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De los Tercios al acuerdo del gas: ¿por qué Holanda siempre dice no a España?
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UNA ENEMISTAD HISTÓRICA

De los Tercios al acuerdo del gas: ¿por qué Holanda siempre dice no a España?

De la leyenda negra al descontrol en las cuentas públicas: ¿qué es exactamente lo que no les gusta a los neerlandeses de España?

Foto: Sánchez y Mark Rutte, en una reciente visita del neerlandés a España. (Reuters)
Sánchez y Mark Rutte, en una reciente visita del neerlandés a España. (Reuters)

En Bruselas, parecen un gato y un ratón. España contra Holanda. Cada reunión es un capítulo de cualquier serie de Netflix. Los más hinchas ven rencor por aquel Mundial de 2010 en el que el gol de Iniesta dejó a Holanda sin copa. Los historiadores ven algún reflejo de la Guerra de Flandes y la supervivencia de las leyendas negras. Los economistas creen que España no sabe tener sus finanzas en orden y Holanda no da un euro gratis. Y los más optimistas no ven un problema concreto con España, sino un conjunto de factores económicos, políticos, culturales e históricos que obliga a la pequeña y liberal Holanda a hacerse notar en Europa.

Los feos holandeses al sur de Europa son un suma y sigue desde que gobierna Mark Rutte, un liberal con mano de hierro cuando se trata de dinero. Eso quedó en evidencia en 2017, con el ministro holandés de Hacienda, Jeroen Dijsselbloem, y su comentario sobre los países del sur supuestamente gastándose dinero "en mujeres y alcohol". Y volvió a verse en 2020, en plena pandemia, con la actitud de su sucesor, Wopke Hoekstra, durante la negociación del fondo europeo para los efectos del covid-19. A pesar de las fotografías de los féretros, los confinamientos y el parón económico, Hoekstra pidió a la Comisión ver qué pasa con los del sur, que no tienen las cuentas en orden. En enero, Hoekstra dejó Hacienda por Exteriores, un papel para el que se requiere una diplomacia que no mostró en Bruselas durante estos últimos años, y en eso están de acuerdo los medios y analistas holandeses.

"Los gobiernos holandeses apoyaron mucho a España en los setenta"

Como holandés experto en cultura española, Gijs Mulder, profesor en la Universidad Radboud, sigue los acontecimientos políticos entre ambos países y ha sido testigo de las relaciones entre Holanda y España desde la transición democrática. "Los gobiernos holandeses apoyaron mucho a España en los setenta. Holanda tenía la fama de apoyar mucho la nueva democracia. Teníamos un Gobierno socialista en ese entonces, y un ministro de Exteriores muy famoso, Max van der Stoel, que tuvo un buen papel", evoca en conversación con El Confidencial. Recuerda cómo el primer ministro Joop den Uyl (1973-1977) iba a protestas contra las últimas ejecuciones del franquismo y eso ocupaba las portadas de la mayoría de los periódicos holandeses en contra de Francisco Franco.

Sin embargo, desde la creación de la Unión Europea, el "dogma clásico de Holanda ha sido la austeridad, la austeridad y la austeridad, aunque con una actitud abierta hacia los intereses europeos", puntualiza Mulder. La actitud holandesa hacia la solidaridad europea dio un cambio fuerte después de la crisis financiera de 2008, aunque la esperanza de los holandeses más proeuropeos es que a partir de ahora, con la liberal de izquierdas Sigrid Kaag como ministra de Finanzas, "haya cambios, aunque vaya a seguir con la misma política de austeridad, pero será con una mentalidad más abierta, porque muchos ministros de Finanzas que ha tenido Holanda en las últimas décadas no tienen experiencia en asuntos europeos", deplora Mulder.

placeholder La ministra de Finanzas neerlandesa, Sigrid Kaag. (Reuters)
La ministra de Finanzas neerlandesa, Sigrid Kaag. (Reuters)

De hecho, los medios holandeses ya denunciaron que hay falta de personal, no solo en los altos estamentos del Ministerio de Finanzas, que tenga conocimientos europeos suficientes, lo que muchos creen que pueda ser la razón del desinterés holandés hacia algunos de sus socios europeos. "Además, para la derecha holandesa, la UE tiene bastante mala prensa. La derecha clásica ha tomado la actitud supernegativa de la extrema derecha y eso se nota", dice el hispanista holandés. Pero lo que no tiene claro es que exista "una diferencia en la actitud" de Holanda hacia España en comparación con otros países del Mediterráneo.

El calvinismo holandés

La cuestión tiene, dice, un aspecto cultural, con esa "austeridad" como prioridad, como de geopolítica actual. "Es importante mencionar los efectos del Brexit en el reparto de poderes, con Francia y Alemania intentando tomar las riendas de la UE, y Holanda, que tradicionalmente, sobre todo con Rutte, ha buscado el apoyo y la colaboración con Reino Unido. Y como eso ha desaparecido, Holanda está buscando revalorar su lugar en Europa", resume. Pero, sin abusar de fenómenos históricos, señala que "la parte del calvinismo holandés también es cierta", aunque niega que "el duque de Alba [enviado de Felipe II a los Países Bajos durante la Guerra de Flandes] desempeñe ahora un papel en la mentalidad holandesa".

