El 'balconing' es el nuevo Gibraltar: cómo una web española casi causa un conflicto con UK
La protesta de una parlamentaria escocesa ha sido recibida con indiferencia por los responsables de la Federació Balear de Balconing: "No arreglaría el problema"
La semana pasada, Christina McKelvie, miembro del parlamento de Escocia, solicitó el cierre de la página web española balcon.ing, en un acto que tiene pocos precedentes en la historia de las relaciones internacionales. El sitio web, desarrollado por la autodenominada Federació Balear de Balconing, presenta una tabla con todos los muertos por caídas de balcón en el archipiélago. “Darwinísticamente turismofóbicos”, se presentan.
“Es absolutamente vil y mi corazón está con los seres queridos de cualquiera que haya sido blanco de esta organización”, lamentaba la escocesa. “Es reprensible que alguien intente explotar y utilizar muertes trágicas de manera tan cruel”. McKelvie, ministra de política sobre drogas y alcohol de Escocia, solicitaba el cierre de la página: “Cuanto antes cierren la organización, mejor, y las instituciones responsables de las redes sociales deberían tomar acciones para eliminar un contenido tan deplorable de sus páginas”.
En un verano relativamente tranquilo en las relaciones con Inglaterra tras años de serpientes veraniegas en forma de tensiones geopolíticas, la polémica por el balconing ha sustituido lo que otros años fueron roces a propósito de Gibraltar. Ayer, las colonias; hoy, los memes. El asunto llevaba un par de años dando vueltas por los tabloides británicos, desde The Daily Mail hasta The Sun, pero no ha sido hasta la muerte de Emma Ramsay, una británica de 19 años que falleció tras precipitarse desde un sexto piso del Hotel Sant Vibra District en Sant Antoni (Ibiza), que no ha trascendido a medios como The Guardian, que llegó a abrir la edición digital del periódico con la noticia.
“Que se pidiera el cierre de la página lo encontramos absurdo”, responden desde la denominada Federació Balear de Balconing, responsable también de la cuenta de Twitter @botquebota. “No terminaría en absoluto con el problema y al final es censurar una manera de comentar unas cifras que son objetivas”. La página recoge todos los incidentes relacionados con balcones de todas las nacionalidades, no únicamente ingleses (aunque sea quienes lideran la clasificación, con ocho puntos y dos muertos). También españoles, que este año suman cuatro puntos gracias a cuatro heridos.
"Los turistas deberían pensar en el ridículo que es salir en la 'tele' por algo así"
La polémica muestra la diferencia en la percepción entre el emisor del chiste y su receptor. Para sus creadores, la página es una manera de poner de manifiesto con humor negro uno de los problemas que sacude las Baleares: la masificación turística y el turismo de borrachera, que suele encontrarse detrás de la mayoría de estos accidentes. En su página, la FBB aclara que no cuentan dentro de la clasificación los suicidios, los menores de edad o los episodios claramente accidentales.
El dedo y la luna
La Federación recuerda que no es una falta de respeto, sino una denuncia. “Más bien los turistas (y nuestros promotores turísticos, tanto empresarios como gobernantes) deberían ser conscientes del ridículo que supone acabar en una noticia de balconing y aceptar que puedes ser objeto de mofa, ya que son accidentes totalmente evitables”. En ningún momento han considerado cerrar la cuenta, ya que lo consideran “matar el mensajero”. “Y si nos cierran la cuenta, nuestro famoso Excel seguirá existiendo”, explican.
¿Por qué los ingleses hacen balconing? Solo una forma de saberlo: preguntárselo a ellos. pic.twitter.com/HmSSSZpYZd
— Irene Francolí (@IreneFrancoli) August 3, 2023
Irene Francolí es una cómica ibicenca célebre, entre otros motivos, por sus vídeos dedicados al balconing. En uno de los más famosos, entrevistaba a diversos turistas ingleses por sus motivaciones para dar el gran salto. La mayoría de ellos respondían negativamente cuando les preguntaba si sabían lo que era el balconing. Cuando les detallaban qué era, muchos de ellos cambiaban de opinión. Algunos lo conocían, otros lo habían hecho e incluso un grupo reconocía que habían perdido a un amigo así: “John RIP”. El 80% eran hombres.
“Un inglés que se cae por un balcón es una desgracia, tres un misterio y cincuenta algo normal: el inglés que se cae por un balcón”, explica la humorista, que recuerda que no se trata solo del número de caídas, sino de las situaciones en que se producen, como parejas haciendo el amor o intentando defecar por la barandilla. ¿Por qué hace gracia? La humorista sugiere que es el absurdo causado por la repetición continua de algo que debería ser excepcional: “No es que nos hayamos insensibilizado a la muerte, es que es ridículo que haya tantas muertes iguales”.
La cómica añade que la petición de retirar la página le pareció “muy divertida”. “Señora, lo que debería interesarle es conseguir que la gente tuviera la suficiente cabeza para no hacer eso”, añade. Culpar a la página del recurrente y relativamente elevado número de accidentes vinculados a una actividad de riesgo es, en su opinión, señalar a la luna y quedarse mirando al dedo. “Hacer humor con esto es señalar a la problemática, usted debería luchar por que no haya nada de lo que reírse”.
