Daily Telegraph. Criticado por compaginar alcaldía y columnismo, Boris calificó de "minucia" su salario periodístico (en su cabeza, amueblada en los mejores internados para caballeretes del país, probablemente lo fuera). Dado que Boris cobraba unos 6.600 euros por columna, no está de más recordar que alguna vez se jactó de dedicarle "una hora" a cada pieza.

"Boris es tan agarrado que bromeábamos con que nadie nunca había visto su cartera"

Aunque su paso por Downing Street fuera poco glorioso para algunos, su caché se ha disparado desde entonces en ciertos nichos, como el circuito internacional de conferenciantes: la agencia Harry Walker le ha contratado con un adelanto de 2,5 millones de libras (3 millones de euros).

Harry Walker le presenta así en su web: "Boris Johnson es un defensor de la democracia, la libertad y el capitalismo de libre mercado… Johnson cree que el poder innovador de Occidente nos ayudará a superar las ramificaciones de la guerra de Ucrania y las conmociones posteriores al covid, así como a derrotar a los regímenes autoritarios en apuros. Cree que la tecnología, impulsada por las democracias de libre mercado, finalmente resolverá nuestros mayores desafíos en salud, ciencia y calentamiento global. Johnson es requerido [para dar conferencias] por sus esclarecedores conocimientos sobre la seguridad global y la economía mundial, y por su constante trabajo en apoyo de la libertad en todo el mundo".

Todo en orden, pues.

Su tarifa de orador internacional bascula entre las 200.000 y las 250.000 libras (300.000 euros) por conferencia (Aznar cobraría entre 60.000 y 90.000 euros, según la COPE). Conocemos las cifras gracias a que Boris siguió siendo diputado tras cesar de primer ministro, por lo que siguió dando cuenta de sus ingresos para evitar irregularidades o incompatibilidades.

El ex primer ministro también fichó por el Daily Mail para escribir una columna semanal. Los rumores dicen que cobra 1 millón de libras al año (ahora se entiende mejor por qué consideraba calderilla las 275.000 libras anuales del Telegraph). El Daily Mail, tabloide conservador superventas, publicó en exclusiva y por entregas los adelantos de las memorias de Boris.

En sus primeros meses fuera de Downing Street, Boris declaró unas ganancias de 4,8 millones de libras (cerca de seis millones de euros), muy por encima de cualquier otro miembro de la cámara. Si el libro Boris ha arrancado razonablemente bien, al personaje Boris le salen las libras por las orejas, aunque es cierto que tiene algunos gastos: se ha casado tres veces, tiene siete hijos oficiales, uno extraoficial y es posible que tenga alguno más...

El político y escritor Ian Dunt ha escrito lo siguiente sobre el libro de Boris: "Durante mucho tiempo nos aseguraron que Boris Johnson no se parecía a otros políticos. No aburría al público, le deleitaba. Lograba salirse con la suya con cosas que hubieran hundido a otros. Tenía un toque mágico. Ahora, por fin, se nos ofrece la oportunidad de ver al verdadero Johnson con la publicación de sus memorias. En cambio, lo que obtenemos es una autobiografía política convencional: una larga colección de razones por las que tenía razón en todo y por las que fue tan terriblemente mal destituido de su cargo. El libro es muy largo. Pero su mayor crimen, y es uno terrible para un escritor, es que resulta muy aburrido".

El caso es que ha colado a lo grande.

¿Y políticamente? Vista la bilis que segrega en sus memorias contra los que le descabalgaron del cargo, y teniendo en cuenta la ruina que es ahora su partido, muy posiblemente Boris fantasee con volver llegado el momento (también estaba desahuciado Donald Trump y miren dónde está ahora).

Mientras tanto, a hacer dinerete como si no hubiera un mañana. Boris Johnson, no estaba muerto, estaba de forranda.