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Bélgica pone a su ejército bajo la lupa por los lazos con la extrema derecha
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CUATRO MILITARES INVESTIGADOS

Bélgica pone a su ejército bajo la lupa por los lazos con la extrema derecha

Esta semana la policía ha hecho registros en tres cuarteles y en ocho viviendas particulares de militares para investigar los lazos con grupos de extrema derecha tras el caso Conings

Foto: Desfile militar durante el día nacional de Bélgica. (EFE)
Desfile militar durante el día nacional de Bélgica. (EFE)

Esta semana la policía judicial de Bélgica ha realizado distintos registros en cuarteles militares y viviendas particulares en una operación contra los movimientos de extrema derecha dentro del ejército belga, según adelantó el diario DH y confirmó la fiscalía. Tres cuarteles militares, los de Florennes, Saint-Trond y Oud-Heverlee, en las regiones de Valonia (región francófona) y Flandes (región flamenca) han sido registrados.

Además de cuarteles militares, la policía judicial ha registrado las viviendas particulares de ocho militares sospechosos de promover mensajes extremistas. La fiscalía ha señalado que no ha habido detenidos y que la operación se ha realizado en coordinación con el ministerio de Defensa. Según el periódico belga Le Soir las pesquisas se centran en cuatro soldados jóvenes francófonos.

La estela del caso Conings

Estas investigaciones llegan tras el último gran escándalo surgido del ejército: el caso de Jürgen Conings, un militar de extrema derecha que estuvo durante un mes en busca y captura después de que robara arsenal militar con el objetivo, confesado, de asesinar a Marc van Ranst, el virólogo más famoso del país, sacudió al país y a las fuerzas armadas.

Conings obtuvo un apoyo popular importante en redes sociales durante las semanas en las que ocupó portadas de los periódicos día sí y día también, y Facebook tuvo que cerrar una página con más de 40.000 personas. Van Ranst tuvo que ser puesto bajo protección. El cuerpo del militar, que de hecho ya había sido investigado poco antes por su vinculación a grupos de extrema derecha, lo que hizo saltar las alarmas por la falta de rigor, acabó apareciendo en un bosque de Dilsen-Stockem, donde según la Fiscalía se había suicidado con una de las armas robadas.

placeholder Un manifestante muestra su apoyo al militar de extrema derecha. (Reuters)
Un manifestante muestra su apoyo al militar de extrema derecha. (Reuters)

La búsqueda de Conings fue un auténtico despliegue militar en todo el país que costó al Gobierno unos 650.000 euros y tras el que se investigaron a 13 personas, muchas de las cuales han dejado de estar suspendidas durante los últimos meses. Esta nueva investigación forma parte de ese esfuerzo que se está realizando desde el caso Conings, aunque fuentes de la investigación han señalado a la prensa belga que se trata de pesquisas independientes.

Como en el caso Conings, la policía judicial estudia esos vínculos con la extrema derecha específicamente en el mundo de las redes sociales. “Las personas potencialmente involucradas son sospechosas de haber difundido o puesto a disposición del público mensajes con la intención de incitar a la comisión de un delito vinculado al terrorismo. Este caso se enmarca en círculos sospechosos de estar vinculados a la extrema derecha”, ha señalado la fiscalía. El ministerio de Defensa belga ya ha defendido que el militar que se suicidó el pasado verano tras un mes de huida se había visto expuesto a mensajes conspiranoicos promovidos por Rusia, que realiza este tipo de propaganda “con la intención de desestabilizar nuestra sociedad occidental y radicalizar” a los ciudadanos, según aseguró el almirante Michel Hofman, que es jefe de la Defensa.

En marzo, dos meses antes de que Conings robara el material militar y comenzara su huida, el ministerio de Defensa confirmaba que había una treintena de militares belgas que estaban siendo vigilados por los servicios de inteligencia del país. Durante algún tiempo el sindicato militar defendió que este tipo de militares con lazos con la extrema derecha no eran nuevos reclutas y que los sistemas de reclutamiento actual detectaban este tipo de casos. “Estos son miembros del personal de mayor edad que se han acercado a la extrema derecha con el tiempo”, defendía en marzo uno de los líderes del sindicato militar. Lo cierto es que el caso Conings y las últimas investigaciones de la policía judicial señalan en otra dirección.

Foto: Activistas de ultraderecha con una bandera del Tercer Reich se manifiestan en Berlín, el 4 de marzo de 2017. (Reuters)
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Más allá de Bélgica

El caso belga no es único. En Alemania se monitorea de manera continua la existencia de grupos de extrema derecha dentro de su ejército. La apertura de investigaciones es continua. En diciembre de 2020 el ministerio anunció pesquisas de un grupo de miembros del cuerpo que eran sospechosos de formar parte del movimiento nazi Reichsbürger, que no reconocen la actual República Federal de Alemania. Una de las unidades de élite del ejército alemán tuvo que ser desmantelada también a mediados de 2020. En mayo comenzó un juicio en Frankfurt contra un militar alemán detenido en 2017 que se había hecho pasar por un refugiado con el objetivo de realizar un atentado y que se culpara a los millones de solicitantes de asilo que entraron en el país durante la crisis migratoria de 2015 y 2016.

Hace solamente algunas semanas fue detenido otro militar alemán con fusiles kalashnikov, armas antitanque y antiaéreas además de granadas desactivadas y munición. El semanario ‘Der Spiegel’ también señaló que contaba con documentación secreta. Él, como el otro militar detenido en 2017, contaba con poco más de treinta años, por lo que en muchos círculos se rechaza la idea de que son únicamente los militares más mayores los que entran en círculos de extrema derecha.

En Francia hace solamente unos días se conoció que se había abortado un plan que pretendía secuestrar al presidente de la República y dar un golpe de Estado. Entre los investigados se encuentran varios policías y militares.

Esta semana la policía judicial de Bélgica ha realizado distintos registros en cuarteles militares y viviendas particulares en una operación contra los movimientos de extrema derecha dentro del ejército belga, según adelantó el diario DH y confirmó la fiscalía. Tres cuarteles militares, los de Florennes, Saint-Trond y Oud-Heverlee, en las regiones de Valonia (región francófona) y Flandes (región flamenca) han sido registrados.

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