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El economista de Harvard que quiere salvar al país más pobre de la UE de sí mismo
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El Macron de los Balcanes

El economista de Harvard que quiere salvar al país más pobre de la UE de sí mismo

Un partido que hasta unas semanas no existía ha ganado con más holgura de la esperada las elecciones legislativas celebradas en Bulgaria este domingo

Foto: Kiril Petkov vota en las elecciones del 14 de noviembre en Sofía, Bulgaria. (Getty/Hristo Rusev)
Kiril Petkov vota en las elecciones del 14 de noviembre en Sofía, Bulgaria. (Getty/Hristo Rusev)

Un partido que hasta hace unas semanas no existía ha ganado con más holgura de lo esperado las elecciones legislativas celebradas en Bulgaria este domingo, y liderará los esfuerzos para formar una coalición de gobierno que saque el país balcánico —el más pobre de la Unión Europea y presa de una sangría demográfica de décadas— del bloqueo político que lo ha llevado a ir a las urnas tres veces en apenas ocho meses.

Con más del 90% de los votos escrutados, el debutante Continuemos el Cambio (PP, en sus siglas búlgaras) habría obtenido más de un 25,4% de los sufragios, casi tres puntos porcentuales más que los conservadores del GERB que lidera el ex primer ministro que ha dominado la política búlgara desde 2009. El recuento no incluye los votos de la numerosa diáspora búlgara, que se espera que haya apoyado mayoritariamente este nuevo proyecto contra la clase política tradicional en Bulgaria.

Foto: Protesta antigubernamental en Sofía. (Reuters)

Continuemos el Cambio debe su éxito a la popularidad de sus dos colíderes. A sus 41 años, el economista, emprendedor y graduado en Harvard Kiril Petkov fue hasta septiembre ministro de Economía en el Ejecutivo interino formado tras los comicios de abril, los primeros de este ciclo de elecciones, del que hasta el momento no ha salido una mayoría clara capaz de instalar un Gobierno.

De buena apariencia física y ducho en el arte de hacer 'memes' en las redes sociales, Petkov ha sido comparado por su fulgurante carrera política con el presidente francés, Emmanuel Macron. Junto al también educado en Harvard Asen Vasilev, una especie de Sancho Panza del Quijote Petkov que le acompañó como titular de Finanzas en el Gabinete interino de tecnócratas, el Macron de los Balcanes tiene ante sí la difícil tarea de aglutinar una mayoría suficiente en un Parlamento tan fragmentado como el que salió de las urnas en abril y julio.

Con los votos escrutados hasta el momento el tercer lugar sería para el centrista Movimiento por los Derechos y las Libertades, muy popular entre los turcos y otras minorías como la gitana y aliado de Borisov, con más de un 13% de los sufragios. El histórico Partido Socialista habría sacado un poco más de un 10%, mientras que el movimiento anti-élites del cantante de pop melódico balcánico Slavi Trifonov, que ganó por la mínima los comicios pasados, rozaría ese mismo porcentaje. Cierran la lista de grupos parlamentarios el pro-europeo y liberal Bulgaria Democrática, cuyo electorado se ha ido masivamente al nuevo partido de Petkov y Vasilev y se quedaría en menos de un 6%, y los nacionalistas de Revival con un 5% del voto.

Votar por lo "más nuevo"

Para el analista búlgaro Parvan Simeonov, director ejecutivo del centro de estudios políticos y encuestas Gallup International, el triunfo en las elecciones de un nuevo movimiento “populista” de protesta confirma la tendencia de los búlgaros de “votar siempre por lo más nuevo”, como ya hicieron en los pasados comicios dando la victoria al cantante Trifonov.

Foto: Witold Szablowski. (Capitán Swing)

Sin embargo, Simeonov ve positivo el triunfo de Continuemos el Cambio, al considerar que su “populismo” orientado a las clases urbanas tiene un proyecto político más constructivo y de tintes tecnocráticos que no se basa únicamente en el rechazo a Borisov y la clase política tradicional.

Con los resultados mencionados antes sobre la mesa, Continuemos el Cambio necesitará el apoyo o la entrada en el nuevo Ejecutivo de al menos tres de sus potenciales aliados para formar Gobierno. Se trata, siguiendo el orden de su número de escaños, de los socialistas, del movimiento antiélites de Trifonov y de Bulgaria Democrática.