"Si cada año hay tantos casos como para alimentar esa liga, es que hay un problema"
El términ comenzó a utilizarse por primera vez hace alrededor de 15 años, como recoge la hemeroteca, aunque hay quien se remonta unos años más atrás, al legendario momento en el que el cantante argentino Charly García saltó a la piscina de su hotel desde un balcón, momento recogido por las cámaras de televisión. El ranking, explican sus artífices, nació en 2019 inspirado en la cuenta de Facebook Balconing Mallorca.
Hace dos años, uno de los creadores de la página la hizo pública, se viralizó y tras su éxito, abrieron la cuenta de Twitter, “aprovechando la tirada para añadirle al ranking también un toque de crítica social contra el modelo turístico en Baleares, de borrachera y de masas”, añaden. “Si cada año hay tantos casos de incivismo que acaba en balconing como para alimentar esta liga, es que tenemos un problema como destino turístico”.
Francolí añade una lectura de clase al problema del balconing. La imagen que encabeza la cuenta de la Federació en Twitter refleja las declaraciones del cónsul general del Reino Unido, Lloyd Milen, que en una entrevista concedida a 20 Minutos en 2018 aseveraba que “los británicos no suelen vivir en pisos con balcón y quizá no están acostumbrados”. Un titular que despertó muchas risas, pero que la cómica matiza: “No es algo tan simple como que no tengo balcón, así que no sé cómo funciona, porque la gravedad es explícita, pero es verdad que para ellos tener balcón es de clase alta”.
Para ella, el balconing es el reflejo de cierta forma de exhibición de masculinidad tóxica mezclada con escapismo nihilista. “Una de las derivaciones del turismo masivo es el de gente que se mata porque viene de turismo de borrachera, se droga en los balcones y se cae”, explica. “La mayoría son chavales veinteañeros de clase obrera: tienen malos trabajos, viven en barrios de mierda y vienen aquí a hacer lo mismo que en su casa, emborracharse”. Francolí realiza una última precisión metodológica: conocemos los casos que terminan mal, en lesiones o muerte, pero no los que salen bien, por lo que desconocemos la auténtica envergadura del problema.
Un rito posmoderno
Apenas hay acercamientos serios al fenómeno del balconing. Uno de los que más se acerca es la columna que el escritor y profesor Damià Bardera publicó en Núvol, suplemento cultural de Ara, donde describía el balconing como “una caricatura de los auténticos rituales de paso, una caricatura nihilista, individualista, peligrosa, simbólicamente irrelevante y desprovista del reconocimiento ‘oficial’ del que disfrutaban los rituales de paso como Dios manda, unas prácticas inevitablemente religiosas, bien estructuradas, bien dirigidas y con un sentido cultural profundo”.
“No es que no entiendan la broma, sino que la broma les ofende porque son parte implicada”, desarrolla para El Confidencial. No se mueven “por un sentimiento que justifica aséptico, al modo kantiano, sino que reaccionan a la broma porque la ven como una provocación personal/nacional, como una manera de echar más dolor al dolor que ya viven las familias de los jóvenes lesionados”. Ahí quizá se encuentre la conexión más estrecha con Gibraltar: en esa sensación de agravio nacional favorecido por tabloides que hacen de la indignación su principal gasolina.
Los españoles van terceros en el 'ranking', tras ingleses y alemanes
El escritor está de acuerdo en que la crítica pierde el foco en lo importante: “Antes de intentar cerrar la cuenta de Twitter, quizá les convendría pensar por qué los jóvenes británicos sienten esa ‘necesidad’ de poner en riesgo sus vidas estando lejos de casa”, explica. En su opinión, la cuenta es una forma de denuncia: “Llevar el recuento de muertos y lesionados en clave de humor negro es una manera de defenderse de un turismo que únicamente ve las islas —y sus habitantes— como un decorado para representar su miserable obra de teatro, un decorado que no hace falta respetar, claro, que solo está ahí para realzar sus hazañas entre peligrosas y ridículas”, añade. “La cuenta de Twitter no muestra respeto por los jóvenes lesionados porque, precisamente, esos jóvenes (o lo que ellos representan) no han mostrado ningún respeto por las islas ni sus habitantes”.
Las estadísticas son reveladoras. Los ingleses acaparan casi la mitad de los casos, aunque ni de lejos se acercan al 50% de los turistas en Baleares: “Puede que se hayan llegado a molestar un poco más porque nos mofemos de ellos especialmente más que cualquier otra nacionalidad”, reconocen. “Pero bueno, es solo nuestra suposición”. El periódico austríaco Heute los entrevistó y “se lo tomaron de forma mucho más comprensiva”. “De España también podemos decir que el ranking ha roto muchos mitos, ya que mucho mofarse de los ingleses, pero los españoles van terceros en la clasificación histórica”, concluyen. “Al final, irresponsables los hay de todas las nacionalidades”. Soy inglés, ¿a qué quieres que te gane?
La semana pasada, Christina McKelvie, miembro del parlamento de Escocia, solicitó el cierre de la página web española balcon.ing, en un acto que tiene pocos precedentes en la historia de las relaciones internacionales. El sitio web, desarrollado por la autodenominada Federació Balear de Balconing, presenta una tabla con todos los muertos por caídas de balcón en el archipiélago. “Darwinísticamente turismofóbicos”, se presentan.