¿Cómo los partidos extremistas de Alemania influyen en el debate sobre política exterior?
Los partidos populistas alemanes han tenido éxito electoral con su política exterior "antiestablishment". La coalición centrista gobernante debe actuar con rapidez para abordar su peligrosa postura antioccidental antes de que se generalice
Las elecciones estatales alemanas suelen tratar cuestiones como la inmigración y la seguridad social, pero las recientes elecciones en Turingia y Sajonia, en el este del país, han demostrado que el posicionamiento en política exterior es igualmente eficaz para ganar votos.
En Turingia, el partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) quedó muy por delante de los Demócratas Cristianos (CDU), y en Sajonia fue un segundo puesto. La Alianza Sahra Wagenknecht (BSW), socialista y culturalmente conservadora —fundada apenas en enero de este año— quedó en tercer lugar en ambos estados, consiguiendo más votos en conjunto que los partidos de la coalición de gobierno del "semáforo". Será casi imposible formar gobierno en cualquiera de los dos estados sin la participación de la AfD o la BSW. Es probable que la AfD permanezca en la oposición debido a la falta de socios de coalición dispuestos, pero la BSW podría entrar pronto en el gobierno en ambos estados. En las elecciones de Brandemburgo este 22 de septiembre, los resultados no han sido tan buenos, pues se esperaba su victoria, pero se han posicionado como segunda formación más votada, solo por detrás de los socialdemócratas.
El ascenso de ambos partidos podría tener un impacto serio en el debate sobre política exterior de Alemania. Ya sea en el gobierno o en la oposición, el ascenso de la retórica de AfD y BSW corre el riesgo de desviar la ventana Overton de Alemania hacia políticas antioccidentales. Justo cuando el país se prepara para elegir un nuevo parlamento federal el próximo año, los partidos centristas pueden sentirse presionados por la creciente popularidad de la política exterior populista para adoptar algunos de sus elementos o correr el riesgo de una caída en el apoyo.
En las campañas electorales locales de la AfD y del BSW, sus políticas de poner fin al apoyo militar a Ucrania, de acercarse a Rusia y de oponerse al despliegue de sistemas de armas de largo alcance estadounidenses en Alemania se convirtieron en temas de discusión en las plazas de Erfurt y Weimar. Con estas posiciones, ambos partidos pretenden utilizar la política exterior como parte de su ruptura con la "élite" que, según ellos, gobierna sin tener en cuenta los intereses del ciudadano normal y sensato. "¿Guerra o Paz? ¡Ahora tenéis la elección!", se leía en los carteles de campaña del BSW, sugiriendo que corresponde a los votantes de Turingia y Sajonia poner fin a la guerra contra Ucrania.
Es cierto que el este no es representativo de Alemania en su conjunto. Las encuestas muestran que los alemanes orientales son en general mucho más escépticos respecto a Estados Unidos y la OTAN, y el apoyo a Ucrania es menos pronunciado que entre sus homólogos occidentales. Eslóganes como "La paz lo es todo" (AfD) o "Devolverle un hogar a la paz" (BSW) caen en terreno más fértil en el este, donde los opositores al envío de armas a Ucrania son mayoría. Pero los sentimientos de inseguridad y las preocupaciones por involucrarse en un conflicto militar también están creciendo en el oeste, donde aumentan las dudas sobre la necesidad de fortalecer las fuerzas armadas alemanas. De manera similar, el éxito de la AfD no se limita al este. Se convirtió en el segundo partido más importante en las elecciones al Parlamento Europeo de junio, después de la CDU, y constantemente aparece en segundo lugar en las encuestas para las elecciones federales de 2025.
Este sentimiento creciente ha aumentado la presión sobre la coalición del semáforo para justificar su política de Zeitenwende (punto de inflexión) de reforzar el Ejército alemán en respuesta a la agresión rusa. Un gasto de defensa permanentemente más alto para mantener el objetivo del 2 % de la OTAN, un apoyo militar a largo plazo a Ucrania al menos en el nivel actual y un papel de liderazgo más fuerte para Alemania en la defensa europea son posturas poco intuitivas para muchos alemanes, a pesar de la guerra de agresión de Rusia. Esto es particularmente cierto a la luz de la terrible situación presupuestaria de Alemania, en la que más dinero para defensa significa inevitablemente menos dinero para otra cosa. A algunos sectores del Partido Socialdemócrata en particular, que se considera un partido de paz en la tradición del excanciller Willy Brandt, les resulta difícil creer que los llamados más fuertes a la "diplomacia" provengan ahora de los márgenes, mientras que el actual canciller elogia el estacionamiento planificado de sistemas de armas estadounidenses de largo alcance en Alemania.
