El verdadero ganador de los Juegos Olímpicos de París es un alcalde al que nadie conocía
Tras el buen transcurso de la cita olímpica, el alcalde de Saint-Ouen ha ganado en repercusión política y mediática. Hasta el punto de que su nombre suena como posible primer ministro
El gran ganador a nivel político de los Juegos Olímpicos de París no es ni Emmanuel Macron ni Anne Hidalgo, la alcaldesa de la capital. La cita olímpica transcurrió sin grandes incidentes y suscitó elogios en la prensa francesa e internacional debido a la espectacularidad de algunos de los recintos deportivos, construidos al lado de monumentos parisinos. Aunque hay dudas sobre el legado que dejarán los Juegos en una ciudad tan turística como París —muchas de las infraestructuras son temporales—, el éxito de la fiesta deportiva representa un capital que quieren aprovechar los políticos de un país inmerso en una crisis gubernamental como Francia.
Curiosamente, uno de los representantes que ha ganado en más luz mediática desde las Olimpiadas era todo un desconocido para la mayoría de los franceses hace apenas un mes. Se llama Karim Bouamrane y es el alcalde de Saint-Ouen. Esta localidad, de unos 50.000 habitantes, acogió una parte de la Villa Olímpica, presente asimismo en otras dos ciudades (Saint-Denis y L’Île-Saint-Denis). Compuesto por 82 edificios y unas 3.000 viviendas, el bautizado como Village des athlètes ha representado la joya de la corona de las nuevas infraestructuras construidas en Seine-Saint-Denis, el departamento más pobre de la Francia metropolitana. Allí se hospedaron unos 9.000 atletas durante los Juegos Olímpicos, y más de 4.000 ahora con los Paralímpicos, que empezarán el miércoles de la semana que viene.
Su condición de ciudad huésped ha dado cierta centralidad a Saint-Ouen, una de las localidades más gentrificadas de la Seine-Saint-Denis. Esto ha contribuido al hype en torno a su alcalde. Incluso el nombre de Bouamrane aparece en las quinielas de quién será el nuevo primer ministro, que Macron designará a partir del 27 de agosto.
Debido a los Juegos, los medios internacionales se interesaron por este alcalde. Y eso que ni siquiera es un histórico en su cargo. El socialista Bouamrane, de 51 años, asumió las riendas de Saint-Ouen tras las elecciones municipales de 2020, que representaron su primera victoria política. A pesar de no haber ejercido nunca como ministro ni diputado, el New York Times le dedicó su portada y un artículo elogioso coincidiendo con la fecha simbólica de los 100 días antes del arranque del macron-evento deportivo. Aún más ditirámbico se mostró Die Welt. Ese diario alemán lo presentó como el “Obama del Sena”.
"El Obama del Sena"
Los elogios recibidos por este edil no han sido solo cosa de los medios. También han exaltado su figura representantes del ala derecha del Partido Socialista (PS) —enfrentados con el actual secretario general, Olivier Faure—, así como los sectores menos conservadores del macronismo. El alcalde de Rouen, el socialista Nicolas Meyer-Rossignol, habló de él como “el futuro de la izquierda”. Además, mantiene “excelentes” relaciones con el exministro de Transportes Clément Beaune, quien formó parte del núcleo duro de Macron hasta que se opuso a una ley migratoria a finales del año pasado.
Hijo de una familia pobre de inmigrantes marroquíes, la trayectoria de Bouamrane no destaca por su experiencia en altos cargos públicos, sino en el mundo empresarial. Creó una empresa de ciberseguridad y trabajó en Silicon Valley. Pese a su etapa en Estados Unidos, militó en el Partido Comunista Francés (PCF) durante veinte años hasta mediados de la pasada década. En 2014, se afilió a las filas de los socialistas y dos años después ejerció como portavoz de esa formación durante un breve periodo. Además de la alcaldía, actualmente ocupa el cargo de vicepresidente del consejo departamental —equivalente galo de la diputación— de Seine-Saint-Denis.
