Francia afirma que "examinará" el Midcat por la petición de España y Alemania

La gravedad de la esperada crisis energética el próximo otoño está moviendo montañas y resucitando —al menos de palabra— proyectos que parecían cerrados. Entre ellos, el del gasoducto Midcat, que conectaría España y Francia a través de los Pirineos Orientales y permitiría a los países de Europa central una nueva fuente de alimentación energética. Pese a la disposición del Gobierno español y el reciente empuje del canciller alemán, Olaf Scholz, en busca de opciones para suplir la dependencia alemana del gas ruso, hasta el momento el proyecto había quedado en suspenso por la poca predisposición del tercero en discordia, Francia.

Sin embargo, esta tarde el Gobierno francés ha anunciado que va a examinar la posibilidad de abordar el proyecto porque se lo piden el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y el canciller alemán, Olaf Scholz. "Desde el momento en que el presidente del Gobierno español y el canciller alemán lo piden, desde que los amigos lo piden, examinamos la demanda de nuestros amigos, de nuestros socios", ha señalado el ministro francés de Economía, Bruno Le Maire.

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"España y Alemania —ha reiterado el ministro— son socios muy próximos de Francia, de forma que cuando hacen una propuesta, la examinamos". Ambos gobiernos reiteraron hoy esa posición en Berlín. El francés recordó igualmente que este proyecto de infraestructura "es una cuestión muy antigua". España y Alemania evaluaron en el pasado en la posibilidad de construir este gasoducto, que duplicaría la capacidad de transporte de combustible a través de los pirineos, pero la iniciativa fue abandonada en 2019 después de que entidades reguladoras de ambos países determinaron su falta de viabilidad económica.

Una promesa dudosa

El canciller alemán, Olaf Scholz, subrayó hoy el "apoyo total" de su Gobierno al Midcat como solución "a largo plazo" al suministro europeo de gas. La "seguridad de los suministros es parte de la seguridad nacional, alemana y europea", afirmó Scholz durante una comparecencia con Sánchez, invitado a participar en el inicio del Consejo de Ministros alemán extraordinario de dos días que celebra en Meseberg, a las afueras de Berlín.

Pero, a diferencia de Alemania o la propia España, Francia tiene poco que ganar en el proyecto. El país produce cerca del 70% de su electricidad mediante centrales nucleares —aunque actualmente afrontan múltiples problemas de mantenimiento— y apenas utiliza el gas natural para este propósito, limitando su uso a la calefacción de los hogares y a la producción industrial. Phuc-Vinh Nguyen, investigador del Instituto Jaques Delors en París especializado en energía, afirmaba recientemente a El Confidencial que "con el gas que actualmente recibe Francia de otras fuentes, como Noruega o Argelia, es suficiente. No tienen necesidad de importar gas de España".

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Las declaraciones de Le Maire, aunque parecen indicar cierto giro en la postura del Elíseo, invitan a la prudencia dado el historial de París de ponerse de perfil ante el gasoducto. Jean-Michel Casa, embajador galo en Madrid, afirmó el pasado mes de marzo en entrevista con 'La Vanguardia' que su Gobierno estaba dispuesto a hablar con el español sobre el Midcat, la primera vez desde 2018 en la que un representante francés dejaba abierta esta posibilidad. Sin embargo, eso no impidió que el Ministerio francés de la Transición Energética señal hace dos semanas sus fuertes reticencias a esta infraestructura, a pesar de un contexto de altísimos precios de la energía a raíz de la invasión rusa de Ucrania.