"El duque de Alba no desempeña un papel en la mentalidad holandesa"

Lo que no ayuda a llegar a acuerdos son las formas de decir las cosas, lo que algunos ven como una "arrogancia" típica holandesa a la hora de transmitir su posición. Es algo que suele compararse con el regateo: a un holandés hay que decirle un precio y solo te dirá sí o no, pero a un español se le da un precio y aún hay posibilidad de regatear y bajarlo. "Las culturas española o italiana, por ejemplo, no están acostumbradas a un trato muy directo, a ir al grano, y Holanda está muy ensimismada en las últimas décadas y eso tiene un efecto en su actitud. Los holandeses son directos y toscos, y eso es un detalle clásico", en opinión de Mulder.

Stefanie F. M. Massink, profesora de Historia de las Relaciones Internacionales y autora de 'Los holandeses te darán problemas', una investigación doctoral sobre la relación entre España y Holanda durante la transición democrática, ve desde 2008 signos de "un Gobierno holandés crítico y cuidadoso con la solidaridad europea, en términos de ayuda a los países del sur, que fueron más fuertemente golpeados que Holanda". No obstante, admite la existencia de ciertos estereotipos en algunos sectores de la sociedad, que retratan a los españoles como ciudadanos que no trabajan tanto como los holandeses, que se jubilan con demasiada antelación y que no son buenos gestores de sus economías. Pero esto es algo que se remonta a la crisis financiera y que, subraya, no se extiende a toda la sociedad holandesa.

placeholder 'Los holandeses te darán problemas' solo ha sido editado en inglés. (Twitter)
'Los holandeses te darán problemas' solo ha sido editado en inglés. (Twitter)

"Creo que una de las razones principales por las que los holandeses son estrictos es la económica. Es esa idea de que tienes que ser un buen contable. No puedes tener grandes deudas. Necesitas una economía sana y reformas estructurales. Y luego está la idea de que, si eventualmente accedes a una subvención, entonces debe haber condiciones y control. Algo así como que el dinero no es gratis. Esa es su perspectiva para cualquiera que reciba dinero", añade. Lo cierto es que cuando el Gobierno holandés tuvo que desembolsar varios millones de euros para salvar la aerolínea nacional KLM por el parón de vuelos en la pandemia, los recortes y la austeridad fueron condición innegociable si la empresa quería dinero de los contribuyentes holandeses. Así que ni dividendos ni subidas de sueldo, lo que retrasó la aprobación de esa ayuda.

Cuando el Gobierno holandés pide esas reformas, dice Massink, lo hace con un objetivo claro: mejorar las economías para no tener problemas con la próxima crisis y no tener que volver a pedir dinero. El propio Gobierno holandés, especialmente desde que está Rutte, insiste en la importancia de las políticas macroeconómicas fuertes, y esa es "la premisa principal con la que opera el Gobierno y con la que toma sus decisiones" al frente del país.

Foto: El primer ministro de los Países Bajos, Mark Rutte. (Reuters)

Massink apunta como ejemplo a la última negociación en Bruselas para ajustar los precios del gas en España y Portugal, una iniciativa que Holanda trató de frenar hasta el último minuto. O en 2020, cuando "la gente se estaba muriendo por el covid-19 y Hoekstra dijo que, si el sur hubiera tenido sus cuentas en orden, habría podido lidiar mejor con esto. Eso fue muy doloroso e insultante para la gente que estaba sufriendo en ese momento. Así que quizá también lo que falla son las formas con que se dicen las cosas, que no son muy constructivas. Es mejor explicar tu razonamiento para que la otra parte te entienda", explica. Eso es, de nuevo, el carácter directo y sin fronteras de muchos ciudadanos del país. "Así que entiendo que los españoles piensen: ya están otra vez los holandeses con lo mismo".

Sin embargo, esta moneda tiene otra cara. Holanda es la única que todavía no ha pedido su parte del fondo de reconstrucción que se acordó en 2020, porque también tiene derecho a un monto de casi cinco millones. Primero fue porque solo había un Gobierno interino en 2021, que no tenía capacidad de elaborar el plan que hay que entregar a Bruselas a cambio del dinero. Pero esa era solo parte de la excusa. La realidad es que, cuando la Comisión Europea hizo sus exigencias a Rutte sobre las reformas que Holanda debe poner en marcha para recibir los fondos, la reacción de los políticos holandeses fue: ¿está intentando Bruselas meterse en nuestros asuntos internos? La respuesta neerlandesa a la lista de reformas pedidas por Bruselas es no. El borrador del plan ya está en manos del Congreso holandés, y no incluye ninguna de las peticiones de la Comisión.

