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Un 'efecto Ayuso' no es suficiente: el voto útil se lleva por delante a la derecha del PSD en Portugal
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Un 'efecto Ayuso' no es suficiente: el voto útil se lleva por delante a la derecha del PSD en Portugal

En septiembre, la derecha del PSD se hacía con la alcaldía de Lisboa, un revulsivo que pensaban utilizar en su escalada al gobierno. El domingo, el socialista Costa era reelecto con mayoría absoluta. ¿Qué ha pasado aquí?

Foto: El líder del PSD, Rui Rio, en su discurso tras la derrota electoral. (Reuters/Rodrigo Antunes)
El líder del PSD, Rui Rio, en su discurso tras la derrota electoral. (Reuters/Rodrigo Antunes)

El pasado septiembre, las elecciones municipales portuguesas propinaban un duro golpe al Partido Socialista (PS) del primer ministro, António Costa. Desafiando todos los sondeos, Carlos Moedas, un 'outsider' se hacía con la alcaldía de Lisboa como candidato del conservador Partido Social Demócrata (PSD). El partido, en la oposición desde 2015 y en una de sus horas más bajas, vio la capital como una plaza privilegiada desde la que hacer oposición (en Portugal no hay niveles de gobierno intermedios entre la administración central y los municipios) al Gobierno central. Una suerte de 'efecto Ayuso' donde —salvando todas las distancias— el PSD tendría un revulsivo adicional para disputar el Gobierno a la izquierda, cuya coalición venía implosionar en noviembre precipitando el adelanto electoral del domingo. Pero nada de eso ha bastado para resucitar a la derecha portuguesa.

En su momento, el propio Moedas —que por lo demás es más moderado que populista— admitió la metáfora ayusista, aunque con esos límites. “¿Puede hablarse de efecto Ayuso? En el sentido de que hemos levantado la esperanza de que era posible derrotar al Partido Socialista”, dijo en una entrevista con el diario español 'ABC'. Pero los resultados de las elecciones legislativas de este domingo fueron elocuentes: Costa y el PS lograban su añorada mayoría absoluta y el PSD se hundía por debajo del 30% de los votos. Concretamente, el 27,8% de los sufragios, similar al de las elecciones de 2019 (que ya era el peor desde 1976) pero que se han traducido en tres diputados menos en el Parlamento, hasta los 76, frente a los 117 del PS y la derrota en todos los distritos electorales continentales.

Foto: El primer ministro portugués, António Costa, rodeado de periodistas. (Reuters/Pedro Nunes)

La noche del domingo, el discurso del candidato del PSD, Rui Rio, se hizo esperar, pese a que los resultados preliminares ya apuntaban a una debacle. Los ánimos en la sede de campaña del partido en Lisboa eran aciagos. Cerca de la medianoche, el aspirante salió a reconocer la derrota en una alocución en la que abrió la posibilidad de dimitir como presidente del PSD. “Con este escenario de mayoría absoluta por los siguientes cuatro años, no veo cómo puedo ser útil”, dijo Rio.

El golpe ha sido especialmente duro después de que en la última semana las encuestas dieran un empate técnico con el PS e incluso abrían la puerta a una victoria de la derecha. Los distintos sondeos eran tan consistentes que pocos días antes de las elecciones, un Rio lleno de confianza le sugirió a Costa: "aproveche los últimos días de campaña para que, en caso de perder, pierda con dignidad". Y después de los sondeos llegó la realidad. Mayoría absoluta del PS impulsada por una inesperada comparativamente alta participación pese a la pandemia.

"Los resultados de ayer han sido una sorpresa, también dentro de la propia dirigencia política", asegura David Veloso, investigador de la Universidad de Lisboa, a El Confidencial, citando fuentes internas de los partidos. Ahora, analistas, observadores y muchos votantes del PSD se preguntan, ¿qué ha sucedido aquí?

La capital, un búmeran electoral

La victoria socialista se fraguó en parte, precisamente, en la capital. “La elección de Moedas fue una sorpresa total. Esa victoria aumentó las expectativas y ayudó a motivar al PSD, que pensó: tenemos una opción”, asegura Mariana Mendes, politóloga portuguesa del Fórum Midem, en la Universidad de Dresden. La captura de Lisboa —feudo tradicional de la izquierda— cuando las encuestas lo colocaban casi una veintena de puntos por detrás del candidato socialista y sucesor de Costa— ayudó vender al público “que [el partido] tenía opciones de gobernar”, añade Veloso.

Foto: Una terminal del puerto de Sines, en Portugal. (Reuters/Rafael Marchante)
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Pero, en el momento de la verdad, se ha demostrado que Costa ha sido más habilidoso para dominar la narrativa de su derrota en las municipales y utilizar a su favor el auge del PSD. El primer ministro hizo del "voto útil para la gobernabilidad" el pilar de su campaña, logrando una inesperada movilización y concentración del voto de la izquierda que finalmente le ha brindado la mayoría absoluta. "Lisboa parecía un primer aviso de lo que podía ocurrir [si la izquierda no se movilizaba o el voto se fragmentaba]. El recuerdo de lo que pasó en Lisboa disparó el voto útil de la izquierda [al Partido Socialista]", dice Veloso.