“Los partidos-protesta fracasaron a la hora de formar Gobierno en las dos ocasiones anteriores, y es crucial que tengan éxito en este tercer intento”, asevera Simeonov, quien advierte, sin embargo, de lo difícil que les podría resultar ponerse de acuerdo.

Corrupción endémica bajo la alfombra

Si consiguen armar esta alianza política, Petkov y Vasilev se enfrentarán a una misión aún más ardua. Por una parte habrán de combatir la corrupción endémica que se escondía debajo de alfombras que ellos mismos sacudieron siendo ministros. Y, aún más importante, su Gobierno habrá de ingeniárselas para crear un clima atractivo para los inversores y los jóvenes que detenga la sangría demográfica que amenaza a medio plazo la viabilidad de la propia sociedad búlgara.

Foto: Manifestaciones en Bulgaria. (EFE)

Nada más ser nombrado ministro en mayo, Petkov confirmó que el Banco Búlgaro de Desarrollo había asignado 500 millones de euros en créditos a solo ocho empresas. Este escándalo previamente revelado en la prensa ejemplifica el tipo de prácticas rechazadas en la calle por las decenas de miles de búlgaros que se han manifestado desde julio de 2020 contra Borisov, un colorido personaje conocido por su estilo directo que fue bombero y guardaespaldas del exdictador comunista Todor Zhivkov y del rey sin trono y primer ministro búlgaro Simeón II.

Para propiciar el despegue de la moribunda economía búlgara, Petkov propone una receta en la línea del discurso ideológicamente transversal de Macron: “objetivos de izquierda con medidas de derecha”. En vez de subir impuestos, la formación de los dos exministros independientes aboga por controlar de manera más estricta la distribución de fondos públicos y destinar a educación y sanidad pública el dinero que antes se perdía comprando voluntades o pagando favores.

La economía búlgara ha crecido a un ritmo del 0,92% entre 1997 y 2021

Los resultados de Continuemos el Cambio y sus hipotéticos aliados en estos dos frentes son indispensables para acelerar la creación de riqueza en un país que entre 1997 y 2021 ha crecido de media a un ritmo del 0,92% paupérrimo para una economía pobre y supuestamente emergente como la búlgara.

Sangría demográfica

Entre los retos aparejados a la consecución de la expansión económica está también la mejora de unos sistemas de transporte, educación y salud cuyas deficiencias explican en parte el eterno invierno demográfico de este país de 6,9 millones de habitantes que ha perdido más de un 22% de la población en las últimas tres décadas.

Para poner fin a la emigración acelerada a Occidente y atraer de vuelta a expatriados como lo fueron los dos grandes vencedores de estos comicios, Petkov y Vasilev, el nuevo Gobierno tendrá que abonar el terreno para que suban los sueldos. Según datos oficiales, los búlgaros tienen un salario medio neto de poco más de 600 euros mensuales, el más bajo de toda la Unión Europea.

Foto: Sofia. (EFE/VASSIL DONEV)

Más allá de los números, el partido de las dos estrellas fulgurantes de la política búlgara tiene la responsabilidad de hacer que los búlgaros empiecen a confiar en una clase política a la que desprecian y en la que no creen. Según los expertos, este profundo escepticismo que se remonta a años de mentira institucionalizada y constante bajo el régimen comunista está detrás de la reticencia de la mayoría de búlgaros a vacunarse contra la covid.

Con apenas un 23% de la población vacunada, Bulgaria es el país del bloque comunitario donde menos proporción de la población se ha inmunizado, y ha sufrido junto a la vecina y también escéptica Rumanía una cuarta ola particularmente violenta que ha colapsado los hospitales y sigue dejando a diario partes de muertes propios de tiempos de guerra.

Un partido que hasta hace unas semanas no existía ha ganado con más holgura de lo esperado las elecciones legislativas celebradas en Bulgaria este domingo, y liderará los esfuerzos para formar una coalición de gobierno que saque el país balcánico —el más pobre de la Unión Europea y presa de una sangría demográfica de décadas— del bloqueo político que lo ha llevado a ir a las urnas tres veces en apenas ocho meses.

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