Las encuestas muestran que los alemanes orientales son en general mucho más escépticos respecto a Estados Unidos y la OTAN
Pero el desafío para el establishment de la política exterior alemana es aún más profundo. La AfD y el BSW no solo piden una contrarrevolución que cuestione la nueva dirección que ha tomado Berlín. Quieren reposicionar a Alemania en Europa y en el mundo. La AfD ha criticado constantemente la orientación occidental de Alemania. En cambio, el partido se ha posicionado como defensor de la soberanía nacional. En su documento de estrategia de 2021 Realpolitik in the German Interest, el partido defendió que Alemania debería asumir un "papel especial de puente y mediación con la región ruso-asiática", una postura que se ha mantenido inalterada desde la invasión rusa de Ucrania. De hecho, esta posición se amplificó aún más en el manifiesto electoral europeo de 2024 de la AfD, donde el partido pide que Alemania busque el estatus de observador en la Organización de Cooperación de Shanghái y amplíe las relaciones con la Unión Económica Euroasiática. En un congreso de la AfD en 2023, el líder del partido, Tino Chrupalla, pidió que Europa deje de ser "un apéndice de Occidente". La AfD considera a la Unión Europea como un "proyecto irreformable y fallido" y su admiración por el Brexit como modelo para Alemania ilustra su agenda más amplia para reemplazar a la UE por una "unión de naciones europeas".
Mientras tanto, la plataforma del BSW en Turingia y Sajonia pidió negociaciones de paz inmediatas con Ucrania, condenó las sanciones económicas contra Rusia, advirtió sobre la creciente militarización alemana y se opuso al estacionamiento de una brigada alemana en Lituania. Al mismo tiempo, el BSW se hace eco de la retórica de la AfD sobre las relaciones transatlánticas con la líder del partido, Sahra Wagenknecht, refiriéndose a Olaf Scholz como un "canciller vasallo" estadounidense. El BSW también se alinea con la AfD en su percepción de la UE, argumentando que el bloque "en su constitución actual daña la idea europea".
La retórica antioccidental
Las agendas superpuestas de la AfD y el BSW subrayan un objetivo compartido: revertir la trayectoria de posguerra de Alemania, alejándose de la integración europea y de los Estados Unidos y adoptando una postura más nacionalista. Su retórica antioccidental se extiende más allá de las fronteras de Alemania y encuentra eco entre los populistas de toda Europa que sostienen que la verdadera fuerza desestabilizadora en la región es Estados Unidos, no Rusia.
El BSW llegó incluso a prometer a sus votantes que solo se incorporaría a un gobierno estatal si estaba a favor de unas negociaciones inmediatas entre Rusia y Ucrania y en contra del despliegue de sistemas de armas estadounidenses en Alemania Occidental, incluso si estas decisiones no son competencia del Estado. Esto pone a su potencial socio de coalición, la CDU, en una posición difícil. Si se atendieran las exigencias del BSW, la CDU se vería obligada a abandonar los principios básicos de su política exterior. Aunque solo fuera a nivel estatal, las concesiones de la CDU en este tema suscitarían enormes dudas, tanto en el país como en el extranjero, sobre la fiabilidad de Alemania como aliado.
En un momento en que Alemania se enfrenta a desafíos de política exterior nunca vistos desde el fin de la Guerra Fría, no basta con que los partidos centristas etiqueten a la AfD y al BSW de "partidos de Putin" (aunque hay indicios inequívocos de influencia rusa) y se muestren complacientes. El éxito reciente de la AfD y el BSW se debe a que muchas Alemanias se han mostrado receptivas a sus agendas disruptivas. Los partidos centristas deben ser conscientes de que no se puede dar por sentado el apoyo a la asociación transatlántica y a la integración europea y que es necesario argumentar bien la necesidad de un mayor gasto en defensa, un ejército más capaz y una política hacia Rusia centrada en la disuasión.
La transición mundial está poniendo a prueba muchas de las certezas de la política exterior alemana. El populismo de la AfD y del BSW en materia de política exterior debería obligar al establishment a defender mejor el valor añadido de alianzas como la OTAN y la UE, que son esenciales para mantener la seguridad y la prosperidad de los ciudadanos alemanes. La política exterior de Berlín necesita un nuevo consenso social. Todos los partidos centristas, desde los Verdes hasta la CDU y la Unión Social Cristiana, harían bien en no dejar el debate en manos de los márgenes extremistas, sino recuperarlo para el centro.
*Análisis publicado originalmente en inglés en el European Council on Foreign Relations por Angela Mehrer y Jana Puglierin titulado 'War, peace, and populism: How Germany’s extremist parties are shaping its foreign policy debate'.
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