El búmeran electoral no solo se dejó sentir en la capital. Por primera vez en la historia de la democracia portuguesa, el PS ganó en todos los distritos electorales, con la única excepción de Madeira. El PSD perdió incluso Oporto, la segunda mayor ciudad del país y un tradicional bastión conservador donde el propio Rio gobernó la Cámara municipal entre 2002 y 2013. La diferencia en la ciudad, eso sí, fue de apenas de 500 votos.

placeholder El líder de la ultraderechista Chega!, André Ventura, celebra los resultados. (Reuters/Rodrigo Antunes)
El líder de la ultraderechista Chega!, André Ventura, celebra los resultados. (Reuters/Rodrigo Antunes)

“Una primera conclusión es que fallamos en convocar ese ‘voto útil’ en el PSD, necesario para gobernar. Si uno mira los resultados del Partido Socialista, obtuvo gran parte de los votos del Bloque de Izquierda y del Partido Comunista. De nuestro lado, hacia la derecha, no se produjo ese fenómeno”, admite Alexandre Poço, diputado electo por el PSD, en conversación con El Confidencial. Y mientras Costa movilizaba a su electorado, atraía a votantes moderados de sus exsocios de gobierno e incluso a algunos de centro del PSD, el voto de la derecha se fragmentaba.

La ultradecisión del PSD

El escenario que deja la noche electoral muestra cómo dos partidos hasta hace poco residuales, Chega! (ultraderecha) e Iniciativa Liberal (neoliberales), amenazan la hegemonía del PSD en el bloque de la derecha: su electorado aumentó, pero de los 548.300 votos nuevos, 300.000 fueron para Chega! y 200.000 fueron Iniciativa Liberal (IL ). El primero ha pasado de un escaño a ser tercera fuerza con 12 y el segundo, de uno a ocho escaños.

“Una dinámica muy similar a España [con la llegada de Ciudadanos y Vox]”, apunta Mendes. En este paralelismo —salvando de nuevo las distancias— "la situación del PSD no es tan crítica como la del PP [en primavera de 2019]", advierte Veloso. Pero la emergencia de Chega! como tercera fuerza en la nueva Cámara portuguesa enfrenta a la derecha tradicional a la disyuntiva de mantenerse en el centro para disputar el masivo voto moderado —pero más difícil de movilizar— o radicalizarse hacia la derecha para no perder al sector más ideológico.

Aunque no se prodigó y en muchas ocasiones se le atacó por ambiguo, Rio llegó a asegurar que diría 'no' a un hipotético gobierno de coalición con Chega! y acusó a Costa de "intoxicar a la opinión pública" agitando el miedo a la posible entrada de los ultraderechistas en un gobierno de la mano del PSD". Por su parte, animados por el buen resultado electoral, en Chega! ya se están vendiendo como la nueva y verdadera oposición derechista a la mayoría absoluta de Costa en el Parlamento. Su líder, André Ventura, asegura que el PSD no ha cumplido su papel.

Foto: El líder de la ultraderecha portuguesa, André Ventura, durante la campaña presidencial. (EFE/Octavio Passos)

Esto podría reforzar las corrientes más conservadoras del PSD que, en plena crisis de liderazgo, otorgó el año pasado —no sin reticencias— la candidatura a Rio en unas primarias. Su fracaso pueden reforzar a algunas de las figuras que apuestan por un giro en su relación con los de Ventura, rompiendo el frágil cordón sanitario hacia la ultraderecha. "Rui Rio se presentó como una figura muy centrista, ese fue el espacio que Rui Rio quiso disputar. A la derecha del PSD no gustó y al [votante de] centro le pareció muy ambiguo [sobre su postura en el cordón sanitario a Chega!]", asevera Mendes.

Foto: El primer ministro portugués, António Costa. (Getty)

“[Hay que tener en cuenta] que el Partido Socialista no estaba ni mucho menos en una posición crítica”, explica Veloso sobre la fallida apuesta de Rio. Durante la pandemia, el Gobierno de Costa logró obtener el consenso de casi todas las facciones políticas, incluso de la derecha. También se ha conseguido esquivar una crisis de desempleo gracias a medidas similares a los ERTE. “No ha habido una polarización como en España, y no quemó al PS. Estaba en buen momento”, continúa el investigador.

Por el momento, aunque Rui Rio ya ha dado señales de estar dispuesto a dimitir, el partido se lo toma con calma, según fuentes de la formación al diario 'Público'. Rio quizás incluso sobreviva, pese a que ha perdido todas las elecciones desde que se convirtió en líder de la formación. Aunque es pronto para decir nombres, algunos se han apresurado a apuntar al propio Moedas. En medio de las lúgubres escenas de la noche electoral en el PSD, el alcalde lisboeta se acercó a "dar un fuerte abrazo" a Rio y aseguró que no está pensando en el liderazgo del partido, y que su lugar está en Lisboa.

“La elección de Carlos Moedas nos llenó de esperanzas de poder conseguir el mencionado ‘efecto Ayuso’, es decir, una remontada electoral para cambiar al Gobierno del país”, lamenta el diputado Poço. “Es una gran frustración. Fuimos a estas elecciones para vencer y nos fuimos con una gran derrota”, concluye.

El pasado septiembre, las elecciones municipales portuguesas propinaban un duro golpe al Partido Socialista (PS) del primer ministro, António Costa. Desafiando todos los sondeos, Carlos Moedas, un 'outsider' se hacía con la alcaldía de Lisboa como candidato del conservador Partido Social Demócrata (PSD). El partido, en la oposición desde 2015 y en una de sus horas más bajas, vio la capital como una plaza privilegiada desde la que hacer oposición (en Portugal no hay niveles de gobierno intermedios entre la administración central y los municipios) al Gobierno central. Una suerte de 'efecto Ayuso' donde —salvando todas las distancias— el PSD tendría un revulsivo adicional para disputar el Gobierno a la izquierda, cuya coalición venía implosionar en noviembre precipitando el adelanto electoral del domingo. Pero nada de eso ha bastado para resucitar a la derecha portuguesa.

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