Es noticia
Cómo se vende una invasión: en Ucrania, el frente más peligroso para Putin es el ruso
  1. Mundo
  2. Europa
un 56% teme una nueva guerra mundial

Cómo se vende una invasión: en Ucrania, el frente más peligroso para Putin es el ruso

"Será difícil legitimar la guerra a ojos de los rusos", aseguran los analistas. Se tendría que retratar a Ucrania como una amenaza, "un Estado terrorista, para justificar una invasión"

Foto: Vista general del Kremlin y la Plaza Roja en Moscú. (EFE/Maxim Shipenkov)
Vista general del Kremlin y la Plaza Roja en Moscú. (EFE/Maxim Shipenkov)

"Ucrania es un juguete de Occidente", titula el medio Ria Novosti, citando al expresidente Dmitri Medvedev. En el estatal Perviy Canal (Primer Canal) se dice que “nuestros colegas occidentales son, sin ninguna duda, en un Estado de frenesí belicista”; mientras el Komsomolskaya Pravda, una de las cabeceras más importantes de Rusia, publica en sus páginas afirmaciones como “¡Donetsk ha sido rodeado! Las cibertropas de Ucrania y la OTAN han empezado una nueva guerra en el Donbás”. No son la excepción, sino la regla en los medios rusos, donde el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, suele ser tildado de "payaso" o "títere" sometido a Occidente.

Rusia sigue sosteniendo en sus declaraciones oficiales que no quiere ir a la guerra, pero continúa acumulando tropas en la frontera ucraniana y acusa a Estados Unidos de estar empujando al país hacia la confrontación directa. Al delicado vals de amenazas y demandas de seguridad a Occidente se añade el de puertas a dentro, con la propia población rusa. "Sería difícil legitimar la guerra [de larga duración] a ojos de los rusos", sostiene Kirill Shamiev, analista de política rusa, a El Confidencial. Para ello, asegura, se tendría que retratar a Ucrania como una amenaza, "un Estado terrorista, para justificar una invasión".

Una guerra abierta con Ucrania sería un conflicto largo y sangriento. Ucrania tiene cerca de 200.000 soldados, armamento militar enviado por países occidentales, milicias entrenadas para luchar y un extenso territorio (el segundo mayor de Europa). El escenario es distinto al de Georgia en 2008, cuando Rusia defendió a sus aliados de Abjasia y Osetia del Sur en una guerra que apenas duró 12 días.

Foto: Tropas rusas durante recientes movimientos militares en la región de Rostov. (Reuters/Sergey Pivovarov)

Los medios rusos ya difunden una mala imagen de su vecino del oeste, una campaña que empezó en 2014 con las protestas del Maidán, conocido por sectores contrarios despectivamente como “Euromaidance”. Shamiev recuerda que “los rusos, especialmente los que crecieron en la Unión Soviética, tienen muchos conocidos ucranianos. Y una guerra así rompería estos vínculos, a veces físicamente”, por eso es necesaria esta campaña contra ellos para convencer al ruso de a pie, que teme una "nueva guerra mundial" y una devastadora crisis económica.

"La situación es muy difícil. El pueblo ucraniano son nuestros hermanos y hermanas", defiende Igor, ciudadano de Moscú, a este diario. Pero está convencido, como muchos rusos, de que el responsable último de la crisis es Estados Unidos.Las autoridades estadounidenses tienen la culpa de la situación en Ucrania hoy, donde se anda con carteles de Stepan Bandera, pero todos intentan culpar a Rusia”. Stepan Bandera fue un colaboracionista nazi de la Segunda Guerra Mundial, reivindicado por sectores de la extrema derecha ucraniana como un héroe.

Foto: Refugiados que huyen de la guerra en Ucrania llegan a Varsovia, Polonia (EFE/EPA/Marek)

A día de hoy, según datos de Levada, un centro de opinión independiente, el segundo mayor miedo de los rusos es una Guerra Mundial, con un 56%, por encima del abuso de poder o pobreza, entre otros. Igor cree que no se llegará a una “Tercera Guerra Mundial”, pero sí “habrá una guerra local”, como un conflicto entre Ucrania y las autoproclamadas repúblicas populares del Donetsk y Lugansk. Estos territorios controlados por rebeldes rusos llevan enfrentándose al ejército regular ucraniano y a milicias desde el 2014. El pasado 19 de enero, el Partido Comunista ruso propuso reconocerlos como Estados. El reconocimiento de Rusia —sería el primero en hacerlo oficialmente— implicaría que en caso de ataque ucraniano sobre estos territorios, Moscú podría acudir en su ayuda.

Sanción internacional, bolsillo local

Rusia lleva diez años de estancamiento económico. La crisis global, sumada a las sanciones pos Crimea y la pandemia, ha castigado el bolsillo de las familias rusas durante mucho tiempo y un nuevo frente bélico y financiero podría empeorar la situación. Pero incluso en lo económico y el juego de sanciones, Rusia también está bailando un delicado vals.

Foto: Fotografía: Reuters/Kim Kyung-Hoon.
TE PUEDE INTERESAR
Cinco mapas para entender el tablero ucraniano mientras Rusia mueve sus fichas
L. Proto Infografía: Rocío Márquez

Las acciones de las principales empresas rusas se desplomaron el pasado 24 de enero, cuando Estados Unidos ordenaba la evacuación de las familias de sus diplomáticos en Ucrania. La Unión Europea es el principal socio comercial de Rusia. A su vez, el gigante euroasiático es un socio comercial clave para países europeos como Alemania, Países Bajos o Polonia. A pesar de estas relaciones comerciales, Alemania (junto con EEUU) han advertido a Moscú que si invaden Ucrania cerrarán el Nord Stream 2, un gaseoducto que suministra gas ruso a la principal economía europea. Washington también ha advertido de la posible expulsión de Rusia del sistema Swift de transferencias, lo que dejaría a los bancos rusos desconectados del sistema financiero global, así como sanciones a la industria aeroespacial y armamentística, dos sectores fundamentales para la economía rusa.