Hacer los deberes

Aunque haya matices históricos, sociológicos y políticos, el asunto económico surge antes o después en todas las conversaciones con un holandés. Marcel Jansen, holandés, doctor en Economía y residente en España desde hace 20 años, tiene un diagnóstico claro: "Donde realmente están enfrentadas las posiciones, y siempre lo han estado, es en materia fiscal. Desde la crisis de 2008, España arrastra problemas para resolver su crisis fiscal, y también para sostener sus finanzas públicas, y esto en Holanda es un asunto sagrado. Simplemente no entienden que el déficit no sea la prioridad absoluta. En un medio plazo, Holanda quiere que los paises tengan colchones económicos propios para enfrentarse a sus crisis, y los Estados del sur de Europa están muy lejos de conseguirlo", explica.

En el repunte del encono entre España y Holanda también hay motivos políticos, explica Jansen: "Rutte es un liberal y Sánchez, socialista. Esto no debería impedir una buena relación entre ellos, y de hecho me consta que existe, pero la realidad es que Holanda es uno de los países menos intervencionistas en la economía del mundo y España, uno de los que más. Prohibir el despido en la pandemia, 'topar' los precios de la energía, controlar los alquileres... Todas estas medidas se valoran muy negativamente por los holandeses, que piensan que solo han de intervenir cuando haya un fallo clamoroso del mercado. Siempre optarán antes por dar generosas ayudas a los actores económicos perjudicados en lugar de intervenir políticamente".

La cultura calvinista, siempre tan austera, considera que tener las cuentas saneadas no es de izquierdas ni de derechas

El economista holandés afirma que la crisis de 2008, a la que se refiere como la Gran Recesión, generó un clima de desconfianza contra los países del sur de Europa. Los países del norte, en especial Reino Unido, Alemania y Holanda, se dieron cuenta de que su papel en las crisis iba a ser siempre el de rescatadores. "Esto provoca muchas preguntas en los holandeses. La principal es: ¿y quién nos salvará a nosotros cuando caigamos?", dice Jansen. "En la salida de esa crisis, España ganó mucha credibilidad, porque fue uno de los países más diligentes a nivel financiero de toda Europa. Sin embargo, al final del día, Holanda recuperó 15 puntos de su deuda pública después de la Gran Recesión, y España solo había ganado cuatro antes de la pandemia. Existe, entre algunos votantes del norte, la idea de que esto es culpa de malas políticas, sin sesgo ideológico, porque la cultura calvinista, siempre tan austera, considera que tener las cuentas saneadas no es de izquierdas ni de derechas, sino de ley".

Según Jansen, el ciudadano holandés está más preocupado por la deuda pública de los países del sur que el español: "Los países del norte no olvidan que la situación fiscal en España no es buena, que desde que salió del tutelaje de Europa se ha convertido en el país con más déficit estructural de la Unión. Y, superada la pandemia, esperan que se adopten medidas para corregirlo. Sin embargo, se toman decisiones que los dejan descolocados, como la indexación de las pensiones al IPC por ley, que implica un aumento inmediato del gasto de tres puntos del PIB... sin ninguna cobertura. Ahora que la inflación está disparada, ¿serán capaces de actualizar las pensiones? España se ha comprometido por ley a hacerlo, algo que no se entiende en los países del norte".

"Si los españoles no tienen consenso en una pandemia, ¿lo van a tener en los recortes?"

Por último, el economista, que trabaja como profesor en la Universidad Autónoma de Madrid, deja en el aire una reflexión sociológica: "Cuando regreso a Holanda, noto que sigue existiendo un debate continuo sobre cómo mejorar las instituciones, cómo mejorar los sistemas, cómo proteger más a los ciudadanos. En España no siento este reformismo, esta fijación por mejorar. La consecuencia es que Holanda es de los países que más confían en sus instituciones y España, de los que menos de Europa. También echo de menos, como holandés, la capacidad de pactar de los políticos. Quizás en el debate local no se mencione, pero España manda mensajes de desconfianza a Europa cuando no es capaz de alcanzar un amplio consenso político ni siquiera en una pandemia. '¿Y van a tener consenso para sanear las cuentas del país a medio plazo?', se preguntan en el norte. Saben que no, pero aun así esperan que sea España la que se autoimponga los recortes, como los que proponen la AIReF o el Banco de España, y no tener que imponérselos como en el pasado".

"España tiene que hacer sus deberes y ganar credibilidad política en Europa", concluye Jansen, "pero Holanda tiene que revisar sus planteamientos en Europa, porque no puede olvidar que su riqueza depende de una Europa fuerte y unida. Cuando Holanda se obceca con sus vecinos del sur, pienso que desperdicia ocasiones de hacer avanzar a Europa".

En Bruselas, parecen un gato y un ratón. España contra Holanda. Cada reunión es un capítulo de cualquier serie de Netflix. Los más hinchas ven rencor por aquel Mundial de 2010 en el que el gol de Iniesta dejó a Holanda sin copa. Los historiadores ven algún reflejo de la Guerra de Flandes y la supervivencia de las leyendas negras. Los economistas creen que España no sabe tener sus finanzas en orden y Holanda no da un euro gratis. Y los más optimistas no ven un problema concreto con España, sino un conjunto de factores económicos, políticos, culturales e históricos que obliga a la pequeña y liberal Holanda a hacerse notar en Europa.

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