El alcalde de Saint-Ouen “representa una izquierda que es liberal en lo económico y que conoce los intereses del mundo empresarial”, explica a El Confidencial el politólogo Luc Rouban. Según este investigador del Centro Nacional para la Investigación Científica de Francia (CNRS por sus siglás en francés) y Sciences Po París, una figura como la suya, pero también la del exprimer ministro Bernard Cazeneuve, “podrían encarnar una coalición de centroizquierda compatible con el macronismo”.
Tras las elecciones legislativas anticipadas del 7 de julio, en que ganó por la mínima la coalición de izquierdas del Nuevo Frente Popular, Francia se encuentra inmersa en un momento de inestabilidad política. Desde el 16 de julio, hay un Gobierno interino, lo que representa un récord para el país vecino. En la ronda de contactos iniciada el viernes por Macron, el primer ministro en funciones, Gabriel Attal, defendió la designación de un responsable gubernamental “que no sea de los partidos del bloque central”, pero que pueda componer una especie de “gran coalición” con la derecha republicana, el centro-derecha macronista y los socialistas.
¿Quiere alimentar las tensiones en el Partido Socialista?
Esta apuesta coincide con las especulaciones en las últimas semanas en la prensa francesa. Allí han aparecido los nombres de veteranos dirigentes de Los Republicanos (Xavier Bertrand, Michel Barnier, Valérie Pécresse…) o de la órbita del Partido Socialista, como Cazeneuve o el mismo Bouamrane, siendo este último el menos conocido de todos ellos. “El espacio de los vencedores es el de los republicanos. La izquierda y la derecha aliadas contra la RN (ultraderecha). La única regla que debe imponerse ahora es la de una coalición”, defendió el alcalde de Saint-Ouen en una entrevista reciente para el diario conservador Le Figaro.
En esa misma publicación, el edil se mostró muy crítico con la Francia Insumisa (afines a Sumar o Podemos), la formación con un mayor número de diputados en el seno del Frente Popular: “Muchos de ellos son hijos de aristócratas o de burgueses que quieren matar al padre y se dedican a repartir los puntos de los buenos o malos izquierdistas”. Esas palabras gustaron al ala derecha del PS, pero molestaron a la actual dirección del partido de la rosa, que ha logrado resurgir de sus cenizas gracias a la alianza unitaria con el resto de la izquierda.
Sus responsables ven en la prensa los nombres de varios dirigentes de centro-izquierda como potenciales jefes del Gobierno un intento del presidente para alimentar las tensiones internas en el PS, dividido en dos corrientes con un peso parecido. “Le hemos dicho que estamos unidos y que es inútil de intentar enfrentar a unos con otros”, dijo el viernes Faure, tras reunirse con Macron. Como el resto de los dirigentes del Frente Popular, el secretario general de los socialistas apuesta por la designación como primera ministra de Lucie Castets, de 37 años, la actual directora de las finanzas del Ayuntamiento de París y conocida por su militancia en defensa de los servicios públicos.
Tras haber alimentado la rumorología de sus aspiraciones para Matignon, el mismo Bouamrane también ha respaldado esta semana la candidatura de Castets. “Soy socialista, apoyé al Nuevo Frente Popular y, por lo tanto, apoyo a Lucie Castets”, ha declarado. ¿Con esas declaraciones, se descartó a sí mismo para el cargo de primer ministro? ¿O bien quiso desviar la atención mediática? Esta duda quedará resuelta con el anuncio en los próximos días o semanas. Más allá del hype, la última palabra la tiene Macron.
El gran ganador a nivel político de los Juegos Olímpicos de París no es ni Emmanuel Macron ni Anne Hidalgo, la alcaldesa de la capital. La cita olímpica transcurrió sin grandes incidentes y suscitó elogios en la prensa francesa e internacional debido a la espectacularidad de algunos de los recintos deportivos, construidos al lado de monumentos parisinos. Aunque hay dudas sobre el legado que dejarán los Juegos en una ciudad tan turística como París —muchas de las infraestructuras son temporales—, el éxito de la fiesta deportiva representa un capital que quieren aprovechar los políticos de un país inmerso en una crisis gubernamental como Francia.
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