"Las sanciones duras tendrán consecuencias duras. Rusia es una parte importante de la economía global", sostiene Oleg Ignatov, analista del grupo de análisis Crisis Group. Sin embargo, advierte: “Esto es una ventaja para Rusia. Será difícil para Occidente aplicarlas porque les afectarán también, especialmente a Europa”. Rusia ya ha avisado que si se expulsa a sus bancos del Swift, responderá cortando el paso de gas natural. Un botón rojo que perjudicaría a toda la UE, pero que dejaría prácticamente secos a países de Europa Oriental como Eslovaquia, Polonia o los países bálticos. Rusia ya cerró el grifo del gas entre 2005 y 2008 a Europa Oriental por disputas entre gobiernos, y este mismo año amenazó a hacer lo mismo a Moldavia por impagos. Estados Unidos se ha ofrecido como proveedor de emergencia.

Foto: Tropas rusas, durante un ejercicio militar junto a Bielorrusia en Kaliningrado. (Reuters/Vitaly Nevar)

Estudios del Centro Levada aseguran un 63% de los ciudadanos rusos están preocupados por la posibilidad de más sanciones de Occidente, en mayor o en menor grado. "La combinación de estas sanciones puede perjudicar tanto al presupuesto de Rusia como los bolsillos del ruso de a pie y el estilo de vida de la clase media", explica el analista. Conllevaría un colapso de 'stocks' y la caída del valor del rublo, como ya sucedió en 2014.

Ese año Rusia se anexionó la península de Crimea, y las sanciones de respuesta golpearon la divisa rusa, que en un año pasó de cambiarse 45 rublos a un euro, a 75 rublos. En el momento de publicación de esta pieza, el euro se cambia a 88,19 rublos. Esta pérdida de valor de la moneda perjudica a Rusia y su economía a la hora de realizar importaciones y exportaciones, debe gastar más dinero para obtener los mismos productos. Una guerra abierta contra Ucrania acentuaría estos problemas.

Foto: Los reservistas ucranianos asisten a un ejercicio militar en un campo de entrenamiento cerca de Kiev, Ucrania. (EFE/EPA/Sergey Dolzhenko)

En caso de una agresión a Ucrania, “la UE tendrá que imponer sanciones y Rusia responderá y no menos duramente. Será un conflicto largo y difícil”, dice Ignatov. Un golpe económico de gran envergadura podría despertar el descontento de los ciudadanos rusos. Por eso, asegura Shamiev, en caso de conflicto “el Kremlin podría incrementar la escala de las represiones para mantener la sociedad calmada. No tolerarían ningún movimiento por la paz, de oposición o cualquier tipo de activismo independiente durante la guerra”.

Problemas en casa

Al golpe que supondrían sanciones adicionales para una economía ya frágil, habría que sumar otros factores como la limitación de la libertad de prensa y la persecución a cualquier voz disidente, con el ejemplo más conocido en Occidente de Alekséi Navalni, el opositor ahora encarcelado. Esto, advierten analistas, podría alimentar nuevas protestas que podrían superar a las de 2011. Ese año fueron especialmente multitudinarias, teniendo en cuenta el contexto ruso, con concentraciones de más de 100.000 personas gritando en las calles contra la corrupción y la falta de libertades.

La ola de movilizaciones más reciente fue en el invierno de 2021, cuando en las calles de muchas ciudades rusas, especialmente en las grandes urbes como San Petersburgo y Moscú, se realizaron manifestaciones contra el envenenamiento y encarcelamiento de Navalni a pesar de las bajas temperaturas (con ciudades a 40 grados bajo cero) y de la represión policial. La respuesta de las autoridades fue más allá de las porras: estudiantes universitarios han sido expulsados de sus centros, ciudadanos han perdido sus trabajos o jóvenes han sido obligados a prestar servicio militar.

Foto: El opositor ruso Alekséi Navalni. (EFE)

Aunque para los rusos está claro que la OTAN y —especialmente— Ucrania son los responsables de la escalada (apenas un 4% cree que el culpable sea Moscú), los ánimos son bien distintos a los de 2014. Durante un tiempo, la oleada patriótica sin precedentes de ese momento y la percepción de que el país estaba amenazado sirvió como compensación simbólica a los problemas socioeconómicos. Entonces, la acción militar (vista como defensiva o preventiva) se veía justificada. Pero el efecto de 'seguir a la bandera' contra un enemigo externo se empezó a disipar con el tiempo. Quizá Putin y la maquinaria propagandística mediática pueda revivir el sentimiento. Pero en esta ocasión, los rusos de a pie no quieren guerra... No la entenderían.

"Ucrania es un juguete de Occidente", titula el medio Ria Novosti, citando al expresidente Dmitri Medvedev. En el estatal Perviy Canal (Primer Canal) se dice que “nuestros colegas occidentales son, sin ninguna duda, en un Estado de frenesí belicista”; mientras el Komsomolskaya Pravda, una de las cabeceras más importantes de Rusia, publica en sus páginas afirmaciones como “¡Donetsk ha sido rodeado! Las cibertropas de Ucrania y la OTAN han empezado una nueva guerra en el Donbás”. No son la excepción, sino la regla en los medios rusos, donde el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, suele ser tildado de "payaso" o "títere" sometido a Occidente.

Ucrania Vladimir Putin
El redactor recomienda